Dormi pensando en sus ojos, repetía sus besos una y otra vez, y dormí abrazanado la almohada pensando que era Tom, extrañaba su aroma dulce, su cabello rubio y ondulado, sus perfectos ojos azules, su sonrisa sus manos suaves, su voz varonil. Fue el sueño perfecto, el es mi sueño perfecto, ese sueño lindo del que no deseas despertar. Pero tuve que, fui al trabajo, feliz y dando saltos de felicidad, hubiese querido gritar a todos ahí "Estoy saliendo con Tom Hiddleston, no voy a estar en la portada de esta tonta revista" Y quizá habrá salido corriendo, el amor me aturde un poco. Hice lo de siempre, apurandome, deseaba irme antes, salí dos horas antes de lo normal y fui a casa, Robert había hecho la comida pero saldría con Tom, y debía tener hambre, así que lo rechacé, irían a la exposición de a galería donde estaba trabajando Max. Me arreglé lo mejor que pude, un vestido sencillo de color rosa y flores pequeñas, con unos zapatos altos color café, un collar del mismo color, y sombras de tonos cafés, además de labios carmesí. Insistí que Robert usara mi auto y que me fuesen a dejar al restaurante. Así podría volver con Tom. Mis amigos me dejaron en frene del lugar Tom estaba adentro en la sala de espera, parado mirándome fijamente, sonriente, con un traje oscuro, como todo un caballero, pulcro y radiante.
Me acerqué a el, y se acercó para darme un beso corto en los labios, habíamos estado esperando todo el día para ese beso, no me resistí a respirar ondo para oler su delicioso perfume. Nos separamos con calma, aun par de personas nos miraban pero no era algo que nos importaba.-Y si te digo que e aguardado impaciente por probar una vez más tus labios ¿Me creerías? - preguntó sonriente, tomó mi mano, entrelazandola con la suya -
-Lo creería y se que el tiempo está contando de nuevo - era verdad, de nuestro nuevo beso, solo aguardaba el momento para el siguiente -
-Vamos, no están esperando - me guió hasta dentro de lugar, pensé que nos sentaríamos con la demás gente pero no fue así, teníamos un lugar solo para nosotros, era una terraza, sabía bien que me encanta comer sintiendo el aire y viendo pasar a la gente, era una mesa perfecta para poder tomarnos de la mano, con una vela pequeña en el centro, con aroma, de mantel de color rojo, platos blancos con detalles dorados, copas con servilletas dentro, muchos cubiertos, y una bandeja con vino siendo enfriada por hielos, no había música de fondo y me gustaba, nos acercamos a la mesa, el abrió mi silla esperando para que me sentara y luego el hizo lo mismo. Estábamos frente a frente mirándonos -
-Harán exclusivamente para nosotros pasta italiana y un par de platillos especiales que espero te gusten, de postre la única forma en que dices poder comer pastel, pay de limón - me guiñó el ojo, en verdad recordaba lo que había dicho, era algo que me encantaba -
-Gracias por recordar, y se que adoras la pasta italiana, y espero hayas pedido tu vino favorito pero resultó ser el mío ahora - me encogí de hombros - No debiste dejar que lo probara - reí graciosa -
-¿Qué tal el trabajo? - el mesero se acercó a servirnos vino, que me hacía sentir sed, le di el primer sobro y si era su vino favorito, era dulce, como sus labios -
-Nada importante, cada día creo hago más basura, ni si quiera mis internos me respetan, ahí van a mi míni refrigerador y se comen mi pizza, se acaban mi café y si ponen a girar en mi silla, yo la compré para hacer eso y no puedo hacerlo, y peor ahora son más, todos me miran de manera extraña, los ignoro la mayor parte del tiempo, pero es incomodo - Tom se puso serio, sabia de que hablaba, y se que la forma en la que lo decía sonaba inocente, como que no sabia por que me miraba así, lo sabía pero lo ignoro siempre -
-Es normal, luces linda siempre, no hay más chicas ahí, pero si crees que te molesta puedes pedirme que haga que eso acabe y lo haré - celos, eso sintiendo celos, pero se preocupaba, solo espero no vea al neurólogo, no hay competencia, pero bueno, creo que así es el ego de los hombres -
-Esta bien, no me molestan, me dan de lo más igual, me hacen sentir viva en el lugar, no suelo hablar mucho con la gente ahí, solo lo hacia con Mike - estaba evitando tocar ese tema, pero es un botón que al presionarlo activa ese dolor momentáneo - Pero ya no ya sabes, trabajo - reí disimulando lo que sentía, no quería hablar sobre eso - Sabes de que si me encantaría hablar es de la película que veremos en la noche - negó con la cabeza riendo, sabia que eso lo ponía nervioso -
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Cuando Nos Descubra La Casualidad
Hayran KurguAburrida la vida con costumbres, sentarte en el mismo lugar a comer, pedir el mismo café y escuchar mil veces la misma canción. Pero la casualidad de mis raras ideas hizo que nos encontramos entre tantas personas. Se alguien de hábitos pero de vez e...