Inicié mi camino a la salida y Eco me detuvo de repente.
-Ilai, descubriste el conjuro para revelar a la Maxassim?
-No, lo olvidé por completo! Que voy a hacer ahora mis amigos corren peligro y no se que sucede afuera.
-No puedes salir de aquí sin ese hechizo al menos que...un momento dame el grimorio de tu madre, ahí debe haber algo.
-Anoté algo en él, esta al final.
Allí se leía: max...rival...utzu...
-De veras no lo descifraste. La Maxassim es un artefacto de sangre. Derrama de tu sangre en ella y pronuncia el conjuro.
-Y ese es?-Dije.
-Maxassim rivalúe utzume koh; como no lo adivine antes.-Dijo Eco.-Ahora vete.
Salí corriendo para encontrarme con una horrible escena, un hombre albino con una especie de hoja corta sujetaba a Abby por el cuello amenazando con herirla de muerte. No supe por que razón las mariposas me ocultaron, hasta que unas cuantas posaron en la pluma y otras en la rosa. Supe de inmediato que debía hacer.
-Sikaer.-Dije casi en un susurro. La pluma tomó cuerpo y la daga se formó en mi mano. Hice un leve corte en mi palma para derramar sangre en la rosa al tiempo pronunciaba el conjuro revelador.-Maxassim rivalúe utzume koh!-Exclamé con todas mis fuerzas, en ese momento la mariposas se dispersaron dando paso a una nube de pétalos rojos que se alborotaban en el aire como una tormenta. El hombre albino se distrajo un segundo tiempo suficiente para que Rafael se acercara por la espalda mordiendo su cuello. El hombre se sorprendió y soltó a Abby pero lejos de expresar dolor ante el ataque del vampiro expresó placer.
-Pero que demonios le pasa?-Dijo Amiel.
-Justo eso es, un demonio.-Dijo Jack.
Corrí hacia mis amigos y me aseguré que Abby estuviera bien. - Así que un demonio, tengo algo para él.-Dije levantando la rosa que lejos de ser blanca se había tornado rojo sangre.-Maxassim dumare.
La Maxassim desprendió un aroma embriagador que fue dispersándose hasta el demonio, éste apenas lo sintió corrió tratando de alejarse de aquel olor.
Con una voz áspera se dirigió a mi.-Maldito brujo de donde sacaste eso?
-Eso demonio disfrazado de Romeo albino es la rosa de Maxassim tal vez oíste de ella.
La cara de asombro mezclada con incertidumbre del demonio hizo que no contuviera la risa.
-Brujo idiota crees que te voy a creer. Nadie sabe siquiera si es real.-Dijo con enfado el demonio.
-Si quieres te lo muestro.-Dije con burla.
El demonio comenzó a retorcerse y mudar de aspecto su rostro palideció quedando con un tono grisáceo, sus ojos se tornaron negros como la noche sus dientes puntiagudos, el cabello rubio se le cayó dejando a la vista cicatrices de cortes en si cráneo una túnica blanca pero muy sucia y rota y alas de plumas negras irregulares y desalineadas, uñas largas y sucias y pies descalzos; un maldito ejemplar de ángel caído.
-So que eres feo.-Solté.
El demonio saltó tratando de escapar pero utilicé el tallo de la rosa como un látigo de espinas para atraparle.
-Súeltame brujo.-Dijo el demonio. Y a continuación tomó la rosa con sus manos, pero al ejercer presión en el tallo las espinas se clavaron en él.
La sangre comenzó a derramarse y cuando puse atención a lo que ocurría vi como la sangre se dirigía por el tallo hasta la flor, la cual intensificaba si color rojo.
El demonio pareció perder fuerzas y cayó al suelo, su cuerpo de una consumiendo lentamente quedando como desnutrido; sus alas perdieron su color intenso y plumas comenzaron a caer.
-Aaarggg!!-El demonio agonizaba y clamaba por ayuda, por un momento llegué a sentir lástima por él.
Todos mirábamos atónitos lo que sucedía, solo se escuchaba la agonía del demonio y nadie dejaba de ver como se iba disecando frente a nosotros.
Hasta que de repente un golpe seco en el suelo nos despertó a todos la rosa fue tornándose blanca y acortando su tallo.
Cuando miré hacia atrás me paralice. Abby estaba tendida en el suelo en un charco de sangre.