32. Quiero aterrizar en tu corazón-Larry Stylinson 💕 Terminada.

III.

El vuelo a Roma llegó a su destino sin ninguna incidencia, ya que el comandante y el copiloto aterrizaron el avión procedente de los Ángeles a la hora prevista.

Ya con su equipaje en sus manos, todos los miembros de la tripulación fueron llevados al hotel Roma, donde la compañía hizo las reservas y las cuatro auxiliares de vuelo compartían habitación, al igual que el comandante y el copiloto como siempre hacían, a Louis le tocó estar solo.

Después de refrescarse bajaron a cenar, ahí Louis pudo apreciar bien al comandante y lo miró embobado y pensaba que era una lástima que siendo tan guapo, fuese tan capullo.

El ojiverde estaba sentado en frente de él, en la mesa pero actuaba como si este no existiese y hablaba con las chicas y con Kevin dejando a Louis que se sentía completamente ignorado y furioso.

Tras la cena, todos decidieron tomarse una copa y escuchar un poco de música en el club de al lado del hotel, como ya habían hecho en otras ocasiones.

Las chicas hablaban muy animadas con dos italianos que habían conocido en una mesa, Kevin también charlaba con el camarero sentado en la barra.

Aunque éste de vez en cuando miraba hacía donde Louis pues actuaba en un intento desesperado de darle celos, aunque sin éxito pues al ojiazul el copiloto no le gustaba ni lo más mínimo, tan solo le parecía patético.

Todo lo contrario de lo que le inspiraba Harry, que a pesar de parecerle un capullo, era uno muy sexy y sentía un deseo irrefrenable por tenerlo dentro de él y que solo consiguió apaciguar copa tras copa.

—¿No cree que está usted bebiendo mucho señor Tomlinson?—preguntó éste de repente, acercándose al auxiliar de vuelo.

—V-Vaya... me está ha-hablando y hasta r-recuerda como me llamo. Wow.... sabe pe-pensé que no s-sabía que existía—balbuceó Louis  ya borracho.

—Debería acostarse y dormir. Mañana volamos de nuevo y tiene que estar al 100%—dijo Harry.

—¡Oiga yo s-soy un p-profesional!—gritó Louis levantándose del taburete de la barra.— y no le pe-permitió que me ha-hable así.

El ojiazul comenzó a caminar, tambaleándose por el pasillo y entonces entró en el baño del local, Harry lo siguió sonriendo y sin apartar la mirada de su curvilíneo cuerpo.

Extrañamente sentía la necesidad de asegurarse de que llegaba sano y salvo a su habitación, así que entró en el baño también y se lavó las manos para hacer tiempo.

Louis salió del cubículo cuando acabó y se encontró con su comandante apoyado en los lavabos de brazos cruzados.

—¿Q-Qué está esperando?.—habló extrañado.—Es-Estoy bien, de-deje de seguir-me.

—No estaba esperándolo, solo me lavaba las manos.

Louis río con burla mientras se dirigía al lavabo.

—¿Qué le hace tanta gracia?.—preguntó Harry sonriendo.

Louis se giró hacia él, rodó sus ojos y chasqueó su lengua con fastidio, entonces Harry se acercó más y hasta su nariz llegó una embriagadora mezcla del dulce aroma del auxiliar y alcohol, que lo hizo estremecer.

El ojiazul no estaba mejor pues la proximidad de ese excitante hombre hacía que sus piernas le fallasen y su boca se secase, entonces pasó su lengua por sus labios e inconscientemente se mordió el inferior.

Harry entonces no pudo resistir esa imagen tan jodidamente sexy y sin pensar siguió sus instintos y se abalanzó sobre el sorprendido Louis.

El beso se hizo más y más intenso y profundo, sus manos inspeccionan la espalda y el redondo trasero de Louis volviéndolo loco, mientras el ojiazul en una mezcla de alcoholemia y deseo, se dejó llevar y también acarició el fuerte y viril pecho de Harry.

Los dos chicos sentía sus pollas palpitar dentro de su apretada ropa interior, ansiosas de ser atendidas pues cada roce de estas les provocaban sensaciones eróticas y placenteras.

Harry separó sus labios buscando ya coger una bocanada de aire pero siguió besándole el cuello y el pecho, haciendo que Louis soltase pequeños gemidos que lo estimulaban aún más, por lo que incluso repartió numerosas mordiditas también.

Escucharon un ruido en la puerta y rápidamente el comandante agarró a su auxiliar de la cintura y lo subió a sus caderas, éste lo rodeó con sus piernas agarrándose a su cuello y se metieron en uno de los cubículos ocultos al mundo.