Capítulo 28: Ella me hace

162 15 1
                                    


Esteban tenia demasiado presente que no podía hacer nada más que solo volver al campamento, como si de una amarga derrota se tratara. No solo tiene la pésima noticia de que al parecer es permanente lo que está sufriendo, si no que además, las Dazzlings le aseguraron que terminaría matándolo, no dieron una forma en específico. Pero para ese entonces, en donde tenía la tarta de arándano en sus manos, tenía miedo, miedo de lo que fuera a suceder en los días que vengan, un miedo tan profundo que solo le puede dar a alguien que piensa demasiado en su futuro.

Era demasiado trágico, le recordó un poco a una novela que había leído en los días de invierno. Su terror hacia la muerte crecía y cada vez era más latente, sus rodillas volvían a temblar y desde luego sentía que algo comprimía su pecho y que no podía respirar bien, una sensación que no pensaba volver a vivir por estos días.

La persona que estaba sentada en la mesa cerca del mostrador pudo levantar levemente su mano –Disculpe, joven-. Le hablaba a Esteban que seguía de pie muy pensativo.

Claro que esto interrumpió ese vago y largo pensar. – ¿Si?-.

Aquel hombre, un señor que aparentaba estar en los 30 con una camisa de botones color morada junto a un saco sin mangas y pantalón color blanco, junto a un sombrero café muy elegante, solo puede invitar con su mano –Siéntese conmigo, no puedo evitar tener curiosidad sobre usted-. Esteban tuvo la sensación fría y helada, la que era familiar solo cuando estaba en el bosque después de haber oído voces. Esa persona tenía una barba un poco larga, su cabello cubría sus orejas, un poco más largo al de Esteban, pero el suyo era más esponjado y alborotado.

Esteban presentía que no se trataba de alguien común, talvez era solo el torpe instinto que solía tener cuando desconfiaba de alguien, le pasaba todo el tiempo en la escuela Crystal, todo estuvo lleno de memorias. El muchacho de cabello castaño accedió y solo se pudo acercar con la tarta en mano poniéndola sobre la mesa, después tomo asiento enfrente de la persona –Perdón señor, no entiendo en que le llamé la atención-. Dice mientras frota un poco sus manos, preguntándose aun como fue que terminó accediendo a la invitación.

-Instinto niño, instinto-. Responde la persona mientras tomaba una taza de café, tenía un libro a su izquierda, no reconocía demasiado bien el titulo ya que lo estaba viendo al revés. -¿No confías en tu instinto?-.

-No mucho en estos días, suelo pensar un poco las cosas-.

-Con el toque de pensar, ya das por sentado que tu instinto es demasiado inútil-. Responde el hombre mientras seguía tomando su café, las personas seguían llegando y Sonata continuaba atendiendo, a pesar de que el pueblo se veía pequeño, la verdad es que tenía clientela como para no hacer un día aburrido. – ¿Puedo preguntar por el percance que acabo de ver que tuviste con la chica que atiende?-.

Esteban obviamente decide mentir. –No es nada, solo que estaba demasiado sorprendido, no había visto a esas chicas en mucho tiempo. Perdón si lo moleste mientras leía-.

-No me molesta-.Continua el hombre mientras acomodaba un poco su silla, tenía una sonrisa amable pero que incomodaba a Esteban. –Todo en la vida es interesante y ocurre por una razón. La vida es realmente simple, pero nosotros insistimos en complicarla. Pero qué bueno que hayas tenido el recuentro con tu amiga, es linda, me dio el cambio equivocado tres veces, pero se ve que hace lo que puede-.

-No quiero ser grosero pero ¿Por qué insistió en que me sentara con usted?-. Pregunta Esteban ante la necesidad de no hacer más larga una posible conversación innecesaria con un extraño.

-Por nada. Porque puedo. ¿Cada cuando tienes la oportunidad de conocer a alguien nuevo? La vida es demasiado corta como estar pensando a quien invitar o no un café-. Él solo hace un gesto con la mano, Sonata de inmediato se da cuenta de lo que sugería, traer otro café. –No te preocupes, yo lo pago-. De su bolsillo solo puede sacar una cartera que tenía una cadena en su bolsillo. Se notaba que tenía demasiado dinero, lo que llamó levemente la atención de Esteban.

Un Suspiro en Canterlot High (3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora