Yesterday » 전 정국 (Pausada)

[De regreso] 30♥

Narra ________

Y aquí estamos, en el baúl de un auto, sin saber a dónde ir, me encontraba atrapada y sin salida. Tal vez este sea mi último suspiro antes de morir, ya no había escapatoria alguna. <<Puede que me vayan a matar, o tal vez a violar, drogarme e inclusive prostituirme>> eso era lo único que se me pasaba por la cabeza. Y Jungkook.

Tampoco me lo he podido sacar de la cabeza. Él es como una especie de metal y yo soy un imán. Todavía seguía incómoda por ese beso, no me gustó, no me agradó. <<¿Serán algo?, obviamente tendrían que serlo, sino porqué se besarían>> estúpidos pensamientos.

No lograba ver absolutamente nada, lo único que escuchaba era música tétrica que salía de la radio. Cansada volteé mi cabeza hacia un lado y ahí lo recordé. Ahí se encontraba un farol, así que con mi mano empecé a darle golpes para que se rompiera, a pesar de la poca sangre que salía de mis nudillos pude hacerlo. Saqué mi mano y la empecé a agitar, solo esperaba que alguien la viera.

La brisa fría chocaba con mi mano y entraba por el hueco que había hecho en donde se supone que estaría el farol. Sentía el frío chocar con mi rostro y cerré mis ojos, sentía ese pequeño momento de tranquilidad en mí; esa música terrorífica había sido apagada, y por ende el auto también.

Saqué rápidamente la mano de allí y esperé que lo peor llegara. Y así fue.

—¿Cómo has estado? —reconocí esa voz.

Pude ver que el sujeto era él.

No lo había visto hace mucho tiempo, y pensar que él fue quien me estaba secuestrando.

Jae Seok.

—¿T-tú qu-é haces aqu-quí? —tartamudeé por los nervios.

—Yo creí que te lo había advertido —suspiró—. Pero nunca haces caso —sonrió maliciosamente.

Agarró mis manos y me sacó de allí procurando que no saliera corriendo. Empezamos a caminar hacia un lugar oscuro con poca iluminación, como un callejón.

—Me estás lastimando... —murmuré.

—Sabes... —me ignoró—. Pensé que fuiste muy inteligente al escapar de la ciudad.

—¿Q-qué...? —dije.

—¿Recuerdas cuando llame a tu celular y te advertí que te quedaba una semana? —dijo.

Sí, lo recordaba. Cuando pensé que por fin lo había olvidado, aparece de nuevo en mi mente.

—Cuando íbamos a seguirte para secuestrarte, nos llegó la noticia de que tú escapaste.

—¿Y cómo lo... supiste? —pregunté mirándolo de reojo.

—Simple, el número cuatrocientos cincuenta y seis —dijo parando su caminar—. O mejor conocido como Taehyung... descanse en paz .

Traté de ignorar el hecho de que Taehyung ya no está. Aunque doliera, él ya no me protegerá.

—... Pensé que eras bueno —dije mirando hacia el suelo—. Aquella vez en mi cumpleaños, me advertiste sobre algo, pensé que querías ayudarme.

—¿Qué no sabías? —dijo con una risa incrédula—. ¡Estoy loco! —me miró—. Literalmente.

Solo eso bastó para que recordara aquellos papeles que encontré en la casa abandonada. En resumen decían que él tenías problemas psicológicos.

—¿Quiénes trabajan contigo? —pregunté de la nada.

—Casi todos —dijo mirando hacia los lados, como buscando algo.