Capítulo 35. Tyler

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#ColdNight

***

Era muy probable que la Sirena se estuviese metiendo en la boca del lobo y aun así, había accedido a acompañarme sin preguntar nada. Lo que me dejaba con la duda si siempre era así de confiada, o sólo lo era conmigo. Aunque pensándolo mejor, quizás ella sabía que si hubiese querido hacerle daño, lo hubiese hecho hace mucho tiempo.

Pero... ahora que lo analizaba, sí le había hecho daño. Cada día, cada minuto que pasé en su casa buscaba la manera de hacerla sentir mal. ¿Y aun así estaba dispuesta a continuar confiando en mí?

Me gustaba, lo había admitido hacía un rato atrás, aunque eso no era suficiente. Entendía el punto de que no podría ofrecerle algo más. Intentar algo conmigo, era tóxico, yo destruía a la gente, así que sabía que no podría llegar a darle lo necesario para que fuese feliz.

Yo era un virus... un maldito virus que poco a poco y sin darme cuenta, terminaba por consumir la vida de los demás.

Apreté el volante con fuerza y apreté el acelerador. En la siguiente avenida giré bruscamente, ocasionando que la Sirena dejara salir un chillido cargado de miedo mientras se agarraba al cinturón con mucha fuerza.

—Hey —me habló de manera pacífica—. ¿Sucede algo, Ty?

—Debo de hacer algo antes de ir a casa —me expresé sin voltearla a ver—. No me tomará mucho tiempo.

—Okaaay —contestó, alargando la "a" más de lo que debería de hacerlo.

Las farolas quedaban atrás a gran velocidad, la oscura noche comenzaba a consumirnos, trayendo a mi mente los malos pensamientos que sólo podían ser calmados de una manera: viendo sufrir a Tara.

Sin darme cuenta, ya me encontraba estacionado frente al hospital psiquiátrico donde la loca pasaba sus días lamentándose a sí misma del daño que había ocasionado a mi familia. Las paredes del lugar se encontraban degastadas, dándole un aspecto tétrico y viejo. Había escuchado en una ocasión a Thiara hablar por teléfono con Nina, donde charlaban sobre la posibilidad de llevar a Tara a otro hospital. Ni siquiera habían terminado de hablar, cuando yo había intervenido de mala manera, evitando a toda costa que fuesen hacer algo como ello.

Aquí podía controlarla, aquí podía verla sufrir; mientras que si la llevaban a otro sitio, muy posiblemente iba a costarme mucho trabajo volver a tomar el control de su vida.

—¿Qué hacemos aquí? —Cuestionó la Sirena después de varios minutos de silencio—. Es un hospital psiquiátrico.

Giré a verla, ella se encontraba pegada a la ventana sin dejar de ver hacia el lugar como una chiquilla llena de curiosidad.

—¿Tyler? —llamó otra vez.

—Sólo necesito ver a mi hermana un momento —hablé, mientras me quitaba el cinturón para después abrir la puerta.

Ella se giró con brusquedad hacia mí, sus ojos se encontraban abiertos de par en par, mientras que sus labios no dejaban de estar separados.

—¿Tara está aquí? —indagó, señalando hacia atrás.

Asentí.

—Pero éste lugar es horrible —murmuró casi para sí misma—. ¿Por qué está aquí?

—No preguntes cosas que no te serán contestadas —dije, viéndola fijamente—. No estás obligada a venir conmigo; no me tomará mucho tiempo.

Abrí la puerta y salí al exterior, una corriente de aire frío, hizo que la piel se me erizara bajo mi chaqueta. Escuché la otra puerta ser cerrada, y poco después, los pasos de la Sirena al acercarse. Caminamos lado a lado y en completo silencio hacia el interior. El sitio se encontraba completamente silencioso, a como siempre lo hacía a ésta hora. Ya todos los enfermos mentales se encontraban en sus habitaciones, dejando descansar a los doctores y enfermeros que trabajaban para atenderlos.

Cold I y II Temporada©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora