Después de caminar durante horas por aquel interminable desierto, notamos como la brisa del aire se tornaba más fresca y a lo lejos pudimos divisar el mar de Majtan donde se hallaba la isla.
La arena debajo de nuestros pies se notaba más firme y húmeda conforme nos acercábamos a la costa y dentro de mí los nervios aumentaban en un cien por ciento.
Al llegar a la orilla nos encontramos con una pequeña cabaña de palos y fuera de ella una mujer cubierta de escamas color esmeralda vestida con una especie de top y falda de picos color blanco, en su mano izquierda llevaba un báculo de casi dos metros con algas color verde alrededor y en la punta una gran perla, al vernos la mujer se levantó y se dirigió rumbo a nosotros.
-Lo veo y no lo creo.-Comentó Amiel con gran asombro.-Acaso tú eres una Aquámera del Majtan?
-La mujer hizo una reverencia y sonrió ante el comentario del hada.
-Soy mucho más que eso pequeña hada.-Dijo la desconocida.-Soy una Aquámera oráculo del Majtan, mi nombre es Zafira y los estaba esperando.
-Esperando?-Preguntó Rafael.
-Así es-Respondió Zafira.-Los vi en mis visiones, especialmente a tí, joven brujo.-Dijo mientras me señalaba con sus largos y delgados dedos de uñas plateadas y largas.
-Por qué a él.-Habló Jack poniéndose delante de mí, como protegiéndome.
-Los lobos siempre temperamentales.-Dijo la mujer con una sonrisa en su rostro.-Tranquilo no le haré daño, yo mis queridos soy quien vio la profecía de Ilai.
Al decir eso todos quedamos con la boca abierta, totalmente sin palabras. Ella era quien profetizó mi llegada y mi lucha contra mi tío para salvar al universo de la oscuridad total.
-Ahora todo es muy claro.-Dijo Lucien.-Estas aquí porque aún hay algo más que debes decirle a Ilai verdad?
-Así es.-Respondió Zafira.-Brujo, tu tío permanece en ese castillo ocupando un trono que no le pertenece sino que se lo usurpó a tu padre, tú eres el único heredero al trono de Arthur, debes ir a reclamarlo pero no será sencillo deben enfrentar las defensas del castillo para llegar a tu tío y antes debes preparar tu cuerpo, tu alma y tu espada para la batalla.
-Zafira.-Habló Zamaliel-Que papel juegan los instrumentos sagrados en esta lucha.
-Los siete objetos son para la preparación y la lucha, la vasija de Lusemith y el cáliz de Ritrama serán usados para preparar el alma y el cuerpo de Ilai, la sangre de los elegidos debe derramarse con voluntad propia en la vasija para preparar el brebaje será mezclada con la más poderosa defensa contra los demonios, el néctar de la rosa de Maxassim, el conjuro debe realizarse bajo la luna llena mientras se reflecta su luz en el espejo de Avenuá, el cual quitará las impurezas, una vez listo el brebaje debe verterse sobre la espada, la pluma y la tercera parte en el cáliz de Ritrama para que éste le quite el veneno e Ilai lo beba. De esta forma alma cuerpo y espada estarán purificados. De más esta decir que el conjuro estará en tu mente joven brujo.-Dicho esto último se alejo hacia la orilla.
-Aún no oscureció así que descansemos y preparemos todo lo necesario para el conjuro.-Comentó Lucien.
Yo caminé hacia la orilla, Zafira no se había despegado de ella desde que nos habló, sabía que había algo más que decir y entonces me acerqué a ella.
-Zafira.-Hablé.
-Ilai, al fin vienes.-Dijo ella.
-Siempre un paso adelante.-Comenté.-Se qué hay algo más dime de que se trata.
-Ilai, muchacho, la magia es tan extraña y variante, ni siquiera yo se todas las cosas, quisiera pero no lo sé.-Dijo Zafira apenada.
-Tal vez no todo con claridad pero hay algo más.-Respondí.
-Cuando mates al demonio, porque ya no es tu tío, habrá un desbalance cósmico que no sé como se solucionará, solo sé que los espíritus te lo revelarán en tu mente cuando sea el momento.-Habló Zafira con seguridad.-Toda magia tiene un precio nunca lo olvides.
-Disculpen.-Dijo Dyna.-Ya esta casi todo listo solo resta verter la sangre en la vasija de Lusemith y comenzar.
No había reparado que ya oscurecía, así que la luz de la luna ya nos brindaba su luz, la cual ya se reflejaba en el Avenuá para purificarlo todo.
Retornamos con los demás y allí estaba una vez más la estrella de David que Abby me mostró en aquel bosque, cada uno ocupaba su lugar en ella y en el centro estaba la vasija de Lusemith siendo iluminada por el reflejo de la luna que brillaba en el espejo.
-Ya es hora.-Observó Zafira.
Tomé mi lugar en la estrella tal como la primera vez, frente a mí estaba Dyna, a su derecha Rafael, seguido a él Amiel, yo a su lado, seguido de mí estaba Jack y por último Zamaliel.
-Ilai ve al centro con los objetos hoy yo tomaré el lugar de los brujos.-Observó Lucien.
-Sikaer.-Dije.-Y la pluma en mi mano tomo forma de cetro-daga.
Una vez en mi lugar me senté junto a la vasija, y el conjuro vino a mi cabeza.
-Los espíritus hablaron.-Dije.-Vengan a verter su sangre.
Lucien fue el primero en venir, extendió su mano e hice un corte con la daga en la palma de la mano mientras recitaba el conjuro.
-Redil Otua Dupeer Lakruk.-Comencé a repetir cada vez que realizaba los cortes en mis amigos para que me dieran su sangre.
La última persona en venir fue Amiel, me sentí muy apenado al cortar su mano tan delicada y pequeña, pero sabía lo necesario que era.
Una vez todos dieron su sangre voluntariamente, tomé la Maxassim y presioné la flor con mis manos, ésta comenzó a romperse y verter de su néctar. Una vez más recité el conjuro, en cada paso del ritual que realizaba recitaba las palabras sin cesar. La luz que el espejo reflejaba brilló sobre la vasija y el brebaje cambió de color a una especie de negro azulado, con aroma metálico y a rosa.
-El brebaje está listo.-Dijo Zafira.-Ahora vierte un poco en la espada de Owen, otro en la pluma de Iliangelith y el resto en el cáliz de Ritrama.
Cuando coloqué el brebaje en el cáliz otra vez cambió de color se tornó de un tono más azul no tan negruzco y supe que debía beberlo.
-Es el último paso Ilai, bebe el brebaje.-Dijo Zafira.
Recité por última vez el conjuro y bebí todo de un trago, el líquido quemó mientras bajaba por mi esófago pero al llegar al estómago sentí instantáneamente como una descomunal sobrecarga de energía se esparcía por mi cuerpo.
-Lo he hecho.-Dije.-Pero tengo una duda, qué papel juega en esto la corona de Áprix?
-Qué?-Dijo Zafira.-Aún no lo sabes? Ilai esa corona la hizo tu madre para tí. Es el símbolo de tu linaje real. Además posee las gemas de tu familia; magia ancestral se libera si alguien de tu linaje la utiliza. Acaso nunca la usaste aún?
-Qué? De qué hablas? Nunca me la coloqué, jamás pasó por mi mente.-Respondí
Pues deberías, después de todo te pertenece no es así?-Dijo Amiel.
Tomé la corona de Áprix y la puse en mi cabeza, cuando lo hice las gemas en ella brillaron.
-La corona te ha reconocido, Ilai.-Dijo Zafira.
-Eso que significa?-Pregunté sin entender que ocurría.
-Ahora tu poder esta completo.-Respondió Dyna.-Tus ancestros te reconocieron Ilai.
-Ahora estas listo joven brujo.-Dijo Lucien.-En marcha.
Tomamos todo lo necesario para la batalla, dejamos lo innecesario con Zafira y marchamos a mi castillo. A reclamar mi trono.