"El pueblo fantasma, el despertar de mis pesadillas"

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Lo primero que entro en mi campo de visión fue un viejo cubículo de concreto al borde del derrumbe en el techo de este, un viejo roble alto como el cielo echaba raíz. Una de las paredes del edificio se encontraba casi extinta pues un hueco la conformaba en su mayoría, atraves de este era capaz de vislumbrar los tres pisos dentro de este cubículo, muebles destrozados, viejos libros calcinados, ropa rasgada, ventanas rotas, trozos de vidrio, eso solo lo que alcanzaba a vislumbrar, quien sabe que cosas pudiese encontrar dentro pero lo que más me intrigaba era que ha causado aquello.

Continuo caminando... las hojas secas, las ramas y arboles desérticos sin follaje alguno, el suelo de un color avellana sin vestigios de aquel color verde, es como si todo el lugar hubiese muerto, todo era tétrico, aun guardaba la esperanza de hallar un atisbo de vida una luz en medio del caos.

Continúe avanzando, entonces lo note aquel bosque gris no era más que la máscara para una urbe en ruinas, cubículos y cubículos de frio concreto gris, ordenados en simetría alineados a la misma distancia uno de otro la perfección completa, de no ser por el hecho de que estos se encontraban al borde del colapso, era un perfecto caos, no encontraba palabras para describir aquello.

Me adentre en uno de estos, una vieja foto, un portarretratos roto, la antigua foto apenas visible revelaba a un grupo de niños abrazados, realmente felices, pase a la siguiente habitación un piano sin teclas, madera desgastada que en algún momento fue una explosión de notas, otro cuarto más, una docena de camas amontonadas entre sí, fundas de almohadas abiertas plumas por doquier, una muñeca sin brazo, otra más colgando de una cabecera con los rizos despeinados con la ropa hecha jirones. Paredes con moho, techos cuarteados, escombro, era una total pesadilla.

Salí de ahí lo más rápido que pude, las imágenes sacudían mi mente, ya no podía, pero sabía que debía seguir, así que lo hice continúe caminando, un restaurante, una estética, vestigios de una vieja ciudad que ahora se encontraba desértica, era un pueblo fantasma tétrico y aterrador, derramaba sufrimiento y desesperación.

El sonido del agua corriendo atrapo mis oídos, acaso habría alguien, corrí tras el sonido guiada por mis instintos, podía sentir mis pies golpeando el suelo mientras corría, la adrenalina... pero sobre todo la esperanza, la esperanza de salvarlo.

-¿hay alguien ahí?-pregunte una y otra vez a gritos, hasta que ya no fui capaz de articular sonido

El sonido provenía de un rio, un rio desierto como el resto del pueblo, me tire al suelo al borde de las lágrimas, que haría ahora me preguntaba, aquel lugar estaba muerto, muerto como mi oportunidad de salvarle, me puse de pie dispuesta a marcharme...cuando en ello vi pasar corriendo a una pequeña niña, al principio pensé que era solo una ilusión pero luego la vi de nuevo, me pare en seco limpiándome las lágrimas, mire hacia arriba ella estaba sentada en la rama de un árbol meciendo lentamente los pies y al hacer esto reía con fuerza, su risa se transformó en eco así como ella, mi cabeza comenzó a punzar mis colmillos se manifestaron, algo me estaba controlando me convertí en una fiera, vi a la niña sentada junto al rio y me abalance sobre ella sin razón alguna, se convirtió en un simple cascaron, tras de mi otro niño apareció, yo observaba a la niña entre mis brazos ¡como pude hacer aquello!, ¿qué me estaba ocurriendo? yo nunca antes había hecho algo así, mire a la niña nuevamente me quede helada, era mi hermana, y yo la había matado, comencé a gritar, por la frustración, el niño tras de mi vio lo que había hecho me miro con desprecio y señalándome comenzó a vociferar monstruo, monstruo, auxilió un monstruo, un monstruo, la ha matado, la ha matado, mo-momonstruo

-¡yo no soy un monstruo!.-le grite furiosa, caminando hacia él

-¡auxilio, auxilio, quiere matarme!.-grito desesperado

Después de aquello, del pueblo que antes se encontraba desértico salió una horda de gente con palos, estacas y antorchas, venían tras de mi

-¡atrapen al monstruo!.-gritaban unos

-Tras el.- decían otros

-Mátenla, es una acecina, miren lo que le ha hecho a esa pobre niña

Me tenían acorralada comenzaron a golpearme, a atacarme con sus armas, este era mi fin

-basta, basta por favor, están equivocados, yo no soy un monstruo alto deténganse

En eso todo se tornó obscuro, abrí los ojos estaba sobre el césped, temblaba como gelatina y mi piel estaba más fría de lo usual, no soy un monstruo, no soy un monstruo me repetía una y otra vez dentro de mí. Fue solo una ilusión en realidad no paso, me decía a mí misma, pero también era consciente de que mi pesadilla podría tornarse realidad, que aunque no quisiera admitirlo eso es lo que soy, un monstruo, una chica con una bestia en su interior, esperando para salir y atacar, era consciente de que era un peligro, una bomba de tiempo.

Regrese al pueblo con las manos en mis bolsillos, en silencio, escuchando el sonido del viento, pensando, intranquila por lo ocurrido, pero consciente de la realidad.

Cuando de repente escuche un golpeteo como el de una ventana que se cierra y se abre, una y otra vez siendo empujada por el viento, o como el sonido de golpear dos metales.

Mi mente comenzó a dar vueltas y vueltas el techo y las paredes se volvieron roca, la luz del día se esfumo, sentía que mi cuerpo punzaba, no podía moverme, parpadeé un par de veces me encontraba en una fría y sucia celda, llena de polvo, mis manos y pies atadas con cadenas, moretones, cortadas y rasguños por doquier, una mordaza cubría mi boca, la puerta chillo trate de mirar, era un guardia alto y fornido vestido con un uniforme militar azul

-hora de ir al laboratorio monstruito.-Comenzó a reír a horcajadas

El guardia silbo y al hacerlo otros dos más aparecieron, me tomaron de los brazos y piernas y me alzaron como si fuera un costal, me arrastraron hasta una sala, en medio de esta se encontraba una mesa de metal, encima de esta una lámpara, alrededor computadoras y pantallas, pizarras llenas de números y claves que no era capaz de ver y por ultimo un enorme anaquel lleno de medicamentos.

Los guardias me llevaron adentro y me dejaron caer en aquella mesa, una vez ahí me quitaron las cadenas para así atarme a otras que se encontraban fijas a la mesa

Una vez que me hubieron fijado a la mesa un grupo de doctores se acercó a mí con bisturís, agujas, medicinas y no sé qué tantas cosas más

Se pusieron guantes y cubre bocas, tras eso comenzaron a picarme y cortarme, era una vil rata de laboratorio, tan solo eso.

Uno de los doctores comenzó a golpear con el dedo una aguja con un extraño liquido azul grisáceo, cuando termino me tomo de le muñeca y lo inyecto directo a mi vena, al principio no sentí nada, pero luego comencé a marearme, mis ojos me pesaban y tenía nauseas, entre más tiempo pasaba peor me encontraba, hasta llego el punto en el que deje de ser consciente de lo que ocurría y caí en un sueño profundo.

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Entre Obscuridad Y SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora