Prólogo

272 19 6
                                    

La noche era fría, estaba sentada al filo de mi balcón, el viento me calaba hasta los huesos.
Miro hacia el cielo con la esperanza de poder verte en alguna estrella pero, nada, el cielo esta grís.
Decido contarle al cielo, la luna y a las estrellas cuánto te necesito y cuánto te extraño.
Jamás había rogado nada en mi vida, pero esa noche rogué con el corazón en la mano y el alma hecha pedazos que volvieras a mi lado.
Es ahí cuando el cielo llora conmigo...
Al igual que yo, saca todo el dolor que lleva dentro, y relampaguea rítmicamente con mis gritos de dolor. El cielo truena en su máximo esplandor, igualando el sonido que hizo mi corazón al romperse en mil pedazos. El frío que se siente se templa con el dolor que llevo en el alma. Y la lluvia se mezcla con mis lagrimas.
Miro al cielo una vez más, y veo un ángel descendiendo hacia mi, me mira con ojos profundos como la noche, en ese momento cae una gota que brilla como si fuera un diamante, y de ahí crece una flor blanca como la nieve.
El ángel la arranca y me la extiende explicándome que es una flor de las lagrimas de la luna, que fueron provocadas al escuchar mi historia.
De repente se escuchan chillidos agonizantes, miro al ángel y este me dice, que hasta los demonios lloraron con mi relato.

Lágrimas de un Ángel, La Agonía de un DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora