Corazón en llamas

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~Siglos atrás~

El metal chocando resuena en el aire, las vibraciones de las espadas chocando entre sí es fuerte, pero ninguno tiene intenciones de parar.

Con cada estocada, demuestran su odio mutuo.

<<Amigos fuimos, extraños somos, enemigos seremos>>.

Las palabras sobran, la mirada de los dos expresa justo lo que sienten; dolor y traición.

Alrededor de ellos, ambos bandos pelean entre sí. El bien contra el mal.

La batalla ha durado milenios, pero solo es en ese momento, en que el odio ha crecido tanto que ningún recuerdo por más dulce que sea podrá eliminar la sed de venganza.

El demonio lanza una estocada tan rápida que el aire se corta, su oponente logra esquivarla solo segundos antes de que su cabeza fuera cortada.

Demonios contra ángeles, una guerra que parece no tener fin.

Detrás de ellos, su mejor amigo está en aprietos. El demonio es demasiado rápido y preciso, ha provocado severas cortadas en su cuerpo, si sigue así no será necesario que le atraviese el pecho para que muera, se desangrará antes de que eso pase.
Apenas lo ve, lanza una patada al demonio para correr a la ayuda del otro ángel. Antes de llegar a él, una espada directo en su yugular lo hace frenar de golpe. Gira un poco la cabeza para ver quién se atreve a ponerle una espada en el cuello, y no se sorprende de ver quién tiene el mango; el mismo demonio de antes.

Ambos se miran directo a los ojos, su odio creciendo es visible a millas de distancia, no siempre fue así, pero ahora solo desean matarse entre ellos.

-No lo hagas- habla entredientes el ángel. Su voz temblaba de furia.

El demonio lanzó una pequeña risa burlona. -¿O qué?-.

-Si lo tocas, juro que te mataré- todo su cuerpo temblaba, no por miedo, sino por rabia.

-Para cuando eso pase, él ya estará muerto- retó el demonio.

Ambos bandos detuvieron su combate para ver la escena en que sus líderes se veían envueltos. Los ángeles estaban tensos al ver a dos de los suyos con una espada en el cuello, mientras los demonios se veían complacidos con la vista.

-Baja. La. Espada- habló cortadamente tratando de no hacer una imprudencia.

-Quisiera decir que lo lamento, pero no lo hago- su voz era despreocupada, sin pizca de remordimiento.

Con un tronar de dedos, mandó al sucúbo que tenía al ángel le cortara el cuello. Un movimiento rápido, un corte limpio.

El líder de los ángeles contempló la escena con horror, sus ojos se inyectaron con una mezcla de dolor y rabia nunca antes sentida, mientras el cuerpo de aquél ángel caía sin vida al suelo.

La legión soltó un pequeño grito de dolor, al ver a su más reciente miembro sin vida. Algunos se cubrieron la cara, otros cayeron de rodillas al suelo.

El líder no apartó la vista del que fue su mejor amigo, mientras el demonio se regocijaba de su dolor. Él le había quitado lo que más amaba, ahora de cierta manera estaban a mano.

Lágrimas de un Ángel, La Agonía de un DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora