Capítulo 33: Ellos y nosotros

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Una vez estando en la choza, que se hallaba de seguro en los límites del bosque o de seguro en medio de él, Zecora le contó a Esteban que una vez tuvo un sueño en todo el mundo era destruido de manera violenta y repentina, como el ladrón que entra sin avisar. Le explico de manera errante lo que recordaba, un mundo en donde ya era demasiado tarde como para que todas las personas se arrepientan, que todo reino humano termino cayendo.

Pero cuando la situación ya no parecía tener solución, se oyó una voz que hacía eco por el cielo. Una voz que solo decía cualidades de personas que al parecer, lentamente, hacía que la destrucción retrocediera, expresó que se sentía como el amor de una madre protegiendo a sus hijos.

-¿Qué decía la voz?-. Pregunta Esteban sentado en un montón de hojas dentro de la choza que sería cama.

Zecora lo mira un tanto más seria, era diferente que hace unos minutos en el bosque. –Que al fin todo terminaba, pero la salvación era la esperanza. Mientras todo se salvaba, unos cantos del cielo escuchaba, coros celestiales que una salvación brindaban "Generosidad, Honestidad, Lealtad, Risa Magia y Bondad"-.

-...Los elementos de la harmonía-. Susurra Esteban.

-Si-.

-¿Los conoce?-.

-Por mucho tiempo los elementos de la armonía durmieron, una leyenda nunca me parecieron-. Esteban no tenía demasiado interés en como Zecora sabia todas esas cosas, a pesar de que ya tenía idea de que no se trataba de cualquier persona que en el bosque, aun así es demasiado incierto quien es en realidad, pero había otras cosas más importantes que tratar. –Pero, solo es un sueño, tampoco debemos pensarlo con mucho empeño. Te sugeriría que duermas ahora, mañana te enseñare más cosas antes de la duodécima hora-.

-De acuerdo-. Esteban solo asiente, quería darle las gracias por haberle ayudado, pero ya lo había hecho bastante. Se envolvió en la frazada que ella le había dado y procuro tratar de dormir, si tenía mucho suerte entonces no soñaría nada y podría descansar tranquilamente, pero antes de eso, solo pudo hacer la mirada hacia arriba y ver algo de su cabello color verde claro, lo que le recordó de golpe todo lo vivido ese día. De no ser por el gran cansancio que sentía por haber usado tanto esa magia, él no se hubiera quedado dormido al pasar unos minutos mirando a un lado de la choza.



El séptimo y último día ya había comenzado en el campamento. Había susurros entre los campistas acerca de lo que había pasado el día de ayer, cosas alejadas de la verdad, pero la verdad es que todos se sentía mejor y más seguros sin Esteban cerca.

A la hora del desayuno, como era la costumbre desde que llegaron ahí, todos estaban sentados hablando un poco del tema aprovechando la comida dulce de Pinkie Pie. –En resumen-. Continúa Rainbow Dash quien había terminado de comer. –Hay dos de nosotros en el bosque-.

-Hoy es el último día y después regresaremos ¿No sería mejor ir a buscarlos?-. Pregunta Rarity.

Solar Strings interviene –Fuimos a buscar a Dreamer Deetz y mira como termino. Es demasiado impredecible saber que va a pasar si vamos a buscarlos. Es una enorme diferencia entre ellos y nosotros-.

Pinkie Pie aún seguía comiendo, ya iba por el quinto plato. Hasta que pronto se detuvo. –Esperen, esperen. ¿Podríamos preguntarle a las Dazzlings como arreglar a Esteban?-.

Todos guardan demasiado silencio y miran a Pinkie Pie como en esas ocasiones en que decía algo que era buena idea pero algo incongruente. –Emm...No quiero decir que no sea algo que haríamos pero...Las Dazzlings desaparecieron desde la batalla de las bandas-. Habla Sunset tratando de no hacer que Pinkie Pie se sienta algo tonta por sugerirlo.

Un Suspiro en Canterlot High (3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora