No Es Sorpresa

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Tom volvió a casa, lo sentía algo ebrio, y no podía reprochar nada, después de todo me agrada que salga, amo que no me deje sola pero, el tiene amigos, y yo también, y no quiero encasillarme a solo estar con él, ambos debemos tener amigos, ser una pareja esa bien.

-Perdón mi amor poe llegar esta hora, se que debia ir por ti, que te lo prometí, y que seguro volviste hasta aquí caminando, te conozco, y que bebiste una cantidad muy grande de café con chispas de chocolate, y que tampoco debí beber hasta sentirme ebrio, pero Hemsworth dijo que Pratt se siente mal por su divorcio y que quiere estar con sus amigos, y que Evans no va a dejarlo por que no le queda de otra, pero a todos nos pusieron correa, Hemsworth dijo que Elsa le dio permiso hasta las nueve o dormiría en el sofá - se acercó a mi sin dejar de hablar, pensaba que se desmayaría por falta de aire - Mark no quería dormir en el sofá y debía irse nueve y media, y yo sabía que debí volver, pudieron suceder cosas feas, como que Mark chocara por traerme, o que cayeras en la entrada por que la lozeta es resbalosa y que algo malo le ocurriera a las niñas o - ya me había colmado la paciencia así que lo interrumpí -

-Ya basta Tom - resopló con pesar y se quedó cabizbajo - Tom no voy a regañarte, no eres un perro, no te pondré una correa, mi amor tienes amigos, y si quieres salir con ellos está bien, claro que necesito de ti, de tu compañía, y cuando nuestra niñas nazcan también la necesitaré, pero cariño no soy tu mejor amiga, ellos si, yo no puedo platicar las mismas cosas que ellos, esta bien si quieres salir y divertirte, siempre y cuando me digas que irás, me pusiste a pensar, no bebas y manejes ya lo sabes pero piensa en tus hijas si quieres hacerlo, esta bien amor no estoy enojada - me acerqué él y le di un beso en la mejilla - Te preparé café con galletas, relajate ve y ponte la pijama, lávate la cara y ven aquí después - Tom hizo lo que le dije, y después de tomar café y comer sus galletas se fue a dormir cual bebé -

No se si me esperaba todo esto, estaba sintiendo que todo iba muy rápido, aunque no era así, ya habían pasado cuatro meses y ya podía decir que tenia dos niñas, y podía decir sin presumir que tenia treinta y siete años, y que había encontrado al hombre de mi vida, al menos de mis ahoras, espero lo sea de mi futuro. Y a esta edad, analicé qué tengo y que perdí, quizá sean mis hormonas o algo parecido, se supone que en unas horas será mi cumpleaños, pero ya siento los cuarentas, a la par de el nacimiento de mis hijas de vez en cuando, y apenas perceptibles patadas, hay una edad para todo, y es totalmente cierto, una edad para todo, para sentirte parte de algo y cambiarte de ropa pintarte el cabello y ser o no un rebelde, un activista y un poeta, luego dejar todo y decir que encontraste lo que será de ahora en adelante tu vida, cuando ya entiendes que la vida es aquí y ahora, donde ya has encontrado a tus verdaderos amigos, donde te das cuenta que es difícil pasar la página pensando en aquello que dejaste ir, y si no una mañana despiertas, y hay más responsabilidades que la de mantenerte en pie, con todos los desórdenes emocionales, con esa ganas de aveces solo querer estar solo, y te das cuenta de que hay alguien más que depende de ti, no el amor de tu vida, una relación debe ser un puente y no se sostienen de un solo lado, si no algo que es y será el amor de tu vida, es creer en el amor, de manera ciega, aun no lo ves y ya lo amas, el amor de tu ahora puede irse, pero ellos o ellas serán el amor de tu vida. Y es aquí cuando ese instinto reprimido sale a la luz, y entiendes por que tu madre te decía las cosas, y asusta como nada, es adrenalina y miedo, miedo de querer cuidarlos, y de no tener jamás un minuto a solas contigo, la adrenalina de querer que pase pronto y vivir esa euforia. Las amo, ya las amo, y eso es amor verdadero, aún no las sostengo en mis manos y ya las amo, ya se que cuento voy a contarles y que canción de cuna voy a cantarles antes de dormir, ya se a que escuela irán y ellas aún no nacen, ya se que voy a hacerme la dormida para que Tom se levante por mi cuando lloren, ya se donde voy a esconderme cuando quiera un minuto a solas, ya se que voy a llorar en el baño mientras duermen por que siento que no puedo ser yo, ya casi veo mi reflejo en el espejo y me miro con pena, pero ya se aun sin que nada de eso pase, que las amaré siempre, que aún huyendo cada que pueda de eso que amo, solo para darle un tiempo, que no querré soltarlas, serán mi bebés, aun cuando tengan treinta años, se que nos odiaran cuando les prohíba cosas, pero sentirse en paz de tenerlas conmigo cuando vea un accidente en las noticias, y como me asusta, por que aún no nacen, por que aún no soy del tamaño de una vaca y ya me adelante tanto, y tengo miedo no solo del dolor del parto, si no a no hacer bien nada, ese instinto natural del que todos hablan, y ya casi siento las lágrimas por pensar en esto. Me quedé dormida al fin, Tom me abrazaba todas las noches, y adoro eso por que suelo abrazar lo que sea que se duerma a mi lado y con esta panza ya no me están fácil. Al despertar Tom ya no estaba en la cama, y pensaba que ya se había ido a grabar, así que me levanté con calma y fui a darme un baño, con calma y sin prisas, me puse un vestido morado, ya me sentía más cómoda con eso que con pantalón, me puse unos tenis y salí a ver que había de desayuno, y para mi sorpresa estaba en la cocina, encendiendo la vela de un delicioso pay de limón, sabe cuanto lo amo.

Cuando Nos Descubra La Casualidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora