Capítulo Veinticinco

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Luego de decir aquello, Diana solo miró a Jackson un breve momento y se marchó de ahí luciendo bastante molesta.

—¿Qué pasó? —le preguntó Jackson a Kyung Gi.

—Te lo dije, todo fue por ella, es una persona detestable y encima se hace la víctima —acusó aún mirando la dirección en que se fue— ¿Dónde estabas? Te estuve esperando.

—Arreglé algunos asuntos con los profesores — Jackson se soltó sutilmente de su agarre— Debo irme. Te veo luego.

Jackson corrió en dirección en la que se fue Diana. La logró divisar a unos metros del baño de mujeres. Se dio prisa y la tomó del hombro para hacerla voltear.

—¿Qué quieres? ¿No has tenido suficiente o necesitas más de mí para después hablarlo con Kyung Gi? —preguntó Diana con lágrimas en los ojos.

—No Diana, tú no entiendes. Yo no quise nada de esto.

—Todo empezó desde que te volviste popular y comenzaste a estar más cerca de ella

—Eso no tiene nada que ver —dijo él.

—Todos quieren ser el centro de atención, y veo que no eres la excepción. Ya tienes a toda la maldita escuela detrás de ti, ¿Puedes dejarme a mí en paz?

—No es así, es más, la única persona que quería que me notara eras tú —exclamó él.

Diana lo miró sin dar crédito a lo que escuchó, no lo podía creer.

—¿Qué?— preguntó incrédula.

—Bueno... Yo... Ahm... —dijo nervioso al darse cuenta de lo que dijo—. Quise decir que cuando te vi, supe que eras muy agradable y quise conocerte. Solo eso.

Diana lo miró y sintiéndose bastante abrumada por todo se soltó a llorar. Jackson la miró preocupado, no sabía porque lloraba y solo quería que dejara de hacerlo. Lo único que se le ocurrió fue abrazarla.

—¡Eres un idiota! ¡¿Cómo pudiste hacerte su amigo?! —exclamó ella tratando de soltarse.

—No lo hice por mí, lo hice por ti. Siempre fue por ti —dijo en su oído.

—No mientas, ella me contó que estabas harto de mí.

—¿Y le Creíste? Si yo no confío en ella, tú menos que nadie deberías hacerlo.

—¿Entonces por qué me estuviste evitando todo este tiempo?

—Porque sé lo molesto que puede ser que te sigan a todas partes, todas esas chicas no me dejan respirar desde la obra —explicó—. Tú trabajas bastante para mantener tus calificaciones altas y algo así podría distraerte, no quería que tuvieras problemas en casa por mi culpa.

—¿En serio? —dijo ella sorbiendo la nariz y mirándolo a los ojos.

Él asintió.

—Jackson yo...

El teléfono de Diana sonó por un mensaje de Rebeca. Luego de mirarlo rápidamente lo guardó y limpió sus lágrimas

—Olvídalo, tengo que irme —dijo ella alejándose un par de pasos.

—¿Puedo acompañarte? —le preguntó.

—No. Yo... Tengo cosas que arreglar con Rebeca — dijo ella.

—Bien. Uhm... Entonces... Te veo mañana.

Diana se fue en busca de Rebeca y Bambam. Jackson fue por sus cosas al aula, luego de tomarlas salió de la escuela y se dirigió a la parada de autobuses.

Tomó asiento casi en los últimos lugares, se acomodó y miró por la ventana mientras pensaba en una forma de declarar sus sentimientos. Lo tenía muy claro. Diana le gustaba mucho y no podía pensar siquiera que ella no estuviera en sus brazos.

Cuando el chico retiró la vista de la ventana, vio a Diana subir al autobús, ella buscó un lugar vacío y el único que encontró fue junto a Jackson. Ella se acercó a él y le sonrió, él le devolvió el gesto y luego de eso hubo un gran y profundo silencio.

Debo hacerlo. Se dijo Jackson a sí mismo.

—Diana, hay algo que debes saber —comenzó a decir Jackson—. Sinceramente no sé como empezar, qué decir o cómo lo tomarás. Quisiera decir que no es importante pero siento que no podría continuar si no lo digo ahora.

Diana que tenía la vista en otro lugar, volteó y lo miró fijamente. Jackson sintió su cuerpo estremecerse y jugó un poco con sus manos para seguir hablando.

—En el tiempo que te he conocido me he dado cuenta de que eres alguien muy importante para mí. No puedo con todo lo que siento y sé que debería decírtelo —tomó un largo suspiro—. Me gustas Diana.

La chica seguía mirándolo hasta que él terminó de hablar. Jackson temía por la respuesta pero ya estaba hecho.

—Perdón. ¿Decías algo? —ella se quitó los auriculares.

Diana no había escuchado nada sobre la declaración de Jackson. Ella estuvo todo el tiempo con los auriculares puestos.

—Solo te pregunté cómo seguías después de lo de hace rato.

—Ya estoy mejor. Gracias —dijo ella y volvió a colocarse los auriculares.

Jackson supo en ese momento que aún no era hora para hacerlo, seguiría esperando el momento indicado para decirlo.

(...)

El parque se hallaba solitario, el sol estaba radiante y el cielo despejado. Parecía un día perfecto para pasear por el parque pero Jaebeom hacía todo lo contrario.

El chico, luego de terminar las clases, salió al parque más cercano que había. Necesitaba pensar en qué hacer luego de que la chica que amaba lo recharaza de la forma en que lo hizo Diana. Porque no podía negarse más a si mismo que estaba enamorado y con cada segundo dolía cada vez más.

Jaebeom caminaba con lentitud, en su mente no había nada más que Diana y su bella sonrisa. No podía dejar de recordar todo lo bueno que pasó con ella y eso incrementaba en él las ganas de querer llorar.

Tuvo una larga caminata, unas cuantas lágrimas ya habían recorrido su rostro y sentía su garganta seca y con un gran nudo en ella. Finalmente se sentó bajó un árbol y cerró los ojos con fuerza obligándose a no llorar más. Se sentía completamente destrozado.

—No me digas que esa cara es por una chica —escuchó apenas, una dulce voz.

Él no respondió, supuso que si ignoraba a la persona, ésta se iría de allí.

—Oh vamos. Dime que en verdad no es una chica —dijo ella de nuevo.

Él escondió su cara entre sus piernas para que ella no lo viera.

—La mayoría de las mujeres somos muy estúpidas —dijo ella—. Siempre dejamos ir a los chicos guapos como tú para irnos con imbéciles que no saben valorar a nadie.

Ella notó que él insistía en ignorarla, pero finalmente se le ocurrió una idea.

—Tú  debes ser Im Jaebeom ¿cierto?

El chico al escuchar su nombre volteó enseguida. Al encontrarse con los ojos de la chica se perdió en ellos por un segundo. Era bastante hermosa.

—¿Cómo sabes mi nombre?

—Me han hablado mucho de ti, creeme que me sorprendió reconocerte sin haberte visto antes.

—¿Pero cómo?

—Oh, que mal educada soy. Dejame presentarme —dijo ella entusiasta—. Soy Maddie Wang. La prima de Jackson, mucho gusto —extendió su mano para que él la estrechara.

The Invisible Boy  |Jackson Wang|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora