Capítulo 42. Ariel

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#ColdDay
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Mi hermano era masoquista.

Ahora no me quedaba ninguna duda de eso.

Me había pedido que lo trajera a ver un partido de fútbol que organizaron sus compañeros de escuela por las vacaciones; traté de todas las maneras posibles el poder cambiar sus planes, pero fue inútil; él quería hacerlo.

Así que ahora se encontraba de pie frente a la malla, apoyando sus manos en ella mientras no perdía de vista a sus amigos, mientras estos corrían tras un balón.

Me detuve a unos metros de distancia a observarlo. Mi corazón se contrajo al pensar en que Landon pronto nos abandonaría, su salud empeoraba cada día que pasaba, ya incluso se había sometido a quimioterapia. Había ocasiones en las que se despertaba en la madrugada sin poder respirar, por lo que debíamos de correr hasta el centro médico donde lograban estabilizarlo.

Desde que me enteré de su estado, lloraba cada noche, sola y encerrada en mi habitación, ahogando mis gritos de frustración con la almohada. No quería que muriera, deseaba con toda el alma poder conservarlo por más tiempo.

Apreté los granizados que acababa de comprar entre mis dedos, tragué saliva con fuerza y me dispuse a caminar en su dirección y de las chicas que nos acompañaban.

—Disculpe —hablé para pedir permiso para pasar en medio de la multitud que rodeaba la cancha.

Estaba a poco de alcanzarlos, cuando un sujeto pasó empujándome con su hombro hasta casi hacerme caer.

—¡Jo! Lo siento —se disculpó el alto rubio que acababa de estirar su mano para así ayudarme a estabilizar—. No te vi.

Fruncí el ceño mientras revisaba los granizados, rogando en mi interior que el tipo no fuese a reconocerme. Aunque a la vez, sabía que era imposible que me recordara, no era a la primer pelirroja que llevaba detenida hasta la comandancia, después de todo.

Su mirada continuaba clavada en mi rostro, las comisuras de sus labios se elevaron en una media sonrisa, mientras se dedicaba a negar con la cabeza una y otra vez.

—¡No me lo creo! —exclamó—. Si tú eres Ariel Green, la chica que colisionó contra el hidrante.

Puse los ojos en blanco.

—Hola, TJ —lo saludé, fingiendo una sonrisa.

—¿Cómo has estado? —descaradamente movió mi rostro, revisando la cicatriz que tenía en la frente tras el accidente—. Veo que tu rostro quedó marcado.

Me encogí de hombros.

—Es mejor eso, ha haber dañado a alguien, supongo.

—Veo que eres una niña muy sensata.

Le dediqué una sonrisa a boca cerrada y no dije nada.

—¿Con quién has venido? Yo he traído a mi sobrino —señaló al portero de uno de los equipos, un adolescente alto y rubio que tenía el número 1 pintado en la parte trasera de la camisa negra que llevaba consigo.

—He traído a mi hermano.

—¿Ah sí? ¿Y quién es? —indagó, sin dejar de observar hacia los niños en la cancha—. Espera, no me digas. Es el pelirrojo que lleva el número 7.

—Está allá —señalé hacia Landon, quien se encontraba riendo junto a Sarah, sobre alguna estupidez que Lizzy acababa de decir.

Los ojos de TJ se abrieron como platos, al percatarse del tanque que se encontraba al lado de mi hermano.

Cold I y II Temporada©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora