No Puedo Sin Ti

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Dormí en casa de Robert, Max quería ir a matar a Tom y por eso ya lo amo. En mi desesperación llamé al jefe y le dije eso que él quería escuchar hacia años.

-Hablé con David - el jefe es el amigo de David, me a insistido por años que le hable - Hace años lo intenté y no funcionó, ahora lo hará menos, quiero cerrar ese círculo, pero no se cómo - se me quebró la voz, debí lanzar ese baúl al mar -


-David es mi amigo Madelein pero estos años, has sido la mejor en este trabajo, no voy a juzgarte, vuelve pronto yo me encargo de tu trabajo, y si al final no logras nada, prometo no volver a mencionarlo -


Tom si o si debía volver a Nueva York, por que debía ir a DC para la tarde, y yo podía volver con calma, ya no puedo molestar a Robert, y debo despejar mi mente. Pasé ese día completo con Robert y Max, viendo televisión y comiendo helado. Era mejor de lo que imagine. Casi me cortan el cabello. Robert no quería dejarme regresar, pero esta vez tenia que arreglarlo sola y debía hacerlo, iba tomar un descanso de unos meses. Dejé pasar dos días, sabía que Tom no se quedaría más tiempo en la ciudad a menos que quisiera perder su contrato. Volvería, ya solo llevaba mi bolso de mano. Quizá mis cosas estarían en la puerta de mi casa esperando con una nota molesta. No lo sabía, había apagado mi teléfono por días, y, no me importaba no encenderlo. Tomé ese vuelo, como la primera vez, sin nada que perder y algo aterrorizada. No fui a casa, fui al hospital, ahí me sentía a salvo. No había llegado nadie, era muy temprano, atendí todo sola, y entré a mi rutina con los niños, uno estaba muy delicado, lo había atendido desde que nació, ese día ya había finalizado el chequeo, y el estaba bien, me quedé toda la mañana abrazándolo, luego fui a la sala de relajación, y ya estaban todos, hice cara de felicidad y me saludaron con su alegria de siempre.

-Mis niños, los extrañé, adoro que estén aquí - fui a servirme café y una dona - No e traído recuerdos pero si historias no esperen - recordé lo que había pasado - Será después - una enfermera entró corriendo sin anunciarse -


-Doctora el niño de la cama diez está - ni siquiera la terminé de escuchar salí corriendo por las escaleras hasta llegar a la cama, lo habían revisado, me acosté a su lado, lo cargué con cuidado y el apenas reaccionó -


-Hola pequeño, estoy aquí, y me quedaré hasta que te mejores - ese era el peor trabajo de todos, lo miré a los ojos y le mentí -

-Tengo miedo, y si no me dejan entrar - mi sonrisa se borró, sabía de que hablaba, lo sabía, yo era quien se estaba mintiendo -

-Puedes decirles que vas de mi parte, e mandado a muchas personas, y todas han pasado - acaricié su rostro, escuché pasos afuera de la habitación, los médicos habían corrido a ver que pasaba - Pero se que puedes contra esto, tu puedes -

-Sabe, yo más que nadie aquí la quiero - me sonrió, y casi muero de llanto - Voy a cuidarla como usted a mi - me sonrió y se quedó dormido, lo abracé y la negación vino a mi, lloraba a muy fuerte, su madre afuera estaba estática, lo abrazaba y no dejaba de llorar, lo había atendido siempre, y ahora, se había ido también, nadie tuvo el valor de decirme nada, excepto Mike, que me sacó del lugar cargando mientras yo me negaba -

-Madelein basta - me llevó hasta uno de los consultorios vacíos - Es un ciclo lo sabes y lo debes aceptar, eres médico así son las cosas aveces ¿Por qué no entiendes? - lo interrumpí -


-Quiero de vuelta a mi amigo - dije entre lágrimas, y el se quedó serio - Quiero que vuelva mi mejor amigo, quiero que sea como antes, te quiero de vuelta pero no esa versión tuya quiero al otro Mike, quiero de vuelta a mi Mike ¿Puedes? - el jefe abrió la puerta y Mike no dijo nada -

Cuando Nos Descubra La Casualidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora