Capítulo 8. Ariel

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#ColdDay

***

—Ha estado en constante tratamiento, pero últimamente la he visto más decaída, no come y siempre está arrinconada ahí donde la está viendo —habló Lina, señalándome a la pequeña perra salchicha que me veía con tristeza desde un rincón de su jaula.

Me enderecé, sin dejar de agarrar los barrotes de la jaula y me giré hacia ella. Lina se encontraba anotando en su tabla, sus hombros estaban decaídos, y una expresión de tristeza se extendía por todo su rostro.

—¿Desde cuándo ocurre eso con Elsi? —inquiero, estirando una mano para apretar su hombro.

Sabía lo mucho que amaba Lina a cada animal que llegaba a la guardería, conocía lo mucho que sufría cada vez que llegaban a adoptar a uno de ellos, y peor era cuando perdíamos a alguno de esta manera.

Sus ojos oscuros se cruzaron con los míos, negó con la cabeza y regresó su atención hacia al pequeño animal.

—Desde que adoptaron a Manchas la semana pasada —contestó—. Era quien estaba con ella en la jaula.

Lo recuerdo —asentí—. ¿Hay algo que podamos hacer para que no muera de tristeza?

¿Por qué no le dan otro compañero? —miré sobre el hombro de la veterinaria, Tyler se encontraba caminando en nuestra dirección con el pequeño Cold en sus brazos.

Puse los ojos en blanco. Odié el momento en que a mi padre se le ocurrió la brillante idea de que el idiota éste, viajara conmigo y con Nathan hacia la escuela... ¡Joder! Me estaba quitando valioso tiempo que podía pasar a solas con Nathan.

Cuando salimos de la casa, yo había recibido una llamada por parte de Lina, notificándome lo que sucedía con Elsi, por lo que había decidido desviar mi camino un momento para observar lo que pasaba con la perrita, y a pesar de que le había insistido a él para que continuara con Nathan, se había rehusado, e incluso había bajado del auto para acompañarme.

Miré al otro lado del salón de donde se encontraban los perros de menor edad; ahí, Nathan se encontraba jugando con su móvil, sin siquiera tratar de prestar atención a lo que hacíamos. Había estado molesto conmigo desde el sábado que no logré llegar a su habitación por culpas al imbécil de Tyler; había tratado de explicarle en algunas ocasiones que el nuevo integrante a la familia me lo había impedido, pero por lo general, ese nuevo integrante siempre se encontraba con nosotros, metiéndose en lo que no le importaba.

No creo que pueda ser posible —habló Lina pacientemente—. Elsi llegó aquí junto con Manchas, se acostumbró mucho a su compañía.

No lo sabrás si no lo intentas —continuó él, sin dejar de juguetear con Cold—. ¿Qué tal él? Por cierto... —murmuró, observando la placa que colgaba del cuello del animal—. Tiene un nombre precioso, ¿A quién se le ocurrió llamarlo Cold?

Puse los ojos en blanco y le di la espalda.

Hey, deja de darme la espalda, Sirenita. Eso es una falta de respeto.

Estás en mi territorio, Tyler. Aquí no te temo —contesté, mientras me inclinaba a abrir la jaula de Elsi.

Un territorio lleno de pelos y con olor a mierda... Cada vez me sorprende más su poderío, su alteza.

Puse los ojos en blanco, contando rápidamente hasta casi el número mil... sí, sé que estoy exagerando, pero simplemente necesitaba encontrar una nueva manera para soportar la tentación de no mandar a Tyler a la mierda a cada segundo.

—Entonces, ¿Qué dices abeja reina? ¿Dejamos que Cold acompañe a la pequeña Elsi?

—No —me apresuré a decir, dándome la vuelta—. Cold es un niño malo, el cual puede herir a la pequeña.

Cold I y II Temporada©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora