Lo miré entrecerrando los ojos, mi corazón latía a mil. Sabía que lo que estaba por comenzar era el camino del final de mi matrimonio, y por más responsable que yo creyera que era mi marido, la que estaba por ser infiel, era yo.
-Creo que debería irme. Ambos sabemos que esto está mal-susurré aún no muy segura. Él lo noto, entonces en su rostro se extendió una sonrisa de esas que me desarmaban.
-Mira, lo que está bien o mal lo decidimos nosotros, sentate y tomate algo conmigo. Si después te querés ir, sos libre. ¿Te parece?-sus ojos café me miraron directo, y asentí con la cabeza mientras tomaba asiento.
Me sudaban las manos, sentía que podía vomitar de un momento a otro. Entonces él pareció presentirlo pues estiró su mano y tomó la mía.
-Tranquila-susurro besando mis nudillos. Una corriente eléctrica recorrió toda mi columna vertebral, me derritió por dentro y por fuera.
-Es fácil decirlo.. Vos no tenes compromiso alguno-solté suspirando para relajarme.
-En eso te equivocas, tengo un compromiso con vos-dijo sonriente y no pude evitar sonreír también.
-Hablemos de algo. Lo que sea-pedí tomando un poco del vino espumante que estaba servido en la mesa.
-Bueno, como desees, ¿Qué quieres saber?-preguntó ladeando la cabeza y mirándome atento.
-¿Por qué escribirle y coquetear con una mujer que, sabías desde el comienzo, estaba casada?-pregunté
-Porque tu estado civil, no me importa. Y nadie, menos tú, merece vivir resignada antes de los 30-respondió alzando sus hombros.
-Tampoco es así, sólo un poco y en parte-dije casi a la defensiva, él alzó una ceja divertido, se acercó por arriba de la mesa y quedó a escasos centímetros de mi rostro.
-Si estoy tan errado, ¿Qué haces acá?-replicó y contuve mi respiración.
-Sinceramente, no lo sé- susurré y él volvió a su asiento.
Acomodó su saco y corbata e hizo un gesto a la moza, ésta se acercó y nos ofreció la carta la cual, ambos la tomamos y ella volvió a la barra donde seguramente aguardará a que la llamáramos para hacer el pedido.
-¿Qué querés comer?-pregunté mirando detenidamente la carta, cuando alce la mirada por la falta de respuesta me encontré con sus ojos mirándome.
-Lo que yo quiero, no está en la carta-respondió.
Luego volvió a centrarse en el menú , dejando que mi dormida mente, lograra procesar la información
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Ponle título a lo prohibido [TERMINADA]
RomanceDISPONIBLE EN FÍSICO Y EN DIGITAL El matrimonio es sagrado, la infidelidad un pecado... ¿Cierto? Victoria estaba cómoda con su matrimonio de doce años con Lautaro, trabajaba y todo iba de acuerdo a lo que todos esperaban. Sí, quizás no era pura emoc...