Después de que Zokur me reconociera emprendimos el camino hacia la cueva de Eco, las ninfas del camino ya no eran un problema se aterraban de la bestia y salían corriendo desesperadas, supe por Amiel que las quimeras fueron usadas para cazar ninfas dado su apego al fuego (elemento que ellas temen).
-Hemos caminado por horas, mis piernas no dan más.-Dijo Abby.
-Ya estamos cerca.-Respondió Amiel ante tal queja.-Ves las mariposas, ellas siempre se llevaron bien con Eco. Ella solía decir que eran sus amigas.
-Ok hay alguna bruja normal aquí?-Dije.
-Si claro.-Dijo el lobo-Todos son tan normales como nosotros.
-Y ahora tienes sentido del humor?-Dije algo sarcástico.
-Chicos por favor comportense, ya estamos llegando.-Dijo Rafael tan cordial como siempre.-No ofendamos a nuestra amiga.
Delante nuestro mariposas monarca se aglomeraban cual enjambre frente a un hueco mediano que descendía a lo que supuse era el interior de la cueva.
Amiel sonreía con gran alegría sus alas no dejaban de sacudiese como si fuese una mariposa más.
Avanzamos y las mariposas detuvieron el paso del equipo, una especie esporas negras formo una barrera de la misma forma que los narcisos nos impedían el paso en el lago; supuse de inmediato que se trataba de otra barrera de protección creada por mi madre, a lo que respondí avanzando. Las mariposas comenzaron a abrirme paso y a posarse en mi cuerpo creando una silueta de mi hecha por mariposas monarcas. Era una verdadera obra de arte, aunque me puso nervioso. Acto seguido formaron una silueta de mujer delante de mi que me hacía señas con la mano invitando a entrar. Fue increíblemente fascinante como las mariposas lucían tan perfectamente como una mujer a la que conocía, mi madre. Sentí un poco de tristeza al verla de nuevo después de haberla visto morir. Camine hacia ella y cuando extendí mi mano para tomar la suya, las mariposas salieron volando dispersas dejando a la vista la entrada de la cueva.
-Los veo en un rato chicos-Les dije con lágrimas en los ojos tratando de reponerme del momento de recordar a mi madre. Y dicho esto entre en la cueva. El lugar estaba oscuro así que hice mi magia para poder ver.
-Laygüein ett.-Pronuncié, una luz brillante se disparó de mi mano hacia arriba iluminando el lugar por completo. No podía dejar de admirarle era hermoso las piedras azuladas en todas partes hacías un hermoso paisaje dentro de la cueva, lo que más llamó mi atención fue que no distinguía donde comenzaba el techo y donde terminaba el piso ni siquiera podía llegar a visualizar las paredes claramente todo era muy confuso, dentro de la cueva no podía definir su dimensión, a veces lucía enorme y de pronto desde otra perspectiva una habitación pequeña.
-Estas enorme.-Resonó una dulce voz haciendo eco en toda la cueva (que oportuno y redundante). No podía saber si estaba cerca o lejos.
-Eco?-Dije. Mi voz se reproducía de la misma forma pero mi eco no era tan duradero y potente como el de ella.
De pronto como una estrella de luz violeta apareció en la cueva, a medida que se acercaba comencé a ver la silueta de una mujer.
Al llegar a mi la vi por completo; llevaba un vestido en color lila de una gasa fina y delicada, sin mangas breteles anchos con escote V apretado por la cintura con un corsé apenas un tono más oscuro que la gasa y desde la cadera la falda se veía suelta y amplia cual vestido primaveral, la tela estaba salpicada por brillos plateados como estrellas, en su cuello un pendiente de mariposa hecho en piedras preciosas color rojo y labrado en oro delicado y brillante, en su mano izquierda un anillo de mariposa hacía juego con el collar y en su muñeca derecha una pulsera del mismo conjunto en la que cada eslabón formaba una mariposa al lado de otra, pequeñas y delicadas (de verdad estaba obsesionada con esos animales), en sus pies llevaba unas sandalias de tiras del mismo color que el corsé, simples pero elegantes, su cabello ondulado color castaño, largo por la cintura y adornado con una tiara de flores blancas, y violetas intercaladas (me sorprendió no hubiera una mariposa), su tez ligeramente tostada, ojos color miel oscuros y labios rosados casi lila.
-Sobrino cuanto has crecido.-Dijo Eco haciendo que sus palabras resonaran en la cueva.
-Sobrino?-Pregunté sorprendido, no sabía que lo fuera.-Que parte de la historia me perdí? Nadie mencionó eso.
-Es que nadie lo sabía.-Contestó ella con una sonrisa.
-Espera tu eres la hermana bastarda de mi madre? Sin ánimos de ofender por supuesto.
-Prefiero media hermana, pero si lo soy, al parecer tu abuelo no era un hombre tan fiel a la familia y a su esposa.-Dijo Eco con algo de tristeza.
-Lo siento de veras no quise ofenderte.-Dije apenado y con vergüenza.
-Descuida. Ahora que te trae por aquí?
-Visité a Narciso en el lago me dijo que podrías ayudarme. Me habló sobre los objetos sagrados me dio el espejo pero no tengo idea donde están los otros ni cuantos son.
-Yo puedo ayudar. Tu madre no me dejó aquí sin razón, ella descubrió el don de esta cueva y supo que era el mejor lugar. Sabes el eco es algo interesante en esta cueva, las palabras aquí nunca se pierden, nunca se van, siempre están resonando solo debes encontrarlas y escucharlas con claridad.-Eco hablaba de manera pausada y clara como si quisiera que escuchara más allá de lo que hablaba.
-Aquí adentro viven las palabras de muchas personas y las de tu madre ella confesó en este lugar donde y cuantos son los objetos pero solo escuchando sus palabras podrás saberlo; tu madre sabía cuanto riesgo había en que yo pudiera habar sobre ellos y creo un hechizo muy potente ligado a mi permanencia aquí.
-Pero Eco tu estas muerta, como es eso posible?
-No es así. A diferencia de mi amado Narciso yo estoy viva. Mi alma y cuerpo fue encerrada en esta vasija por tu madre para protegerme de tu demente tío, él sabía que yo era la única familia que le quedaba a tu madre, a excepción de ti claro. Yo cree el hechizo de cambiar de cuerpos para que ella pudiera escapar contigo y quede encerrada en esta cueva donde ella se reuniría conmigo un día.
-Pero ya no lo hará.-Murmuré con lágrimas en los ojos pero aún el murmullo se hizo claro en la cueva.
-Se que ella fue asesinada, tu madre estaba débil, hablaba con ella y la seguía con las mariposas sabía que el salto de cuerpos tenía sus efectos pero aún así aquí estas tu mas fuerte y vigoroso que nunca. Y ahora ve a buscar las palabras de tu madre te ayudaré pero solo tu puedes lograrlo. Solo alguien del linaje Safith puede hacerlo y no tuve ese derecho ya que mi padre era un adúltero.