C U A R E N T A Y C I N C O

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Ese día le dieron el alta a Aiden, yo estaba en casa ya hacia cuatro interminables días. Estuve visitándolo pero no quise quitarle Antonia el cuidado de él, sabía lo importante que era para ella, no tenía a más nadie más que él.
-Buen día señor-dije entrando a la habitación, estaba parado con el brazo izquierda en el cabestrillo. Se giro lentamente y sonrió de lado.
-Era hora, amor, no veo el momento de irme de acá-dijo besandome suave, me abrace a su cintura y aspire profundo.
-Entonces vámonos, ¿Y Antonia?-pregunté tomando una maleta de mano y juntando los papeles del alta.
-Le dije que fuera a descansar-respondió sacandome la maleta
-No debes hacer fuerza-me queje
-No empieces, en cuanto llegue a casa pienso recuperar estos cuatro días y te aviso que este cabestrillo sólo se quedara aquí hasta que suba al auto-declaró alzando su mano, yo rodé mis ojos porque era algo sabido.
-Lo sabía-dije saliendo. Entregamos los papeles y fuimos directo al auto donde Lorenzo nos esperaba
-Un placer, señor-dijo cuando subimos
-Gracias Lorenzo, te extrañe-dijo Aiden riendo y sacando, tal como había dicho, el brazo con cuidado-Ven-dijo estirando su mano sana y abrazandome por la cintura, me acurruque como una niña y le sonreí.
-Jamás había sentido tanto pánico como cuando desperté en el hospital-declare
-Ni yo, Antonia no quería decirme nada y eso me ponía más loco-añadió acariciando mi pelo suavemente-Sabes que vamos a superarlo, ¿Cierto?
-Juntos, lo sé-negué con la cabeza-Pero no dejó de preguntarme... ¿Cómo puedo extrañar a alguien que no sabía de su existencia hasta que se fue?-lance un suspiro
-Quédate tranquila, amor mío-me abrazo con fuerza-Estoy aquí para que todas esas preguntas y emociones las enfrentemos juntos.
-Gracias, no sé que habré hecho para merecerte-susurre contra su cuello
-No, corazón mío, ¿Qué habré hecho yo para que me eligieras?-pregunto tomando mi mano y besandola
-Eres mi perdición, Aiden- dije estirando mi mano, apoyandola en su mejilla para girar su rostro así poder besarlo mejor, deje que mi lengua delineara sus labios entreabiertos, lo oí suspirar profundo, y lo sentí apretar con fuerza mi cintura. Profundicé el beso, cuando su mano estaba bajando para mi trasero, el auto se detuvo.
-Llegamos-dijo la voz de Lorenzo, mientras yo ahogaba una risa y Aiden lanzaba un sonido de frustración.

Ponle título a lo prohibido [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora