Capítulo 31. Tyler

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#ColdNight

***

Apreté mis manos en puños a mis costados, incapaz de alejar la mirada de ese par de chicas que habían llegado simplemente a dificultarme mi noche. Este no era un sitio para ellas, no podría tener paz en el cuadrilátero, sabiendo que quizás la Sirena podría hacerse daño en medio de la multitud.

Sus ojos verdes continuaban clavados en los míos, mientras Sarah se balanceaba de adelante atrás como una chiquilla ansiosa, tratando de ver hacia dónde provenía el bullicio.

Fruncí el ceño mientras dejaba escapar un gruñido y avanzaba hacia ambas.

—¡Te he hecho una pregunta, joder! —le grité, deteniéndome a escasos centímetros de su rostro.

Ella separó sus labios, para después cerrarlos a gran velocidad mientras se dedicaba a tragar grueso. Levantó una mano con timidez y señaló a Sarah.

—Sarah quería fumar hierba —contestó de manera casual y con indiferencia.

Lo que me ocasionó que casi me atragantara ante la carcajada que trató de brotar de mis labios al ver el gesto de repulsión que su amiga le dedicó tras haberla delatado.

—¡Oye! ¿Era necesario que lo dijeras en voz alta? —le regañó.

—Tú me has obligado a mantenerme en este lugar.

—¡Pero porque tú me invitaste!

Arquee una ceja y observé a la Sirena. Ella simplemente sonrió con timidez y comenzó a jugar con sus manos frente a ella.

—Estaba aburrida, sólo quería salir de casa por un momento —explicó.

—Si lo estabas, deberías de haber hecho lo que hacen las chicas normales. "Arreglarse las uñas y ver estúpidas películas de vampiros mientras a la vez mojan su ropa interior por ellos, a la vez que desean que salgan de la pantalla y claven sus colmillos en sus impecables pechos"

Los labios de la Sirena se agrandaron al formar una O, sus ojos brillaron, quizás era un simple destello de diversión, o lo hacían porque quizás quería asesinarme. Cualquiera que fuera la razón, me valía mierda. Solo quería que se largara de ahí en ese mismo instante.

—¿Acaso dijiste pechos, en vez de cuello? —observé a Sarah, quien mantenía su cabeza ladeada esperando mi respuesta.

—No. En realidad si quise decir pechos.

—Eres asqueroso.

—Y tú detestable, ahora largo de aquí.

—No me iré sin la hierba —contestó, levantando su barbilla en mi dirección—. Y tú, chico frío. Mucho cuidado con ir de chismoso a contarle algo de esto a Shane. No quiero que me delate con mis padres.

—¿Quieres hierba? —avancé hacia ella y dejé caer un brazo sobre sus hombros para después arrastrarla hacia adelante, donde la multitud que nos acompañaban esa noche, se encontraban esperando a los luchadores.

Señalé hacia un sujeto alto y flacucho al extremo opuesto del sótano. Sostenía un bolso pequeño en sus brazos, y un grupo de chicos lo rodeaban.

—¿Ves ese sujeto de allá? —ella asintió—. Él tiene la hierba aquí, ve, compra la que necesites y lárguense de aquí, que este no es un sitio para niñas ricas que pueden dañarse una uña.

—Yo he venido a apostar —miré sobre mi hombro, la Sirena se encontraba contando un pequeño fajo de billetes, con su mirada fija en el movimiento de sus manos—. ¿Con quién tengo que hablar?

Cold I y II Temporada©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora