-Se encuentran bien?-Pregunté con voz entre cortada.
Cuando miré a mi alrededor mis compañeros estaban luchando con las hiedras.
Amiel usaba un polvo que desprendían sus alas para secarlas, Abby sostenía una bola de cristal que emanaba un brillo parecido al sol que las comenzó a quemar; por otra parte Rafael usaba su velocidad para evadirlas y a las que le agarraban las arrancaba de raíz, Jack como era de esperarse tomó forma de lobo y destruía en varios trozos cada hiedra con sus garras y fauces, Lucien por su lado se limitó a crear un campo a su alrededor que impidió el ataque de las hiedras y Zamaliel de manera sorprendente luchaba con una criatura muy fea con silueta de mujer algo encorvada piel como el tronco de un árbol dedos puntiagudos mas parecidos a largas espinas que a dedos, su cuerpo vestido en hojas verdes, rostro horrible y dientes afilados, horribles ninfas. Zamaliel ya no vestía su túnica blanca sino que portaba una armadura plateada y blandía una especie de lanza con filo de espada tan brillante como la armadura. Su estilo de combate era tan elegante y preciso como su imagen creando un verdadero espectáculo. De pronto un agudo grito agonizante marcó el fin de la pelea y la ninfa se hizo polvo frente al ángel.
-Si todos bien.- dijo Zamaliel al concluir su combate.
-Sashi et-Dije y la tierra se unificó cerrando los abismos creados por Ádenek.
-Huelo humedad.-Dijo Jack-De seguro el lago esta cerca.
Atravesamos un grupo de pinos y al otro lado en un bajo se divisaba el lago de Narciso un hermoso lugar lleno de paz, aves cantando, mariposas volando un paraíso en el bosque.
-Llegamos-Dijo Amiel con entusiasmo.
Al otro lado del lago se veía un especie de quincho dentro del agua conectado a la orilla por un angosto puente de madera.
-Allí dentro podrás ver a Narciso, fue donde tu madre cerró su alma para no perderlo tras su muerte.-Me dijo el hada.
Cuando quisimos avanzar juntos simplemente cada flor de narciso que había allí liberó una especie de polen creando una barrera que impidió el paso de mis amigos, yo crucé distraído hasta que escuche el grito de Abby llamándome.
-Ilai! Como lo hiciste?-Dijo ella.
-Solo caminé.-Dije confundido.
De pronto una voz suave se sintió en el lago.
-Lo lamento, solo alguien con la sangre de mi amada amiga entra en este lugar es algo que acordamos por protección. Ella sabía que algún día volveríamos a juntarnos.-Dijo la voz.
-Narciso? Eres tu?-Pregunté con voz fuerte.
-Querido Ilai no temas. Ven a verme.-Respondió.
-Aguarden aquí.-Le dije a mis compañeros.-Y tengan cuidado.
Las flores parecían abrirse marcando el camino por donde ir hasta el puente.
Empecé a caminar y poco a poco el lugar se hacía cada vez más familiar, las flores el lago, todo allí me resultaba conocido.
Al llegar al puente note que no llegaba hasta la orilla; mire hacia el quincho confundido y pude ver a Narciso. Un hombre alto elegante cabello rubio ojos azules vestido de un pantalón de lienzo beige y camisa de gasa blanca, descalzo con un cordón negro con una piedra triangular color ámbar.
-Como cruzo?-Pregunté.
-Debes ver que hay en ti.-Dijo él.
-Observa tu rostro en el lago, mira más allá de lo que ves, observa quien eres en verdad.
De pronto las aguas del lago se precipitaron y literalmente un remolino me absorbió. No estaba mojado, me encontraba en el fondo del lago dentro del remolino que se parecía a una pared de espejos donde me reflejaba, pero el reflejo no era nítido mi cara no se veía con claridad mi ropa no se veía como la que llevaba puesta; algo no andaba del todo bien. Entonces me concentre en las palabras de Narciso: "ver quien soy en vedad". Fue ahí que aquel hechizo que permanecía en mi memoria desde niño tomó sentido.
-Nakur abner shakum ette-Dije con timidez.
Y lo que pasó después me dejó perplejo. Las paredes del remolino comenzaron a girar de manera veloz y Rayos plateados se dirigían hacia mi; mi cuerpo se estremeció y emanó un brillo igual al de los rayos de luz.
Mi aspecto comenzó a mudar, de pronto mi estatura disminuyó, me volví a la imagen de un niño y a partir de allí comencé a crecer a tomar forma de un joven de unos 25 años pero no exactamente como era yo sino que fue como que aquel niño creció. En mi lugar comencé a ver reflejado en el remolino a un hombre joven de unos 25 años cabello largo como por la mitad de la espalda con una media cola rulos y una fina trenza por la parte de abajo, rostro delgado con facciones muy marcadas ojos verdes amarillentos, un color levemente bronceado, labios gruesos, muy distinto a como era antes. Mi ropa ya no era la misma, llevaba un pantalón de cuero negro botas negras de montar, una camisa color beige y por encima un chaleco de cuero marrón, al perfecto estilo de príncipe de la edad media, en el lado izquierdo del chaleco la pluma negra descansaba hacia abajo, en mi mano derecha un anillo de plata con un zafiro azul brillante y en mi pecho un pendiente negro con forma de estrella de David. Quedé perplejo ante mi apariencia de alguna manera el lago me volvió a dar mi aspecto real y pude recordar muchas cosas de mi pasado. En ese momento el remolino se precipitó y me escupió hacia el puente quedando libre de avanzar hasta Narciso, sabiendo quien soy y luciendo mi verdadero aspecto.