Capítulo Treinta y Nueve

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Despertando poco a poco, Diana trató de visualizar el lugar en donde estaba, todo estaba borroso, su cuerpo dolía de una manera inimaginable y se sintió un poco extraña.

Una vez que su vista se aclaró, miró a su alrededor. Observó a un chico mirarla con sorpresa y felicidad. Su rostro parecía ser perfecto, sus finas facciones y su blanca piel no parecían ser reales, era bastante atractivo pero ¿Qué estaba pasando en ese momento?

Él le habló y luego la abrazó, un indescriptible miedo la invadió y lo alejó enseguida, él la miró un poco preocupado y ella aún temerosa se atrevió a preguntar.

—¿Quién eres tú?

Él frunció el ceño y la miró confundido.

—¿De qué hablas? ¿Te sientes bien? —preguntó él.

—Te he hecho una pregunta —demandó ella tratando de ser firme.

—¿No me recuerdas? Soy Jackson tu novio...

—¿Cómo puedo recordar a alguien a quién nunca había visto en mi vida?

—Diana, ¿Qué pasa? ¿En verdad no me recuerdas? —preguntó Jackson asustado por su reacción.

Ella comenzó a sentir miedo, aquel chico desconocido comenzaba a ponerse nervioso y sólo la estaba asustando.

—Vete de aquí por favor —dijo ella sintiendo su corazón descontrolarse y su respiración agitarse.

—No, no lo haré hasta que me digas que esto es una broma.

Diana sintió que le faltaba la respiración, comenzó a hiperventilar y al mismo tiempo gritar por ayuda.

—Diana por favor escúchame, recuérdame, no me hagas esto —le dijo Jackson.

—¡Basta! ¡Déjame en paz! —ella cubrió su rostro y trató de tranquilizarse.

Jackson en un momento de desesperación intentó quitar sus manos pero ella se negaba y gritaba.

Un grupo de doctores entraron a la habitación con prisa, alejaron a Jackson y revisaron a la chica.

—Está alterando a la paciente, le pediremos que salga hasta que ella esté estable —dijo un doctor al chico.

—Avisen a sus padres que ha despertado —dijo otro doctor.

Jackson no quería irse de ahí, estaba muy confundido y necesitaba respuestas. Un doctor se encargó de convencerlo para que saliera y sólo así, él accedió.

En cuestión de minutos, los padres de la chica se enteraron de que ella ya había despertado, sus amigos también se enteraron y acudieron para poder verla. Jackson no dijo nada de lo que pasó, quería pensar que era una broma de mal gusto o que con el tiempo lo recordaría.

Los padres de Diana entraron a la habitación a verla, ella los miró con el ceño fruncido y algo confundida.

—¿Mamá? ¿Papá? —musitó ella.

—Sí cariño, ¿Cómo te sientes? —dijo su madre.

—Bien pero... Los noto diferentes.

—¿A qué te refieres? No hemos cambiado nada —dijo su padre.

—No es nada... —dijo ella tratando de cambiar el tema— ¿Cómo está Gisell?

Sus padres se miraron atemorizados por aquella pregunta.

(...)

Luego de unas horas, el psiquiatra salió de la habitación. Todos se acercaron de prisa y lo rodearon

The Invisible Boy  |Jackson Wang|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora