Despedida

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**Jess**

¿Alguna vez han sentido verdadero dolor? Y no me refiero del que ocasiona un corazón roto, oh no, me refiero al dolor de perder a la persona que más amas. Ese dolor que te oprime el pecho, te provoca dolor con solo respirar, empeña tus ojos y sin que te des cuenta lágrimas están resbalando por tu cara.

La muerte es algo sin remedio y tan frecuente, todos moriremos algún día, sin embargo nadie se imagina las secuelas que esto tendrá; algunas personas lo afrontan con valentía y positivismo, otras se deprimen y se aíslan del mundo, otros caminan con la frente en alto fingiendo que no pasa nada, yo por mi parte hago una de cada ellas.

Nadie sabe cuándo morirá o alguien a quien ame, pero el día que pasa, lamentos y disculpas son lo único que dicen la mayoría de personas. No se dan cuenta del maravilloso ser que ilumina su vida hasta que ya no está más aquí, es ahí cuando valoras esos insignificantes pero especiales momentos que tuvieron, y no volverán.

No importa cuánto llores, no importa cuánto grites ni cuánto ruegues al cielo que te lo devuelva; porque no pasará.
No importa cuántas lágrimas derrames, no importa cuánto grites porque no volverá, lo sé... Ya lo intenté.

¿Cómo decir adiós a alguien que no quieres que se vaya?
Él se fue, y una parte de mi se fue con él, la mitad de mi corazón se rompió en mil pedazos, mientras la otra parte se durmió esperando su regreso.
Dime, ¿Cómo vivir una vida sin ti? ¿Cómo reír si tú ya no ríes conmigo? ¿Como soñar con un futuro, si tú ya no estarás en el?
Quisiera pedirte que regreses cinco minutos, y me enseñes a cómo vivir sin ti, enséñame a ser tan fuerte como lo eras tú.
Baja del cielo y déjame abrazarte una vez más, déjame grabar cada milímetro de tu piel, deja que tatue tu nombre en mi alma, deja que tu olor se impregne en mi; deja que tu sonrisa se quede grabada en mi mente.
Me quedaré aquí, esperando por alguien que no volverá. No importa cuánto llore, no importa cuánto grite, no importa cuánto lo deseé, porque el destino ya estaba escrito.
Permíteme construir una escalera, así podré subir a visitarte cuántas veces quiera.
El escribirte no hará que vuelvas, lo sé porque gasté pergaminos enteros intentándolo.
Mi corazón llora tu nombre, mi alma implora tu cercanía, mis oídos anhelan oír tu voz, mis manos ruegan sentirte; ven y ayúdame a explicarles que ya no estás.



A pasos lentos, camino por delante del ataúd de mi padre que es cargado por Alex, Chris, Ish y Drake. La gente viene detrás de nosotros, todos vistiendo de negro. Fue una triste noticia la que azotó a Londres el saber que el gerente más codiciado del país había muerto en un trágico accidente. Empleados, amigos y familiares viajaron hasta aquí para el entierro, todos y cada uno de ellos me dieron su pésame, tratando de reconfortarme incluso contaron chistes que ni para ellos fueron graciosos.

El grupo de ángeles planeó todo, ellos se encargaron del evento mientras yo me sumía en una profunda depresión.

Hay al rededor de doscientas personas reunidas, todas con expresión lúgubre.


Llegamos al lugar donde será el entierro, el sacerdote que lo llevará a cabo está de pie esperándonos. Los chicos dejan la caja sobre una base previamente colocada y se ponen a mi lado. Todos visten de pies a cabeza de negro, lo que me hace recordar a Jake y Draco.

El sacerdote habla, sin embargo no presto atención a qué dice. He dejado de llorar, pero la pena y el dolor siguen clavados muy profundamente en mi. No he hablado para nada, me he mantenido como un muerto viviente, porque es en lo que me he convertido.

Echo un vistazo a la gente reunida, algunos lloran, otros consuelan a los más afligidos. Veo unos metros más allá a Hayden y Ryan, parados viéndome. No tan lejos de ellos, Liam y Logan miran con pesar el ataúd intercambiando la mirada al sacerdote de vez en cuando.

Lágrimas de un Ángel, La Agonía de un DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora