C I N C O

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Me puse un vestido dorado, manga corta, al cuerpo, llegaba por debajo de la rodilla.

Ceci optó por un vestido rojo con sutiles detalles en plateado, también al cuerpo. Completaron nuestros atuendos, unos zapatos taco aguja para ella y taco chino para mi.

Una vez listas empezamos a caminar hacia la parada de taxi, como íbamos con planes de tomar no podíamos manejar, mejor que otro maneje.

-Estás callada, ¿Qué te pasa?- preguntó mi amiga mientras esperábamos.

-Sinceramente, no lo sé. Creo que estoy un poco agobiada aunque no logro ponerlo en claro. Espero esta noche relajarme, como diría Rodrigo, sólo se vive una vez-suspire parando el taxi.

Ella se limitó a mover la cabeza asintiendo con una mueca de duda pero no dijo más nada; le indicamos al chofer a donde debía dejarnos.

El lugar por fuera parecía una casa cualquiera, pintada de blanco con detalles en negro y alumbrado con unas luces que lo hacían resplandecer en medio de la noche.

Había muchísima gente haciendo fila para entrar, mire a mi amiga y ella sonrió.

-Tengo un conocido-dijo al ver mi expresión

-Más te vale-dije riendo mientras la tomaba del brazo.

Tal como dijo, un conocido nos hizo entrar sin hacer la eterna fila, nos acomodamos en la barra y pude pedir mi tan ansiada copa de vino espumante, Ceci fiel a su estilo pidió un daiquiri de frutilla.

-Bien, veamos-dijo riendo mientras escaneaba el ambiente.

-Diviértete-comenté mientras bebía, estaba escuchando la calificación de mi amiga mientras anunciaban que el show de burlesque iniciaba en quince minutos. -¿Show de burlesque?-repetí mirando a Ceci sorprendida.

-Juro que no sabía nada-dijo riendo y tomándome de la mano me llevó hasta una de las mesas que estaba ahí para ver el espectáculo.

-Bueno, admito que esto me fascina, el poder de seducir que transmiten es único-comenté.

-¡Claro! ¿Cuántas veces bailamos "Lady Mermelade"?-dijo Ceci y arrancó una carcajada de mí.

-Tenés razón pero nosotras lejos de seducir, sólo logramos que se preguntaran ¿Cuánto habíamos tomado?-añadí.

-Y tenían razón-concluyó ella, entonces el show arrancó.

Las luces descendieron, y un reflector iluminó un cortinado de terciopelo bordó que empezó a develar a las cinco bailarinas.

Quedé encandilada, eran muy buenas. Se movían al ritmo de la música, sincronizadas, sensuales. Nadie podía ni quería quitarles los ojos de encima. Cuando estaba por terminar, decidí mirar el público concentrado, algo que siempre hago en cualquier espectáculo o evento al que asista.

Fue entonces cuando lo vi, estaba desaliñado, tenía delante de él una botella de whisky, vacía por la mitad y un vaso, su mirada estaba perdida en el escenario pero miraba sin mirar.

Entonces me miró, directo a los ojos, frunció el ceño, abrió y cerró los ojos como creyendo que iba a desaparecer, lo cual me causó gracia.

-¿De qué te ríes?-preguntó Ceci confundida.

-Del destino-conteste yo terminando mi copa de un trago.

Ponle título a lo prohibido [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora