Pasados algunos minutos de incomodo silencio Rafael fue quien habló.
Mi historia no es muy alentadora tampoco. Todo empezó hace como un milenio, un aquelarre de brujos en lo que hoy es Transilvania fue atacado por una tribu de indígenas que les acusaba de secuestrar niños para sus sacrificios; en esta masacre una bruja joven y recién casada perdió a su esposo el cual fue asesinado. La mujer no soportaba la pérdida y realizó magia de sangre para resucitarle usando como canal sanguíneo un murciélago que rondaba el lugar.
La bruja realizó en la noche el hechizo para traerlo de nuevo solamente que no vivo realmente. La magia de sangre tiene sus consecuencias y usada de manera errada y desesperada trae consigo terribles efectos en quien es aplicada. El hombre volvió pero no realmente vivo, su corazón ya no latía, estaba muy frío, pálido tanto que el sol le quemaba no pudiendo nunca más dejar que éste le alumbrara, condenado así a vivir eternamente en la oscuridad. Pero lo peor y más triste fue la sed de sangre que sentía, la cual era incontrolable y tan fuerte que acabó por morder a su propia esposa; lo que logró detener por una magia más fuerte que cualquier otra, una que se expresa en sentimientos y decisiones, el amor. Solo el amor hizo que se detuviera antes de matarla pero el veneno del vampiro ya estaba en su esposa lo que acabó por convertirla en la misma criatura sedienta de sangre. Los tiempos fueron pasando y de ese matrimonio nacieron dos gemelos pero solo uno de ellos aún vive, puesto que el otro pequeño escapó un día sin saber los efectos del sol y muriendo calcinado ante su hermano que no logró sostenerlo antes de que el otro saliera; ese pequeño soy yo. Condenado a vivir una vida inmortal con el triste recuerdo de mi hermano quemado por el sol; mis padres huyeron al polo norte donde no tenían tantos problemas con la gran estrella, sin embargo yo decidí buscar a alguien que pudiera ayudarnos a sobrevivir al sol. Así encontré al mago blanco el cual logro junto con tu padre crear un pendiente negro que absorbía la luz sin dañar a los vampiros y eso fue lo que durante años hemos llevado a las tribus de vampiros que aceptaron no atacar a humanos a menos que fuesen criminales. Pero lamentablemente no todos aceptan este trato y se involucran con demonios, puesto que de alguna manera somos demonios, aunque otros simplemente se dan al placer desenfrenado de ser adictos a la sangre.
-Es por esta razón que a los vampiros y a los lobos se les llama oscuros.-Comento Abby dando por concluida la historia de Rafael.