The Invisible Boy |Jackson Wang|

Capítulo Tres

—Diana —escuchó ella al mismo tiempo que tocaban su hombro por la parte de atrás.

Ella se quedó sorprendida al voltear y encontrarse con Jackson. Nunca pensó que él supiera su nombre, aunque después de pensarlo un poco creyó que fuera natural que él supiera al menos su nombre a esas alturas de conocerse.

—¿Sí? —preguntó ella algo nerviosa por alguna cosa que ella desconocía.

—¿Qué dijo la profesora que teníamos que hacer? —preguntó Jackson un poco tímido.

—Elaborar un ensayo del libro y con ello resolver las integrales para el proyecto —respondió ella.

—Gracias —dijo él pero ella notó que su tono de voz aún era dudoso.

Ella siguió haciendo su trabajo, al parecer desde que la habían cambiado de lugar, se concentraba más en sus deberes de la escuela, porque ya no tenía la distracción de hablar con su amiga o con Mark.

Al poco rato volvió a escuchar que la llamaban.

—Oye, ¿Entendiste esta parte? Tengo algunos problemas con ello.

Ella le explicó a Jackson cómo debía hacerlo y lo ayudó lo más que pudo, y una vez que lo hizo siguió haciendo lo suyo.

Ya había terminado todos sus ejercicios, la profesora aún no llegaba y en el aula había un completo desastre que los alumnos estaban haciendo.

Diana fijo su vista en su amiga, notó que ella estaba muy entretenida hablando con un tipo. Su mirada se cruzó con la de Mark, él la miró por unos segundos y después apartó su mirada dejándola confundida.

Mientras Mark pensaba que todo hasta ahora iba bien.

—Diana —volvió a escuchar y volteo— ¿Puedo ver tus notas?— ella lo miró con asombro, pensó que tal vez él solo quería las respuestas y al parecer él se dio cuenta— Quiero comprobar que mis resultados sean correctos.

—Eh...Sí —dijo ella ya tranquila y le prestó su libreta de apuntes.

—Oye —dijo él— ¿Por qué aquí tienes un número de más?

—¿Qué? —dijo ella— Déjame ver.

—No, no, no —exclamó enseguida— Mejor te explico —él le señaló las diferencias que encontró y ambos concluyeron que ella fue quien estuvo  mal— ¿Ves?

—Disculpa, pero un error lo comete cualquiera —dijo ella en tono de broma.

—Pero tú no eres cualquiera —dijo él y ella se sonrojó fingiendo no haberlo escuchado.

La profesora llegó y todos guardaron silencio y volvieron a estar en orden.

—Disculpen la demora, el asunto se alargó un poco y... Ya saben, tuve que correr de vuelta—dijo la profesora— ¿Ya terminaron? Bien, comentemos sus resultados y forma de resolución.

Diana y Jackson fueron de los pocos que acertaron en toda la actividad. Ambos tuvieron correctos sus resultados y ellos se sintieron satisfechos.

—Gracias —dijo Jackson alzando sus pulgares en forma de aprobación.

—Gracias a ti —dijo ella sonriendo tiernamente.

Mark desde el otro lado del aula los observaba, estaba celoso, y no soportaba ver a Diana y  Jackson juntos.

La hora del descanso llegó. Diana y su amiga Rebeca fueron a dar una vuelta por la escuela como siempre solían hacer.

Jackson se quedó en un solo lugar, no le gustaba vagar por ahí y en este caso decidió quedarse bajo un árbol leyendo.

—¿Qué es lo que quieres con ella?— dijo Mark muy molesto llegando donde estaba Jackson.

—¿De qué hablas? O más bien ¿de quién?— preguntó Jackson fastidiado.

—Sabes que hablo de Diana. También sabes que ella es mía, te prohíbo que te comportes así con ella.

—¿Lo dices en serio? —rió sarcástico— No me hagas reír Mark, tú y yo sabemos perfectamente que por tus estupideces ella no va a volver contigo —se levantó de su lugar y lo encaró.

—Te lo advierto, estás yendo muy lejos. Ya te dije, ella es mía —se acercó Mark amenazante.

—¿Te parece que ella sea un objeto para decir que es tuya? No es justo lo que estas haciendo con ella, no lo merece, es mejor que la dejes en paz. Y te aclaro que todo esto es culpa tuya, tú la alejaste de ti —dijo Jackson y paso junto a Mark chocando sus hombros y buscando algún otro lugar donde pudiera estar tranquilo.

Al finalizar la hora del descanso, Diana corrió a su lugar con la esperanza de encontrar una nota más sobre su libreta.

Y sin más, la encontró.

Eres hermosa, y más aún cuando sonríes, recuerda que eres tú quien decide cuando sonreír. No permitas que unas simples palabras te destruyan. Vales mucho.
Tranquila, falta poco para que me conozcas, porque como ya dije, yo ya te conozco.
Atte: ?

Diana sonrió, le alegraba saber que aun había personas que podían hacerla sonreír.

—Eh... disculpa —decía Jackson pero ella estaba muy concentrada en la nota.

—Diana —dijo Rebeca al notar que ella no hacía caso.

—¡Diana! —gritaron los dos y ella dio un pequeño brinco por el susto que se dio.

—Ah ¿Qué les pasa? —preguntó ella llevándose una mano al pecho.

—Jackson lleva tiempo diciéndote que le des permiso de pasar — exclamó Rebeca.

Diana se dio cuenta de que estaba obstruyendo el paso a Jackson y se hizo a un lado.

Jackson tomó asiento, el profesor había llegado y los demás alumnos también fueron a su lugar.

El maestro dio instrucciones de sacar información de su libro y elaborar un ensayo.

—Diana —susurró Jackson y ella volteó—. No traje mi libro. ¿Puedes prestarme el tuyo?

—Si te presto mi libro ¿yo con qué voy a trabajar? —susurró ella también.

Él no dijo nada, sólo volteó a la chica con todo y butaca para hacerla quedar frente a él.

—Entonces trabajemos juntos —dijo él sonriendo.

No le quedó de otra y aceptó. Ambos hicieron su trabajo entre bromas y risas, ella no creyó que Jackson pudiera ser tan gracioso, se sintió cómoda con él.

Jackson de alguna manera se sentía demasiado feliz, pero le inquietaba saber que la felicidad de Diana no duraría mucho.

Las clases fueron pasando, Diana y Jackson se la pasaron platicando y riendo. Hasta la hora de salida.

Diana tuvo que irse sola a la parada de autobuses, Rebeca aun seguía hablando con el chico de antes y Diana no quería molestar y mucho menos ser mal tercio.

Colocó música en su reproductor, después se puso sus audífonos y esperó el autobús.

Estaba sumida en sus pensamientos y no se percató de que alguien la miraba muy interesado, feliz porque ella no se daba cuenta.