Íbamos rumbo a California, estaba preparada, o casi. Tom y yo íbamos en buenos asientos en primera clase, no pude discutir más con él, desde que llegamos al aeropuerto la prensa nos comía vivos, y en unas horas las imágenes infestaron las redes, y sus fans querían arrancarme el corazón. Nunca me han gustado los vuelos, temo un poco a las alturas, pero Tom estuvo ahí, sujetó mi mano y recargó su cabeza en mi hombro cuando hubo turbulencia. Llegamos cerca de las seis de la tarde al hotel, cansados por estar sentados horas, y hambrientos, su habitación estaba a dos de la mía en el sexto piso, con una vista grandiosa, su propio jacuzzi, una cama enorme. Salimos a cenar algo, y a caminar, aun era temprano. Nos dimos una ducha rápida y nos vimos en la entrada del lugar. Salimos a caminar, un fabuloso restaurante de comida italiana estaba a unas calles, y hacia bastante calor.
-Espero no te moleste pero, bueno... Robert quiere que vaya a su despedida de no soltero a las diez - Caminábamos juntos pero no tomados de la mano, Tom me miró sonriente un segundo -
-Claro que no, es tu amigo, y me reconforta que sea gay, disculpa pero cuando lo vi sentí un poco de celos, solo quería decirte lo que sentía y la atmósfera no ayudaba - reí por lo bajo, burlándome de él en realidad, estábamos caminando rozando nuestros brazos al caminar, nuestras manos se rozaban al paso al que íbamos, y mis manos sudaban esperando el momento en que me sujetara al caminar -
-Eso lo entiendo, aunque bueno, sabía que sentía muchas cosas en ese instante y no lo habría dejado pasar no importaba cuantas cosas tuviese en mente - era raro admitir lo, no le dije que ese día cuando le dije entre líneas lo que sentía y el actuó de la forma en que actuó iba a dar un paso atras y seguir mi vida sin él, pero no hace falta, al fin acabó con la tensión y entrelazamos nuestras manos para caminar, la gente nos miraba, sabían quienes éramos y como no saberlo ya estábamos en cada página de Internet -
-Puedo imaginarlo, me sentí así, pero no me gusta recordar ese instante sombrío, antes no me me dejaba dormir el hecho de no poder decirte lo que sentía, y de esperar tiempo para serte realista y decir todo eso que tenía atorado en el corazón, y resulta que sigues dejándome sin dormir y sin aliento, solo pienso en tus labios, eso no es para nada justo, no hay una forma en que no me quites el sueño - llegamos al restaurante, subimos la segundo piso, una señora nos guió hasta una mesa en un balcón, ya lo había calculado, sabe que adoro la brisa en cada bocado -Iba a preguntarte lo mismo, pero viendo que no tienes respuesta lo dejaré de lado, por ahora, pensaba que era gastritis y no mariposas, así que bueno no existe medicamento que cure esos síntomas - nos llevaron la carta a la mesa y sirvieron un poco de agua en unos vasos frente nuestro, Tom no dejaba de mirarme ni un solo instante, con una enorme y magnífica sonrisa -
-Yo conozco una, de hecho es buen estimulante pero siempre quieres más, es tan sanadora como adictiva - lo miré sin entender una palabra - Solo mira como me ha dejado, destroza el corazón con latidos rápidos y pronto no puedes controlar tu mente, dicen que es una enfermedad pero lo veo como una maravillosa salida - solo podía pensar en medicamentos y en enfermedades en el hipotálamo -
-¿Qué es? - pregunté curiosa, Tom sujetó mis manos que estaban sobre la mesa, no sabía que podía sonreír aún más pero es posible -
-Bueno mi médico personal me a dado dosis algo altas de pequeños y ligeros besos para la comida, aunque me gustan más para el desayuno, de hecho esperaba que leyeras mis estudios y dijeras por favor que me aumente la dosis - me reí casi de inmediato, pero no risas graciosas si no nerviosas, buscaban ser lindo con detalles simples, como diciendo cosas sobre ser su médico personal, y eso de mis besos como dosis de calmantes o estimulantes, solo me hace sentir más revoloteo de mariposas - Siento que es una dosis muy baja así que creo que empezaré a aunmenterlas yo solo, si el médico aún no quiere -
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Cuando Nos Descubra La Casualidad
FanfictionAburrida la vida con costumbres, sentarte en el mismo lugar a comer, pedir el mismo café y escuchar mil veces la misma canción. Pero la casualidad de mis raras ideas hizo que nos encontramos entre tantas personas. Se alguien de hábitos pero de vez e...