"No se lo que pasa pero lo averiguare"

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Estaba por anochecer, pero pese a ello seguíamos deambulando por el bosque, tenía frio y hambre, mucha hambre, quería ir a casa, no me agradaba nada aquel lugar, tampoco me agradaba el estar cerca de él, pero no tenía otra opción, él sabía cómo hallar a mi hermana, eso era lo único que importaba.

-¿A dónde vamos?-pregunte al notar que ya llevábamos un buen rato caminando, lo que a mi parecer era sin rumbo

-ya lo veras, estamos por llegar.-dijo señalando hacia el horizonte

-No veo nada

-Lo harás, lo harás.- sonrió, fue lo último que dijo y luego cayó sin agregar nada más, ese silencio me enloquecía

No me atreví a hablar, al menos por un largo rato, hasta que decidí que era hora de hallar respuestas

-¿Cómo es que acabo mi hermana en esto? ella qué culpa tiene, no ha hecho nada, si descubro que me mientes...

-¿Qué harás? no eres más que una pequeña niña Isa.-la ira me invadió detestaba que me llamara así, pronto cumpliría trece ya no era una nena, no más, deje de serlo el día que mis padres murieron, hace ya cuatro años, cuando ellos murieron en aquel terrible accidente tuve que madurar rápidamente, para cuidar así de mi hermana lisa, ella tenía tan solo cinco cuando mis padres murieron y como mi hermana mayor nunca estaba, se la vivía en fiestas, con sus amigos, que por cierto nunca me agradaron, yo tuve que adoptar el rol de adulta y cuidar de ella, mejor dicho de ellas de lo contrario porque estaría aquí ahora.

-no lo sé ya me las arreglare

-claro Isa, claro que lo harás, siempre lo haces

Yo sonreí,- el me miro con esos extraños ojos verdes, devolviéndome la sonrisa

-vamos Isa, sigue caminando

Jonathan, Fátima y Layla continuaron hablando durante largo rato, hasta que el sonido del agua cayendo los regreso a la realidad, llegaron a la cascada, en ese momento Layla noto algo

-ya vieron eso

-¿Qué cosa?

-ese resplandor, es alguna clase de metal, miren ahí en la cascada

Se acercaron, Layla extrajo el objeto con cuidado, este era un pequeño aro de metal con una piedra color turquesa incrustada en el centro y pequeñas piedrecillas moradas alrededor, Layla comenzó a jugar con el objeto, le daba vueltas con cuidado analizándolo, mientras lo hacía deslizaba lentamente los dedos sobre el metal, después de un rato se detuvo, en el metal había una pequeña inscripción, pequeños y delicados trazos color oro que fácilmente pasan desapercibidos

-¿Qué dice aquí?-pregunte mostrándole el objeto a Jonathan y Fátima, no contestaron, volví a pasar el dedo por la inscripción, pero en eso el cielo comenzó a nublarse, los rayos y relámpagos hicieron aparición, una voz comenzó a escucharse, lenta y precisa, tan fría que te llegaba hasta el tuétano, repitiendo una y otra vez la misma frase:

"Est autem calcare diligenter me magiae suspicionem reperire potuerunt, eo quod si in via difficilis"

Al poco tiempo la voz seso el cielo se despejo y todo volvió a la normalidad como si nada hubiese acontecido

-¿Qué fue eso?-preguntaron Laura y Emmanuel simultáneamente

Nosotros fingimos demencia, ni idea de que están hablando, ¿de qué hablan? Yo no escuche nada, cosas por el estilo

-¿Qué cosa?

-no me vengan con eso de que no oyeron aquella voz

-¿voz? Me parece que el calor ya te afecto

-no, yo no estoy loca, se lo que oí

-yo concuerdo con ella, también lo he oído

-No pienso tener esta conversación, es una completa.... Mmm cuál es la palabra, a si locura

-solo olvidemos esto, vale

-¡cómo podemos olvidar algo así, algo está ocurriendo y yo pienso averiguarlo!-estaba molesta, mejor dicho estaba furiosa quería respuestas, sabía lo que había oído no estaba loca

"tenemos que hacer algo"

"pero que"

"quizá deberíamos, borrar su mente"

"no lo sé, no creo que sea buena idea, además no creo que sea muy justo robar parte de su mente, hacerlos olvidar todo, no se me hace correcto, para nada"

"si pero qué más podemos hacer"

"aja vale borramos su mente y luego que"

"supongo que los regresaremos a su mundo"

"no tenemos tiempo, además si alguien nos ve..."

"vale, ya veremos que hacer"

Comencé a caminar tras de él, a regañadientes, después de mucho rato mis pies me mataban ya no podía más mis piernas comenzaron a temblar, se doblaron, me tendí en el suelo gimoteando

-ya no puedo más, me niego, no pienso dar un solo paso mas

-oh miren, quien lo diría, isa en el suelo llorando como un bebe, ja ja ja

Yo lo mire llena de cólera

-vamos isa, arriba debemos seguir.-me tendió la mano, para levantarme, pero yo no la tome y me quede tendida en el suelo, acostada mirando hacia el cielo, de repente comencé a sentir frio, unas manos se posaron sobre mí y al instante me encontraba en el aire

Comencé a patalear y a moverme para conseguir que me bajara pero él me sostuvo con fuerza inmovilizándome, luego me hecho sobre su hombro

-bájame, bájame, Alejandro por favor.-refunfuñe

-no, lo siento pero no tenemos tiempo y como no piensas caminar pues...

El comenzó a caminar conmigo encima llevándome como si fuese un costal, una mochila un objeto insignificante, ya no aguantaba, no paraba de alegar

-¡Bájame! ¡Bájame! Caminare

-mmm, no lo sé, no me convence

-aj Alejandro

-vale, vale, te bajare pero si llegas, o tan solo piensas en quejarte te levantare de nuevo y te llevare así todo el camino, pero de cabeza

-okey entiendo, bájame de una vez

El me coloco lentamente en el suelo y cuando estuve en pie dio un paso atrás y sonrió con picardía 

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Entre Obscuridad Y SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora