La más dura verdad

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-Mi casa no está lejos de aquí pero no se si mi madre lo tomará tan bien que llegue con ustedes. Puede que se asuste.-Dije, aunque temía por el bienestar de ella.
-Mi joven brujo tu madre nos conoce, sabe que si estamos cerca es para protegerlos.-Espetó Lucien con gran seriedad.
-Está bien vamos.-Contesté con cierto temor, no sabía que pasaría.
Comenzamos el camino a casa a paso acelerado, mientras que las nubes se tornaban negras a mucha velocidad y se formaba una especie de espiral en el cielo (bastante tenebroso para serles sincero). Creí que sería un tornado pero las palabras de Abby congelaron mi sangre.
-La oscuridad se acerca, dijo temblando y con los ojos blancos.
Maldición!-Dijo Rafael-Esto se pone muy mal.
En ese momento el lobo gritó con todas sus fuerzas-¡Corran!
Cosa que todos hicimos sin cuestionar. Un segundo después de comenzar a correr detrás nuestro cayó un rayo que quemó por completo el pasto en el lugar.
-Esto no puede estar peor-Dijo el hada con terror.
-Vamos mi casa esta cerca! No se detengan.-Dije volteando solo para ver lo más horrible! Tras de nosotros corrían tres sombras de ojos rojos y brillantes como el fuego.-Que son esas sombras!?
Abby volteó para verlas y no vio la raíz que había en el suelo, provocando que cayera. No se como pero pronuncie un conjuro y de mi mano se liberó una esfera negra con un vapor alrededor, mi tiro no fue muy certero por lo que lo hice nuevamente.
-Narí sek et!!-Grité!
La segunda esfera salió de mi mano directo a una de las sombras que estaba a punto de atrapar a Abby, ocasionando que comenzara a retorcerse en el suelo mientras sus ojos se iban apagando lo que le dio tiempo a Abby de correr hacia nosotros. Zamaliel agitó sus 6 alas y una ventisca alejó a las sombras derribándolas, acto seguido Lucien hizo un conjuro y una especie de barrera invisible apareció impidiendo el paso a las sombras.
Cuando estábamos a unos 5 metros de la entrada de casa la barrera estalló como un cristal, fue en ese momento que vi algo que no esperaba, mi madre salió corriendo rumbo a nosotros, acto seguido saltó para esquivarnos e interponerse entre nosotros y las sombras.
-Hechiceros aléjense de mi hijo!!-Acto seguido pronunció un conjuro.-Ribna sek. De las manos de mi madre comenzaron a salir una especie de "rayos" pero que ardían como fuego. Éstos impactaron a dos hechiceros pero un cuarto apareció y acestó un golpe en mi madre con una daga de hueso que portaba en su mano y pronuncio: narí sek et. Mi madre salió disparada hacia nosotros Zamaliel la alcanzó antes de estrellarse y dijo: Las tinieblas retrocedan! Acto seguido una luz más brillante que el sol resplandeció en él y los hechiceros huyeron en una sombra que los tragó.
-Madre!-grite desesperado.
-Ilai no la toques! Agoniza-espetó Amiel con lágrimas en los ojos.
-Hijo-pronunció mi madre casi en un doloroso susurro.-ve con ellos te cuidarán.
-Pero madre ni siquiera se la verdad sobre ti o sobre mi; no se quien soy en verdad.-Contesté llorando.
-El bloqueo no se romperá lo hice para cuidar de ti, no importa tu pasado ya, vive el hoy y si los ancestros lo permiten el mañana, Abby ella te va a ayudar a entender es la mejor oráculo que conozco y te quiere. Cuidará de ti mejor que nos...
Su frase nunca llego a su fin antes que lo hiciera mi madre me dejó solo con lo que hasta ese momento pude saber del pasado. Esa fue mi mas dura verdad.
-Vamos hijo entremos aquí no es seguro. Libera el alma de tu madre y entremos ella será un ancestro que cuidará de ti.
-Migna she tum
Las palabras salieron de mi boca y mi madre comenzó a brillar elevándose y convirtiéndose en una luz que se fue tornando gris y entro por mis ojos desapareciendo, dejándonos.

CON LOS  OJOS ABIERTOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora