Capítulo 13: "Los viernes me gusta pintar la luna"

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Admire la casa de Pinkie Pie. Aún tenía miedo por entrar, pero estoy seguro de que sus padres, como casi todas las ocasiones, se mantendrían arriba. No es que no me agraden pero siempre que me ven le dicen algo a Pinkie Pie en privado. Reconozco que no suelo ser bueno dando buenas impresiones. -¿Me pregunto qué es lo que tendrán los padres de Pinkie Pie contra ti?-. Me pregunta Applejack quedándose de pie junto mí.

A lo cual se me vino una pregunta algo curiosa -¿Qué pensaste de mí cuando me viste por primera vez?-. Tambien tengo un gran talento de tener curiosidad en momentos inadecuados.

Applejack se lo pensó en poco, a ningún de los dos nos afectaba tanto el frio, la nieve cubría unos escasos 2 centímetros sobre la entrada de la casa. –Siéndote honesta, como siempre, te vi y pensé que tenías una especie de problema emocional o solo antipatía-.

No me moleste con la respuesta, tenía toda la razón para pensar así. Además yo la pedí. Asentí un poco sin poder evitar reírme. –No era mi culpa, era de la escuela. No fueron cómodos mis primeros días, aunque me supe apartar de los problemas, ya no me he peleado con nadie-.

-Por qué siempre perdías-. Respondió.

-Buen punto. He tenido un avance respecto a eso- Sujete con más fuerza las cajas que tenía sobre mis brazos, regalos.

Applejack solo toca la puerta, sabía que yo no podía hacer nada sosteniendo todo eso...ademas de que me hizo cargar los regalos de ella. Pinkie Pie abrió la puerta demasiado emocionada, tenía puesto un gorro típico de los que se usan en épocas navideñas, claro que lo tenía sobre puesto ya que su gran cabello esponjado no le permitía ponérselo adecuadamente. Nos vio y se mostró demasiado feliz. -¡Aquí están!-. Nos saluda animada. -¡Pasen! ¡Los estábamos esperando!-. Applejack entra y yo también con demasiada dificultad al tener cosas en mis brazos.

Por lo menos adentro había calefacción. Ya se hallaban ahí Rainbow Dash...comiendo galletas, se ve que hablaba enserio cuando me dijo que le gustaban cuando me fue a ver al hospital. El fuego de la chimenea ardía con cierta tranquilidad y paz como la que había dentro de la casa. La cocina desprendía un suave y delicado olor a masa, tal vez más galletas, o un pastel.

Pude ver, ligeramente, que Fluttershy estaba en la cocina con unos grandes guantes grandes, ella era la que ayudaba a cocinar. Había música navideña sonando débilmente, solo eran unos villancicos típicos tocados por el piano en un reproductor de cds antiguos. Dreamer Deetz solo ponía un par de regalos detrás del árbol, los movía varias veces porque no estaba convencido de que estaba colocados de manera correcta. Siempre ha mostrado esa obstinación por pequeños detalles, a veces eso me cuerda a mí mismo.

Me tuve que desviar un poco para acercarme al arbol y poder dejar los regalos –Una mano no me vendría mal-. Dije sintiendo que en cualquier momento me tropezaría por no ver ni por donde piso. De inmediato él fue para ayudarme.

-¿Cómo estas?-. Me saluda de buen humor poniéndome una mano en la espalda y tomando parte de los regalos. –Me alegra que llegaras, estaba discutiendo con Rainbow Dash acerca de cómo poner los regalos...-.

-¡Los mas grandes deben ir adelante porque se ven gniales!-. Interrumpe con galletas en mano y en su boca.

-Pero así no se verían los pequeños-. Le responde haciendo un ademan de confusión con las manos señalando los regalos.

Aunque me alegro demasiado que en aparte se arreglara el problema de los regalos, estuve al pendiente de todo. Hablaba con todos, notaba una gran diferencia en cómo era hace más de un año. Pero es basura seguir hablando de mí y de lo difícil que fue estar en donde estoy ahora.

Un Suspiro en Canterlot High (3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora