Capítulo Treinta y Uno

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Luego de un largo día de clases, Jae Bum colocó la mochila sobre su hombro y comenzó a caminar hacia la salida del aula.

—¡Jaebeom! —escuchó a sus espaldas y volteó.

—Mark —hizo un gesto con la cabeza, saludando al chico que llegaba a su lado.

—Hey, ¿Te sientes bien? Estás un poco ¿Desanimado? —preguntó preocupado Mark.

—No es nada, solo estoy cansado —respondió el pelinegro desviando la mirada, Mark era demasiado listo para notar que era mentira.

—¿Seguro que estás cansado? —Mark buscó su mirada.

—Sí —dijo Jaebeom con tanta seguridad que por fin logró convencer al chico.

—Pensaba proponerte salir un rato. Hay algo de lo que quiero hablarte, pero en vista de que no estás de humor tendré que esperar —confesó Mark.

—¿Hablar de qué? —preguntó Jae con el ceño fruncido.

—Te diré luego, supongo que ahora solo quieres ir a casa.

—Sí. Nos vemos.

Mark se dio vuelta y continuó con su camino, Jaebeom sacudió un poco la cabeza alejando pensamientos ajenos y se dispuso a ir a casa.

En cierto momento, el chico se perdió en sus pensamientos, más que nada sobre lo que Mark tenía que decirle. Mark no era una persona que abriera sus sentimientos con facilidad, y mucho menos hablaba sobre lo que pasaba en su mente, simple y sencillamente era bastante callado y serio desde que lo conoció, pero trataría de darle su espacio si eso quería.

A lo lejos pudo ver a Diana, estaba con Jackson y Bambam, ella sonreía mucho y estaba atenta a lo que le decían. Jackson sonreía de una forma extrañamente enternecida mientras la miraba reír. Eso sin duda lo hizo estremecer. No quería aceptarlo pero estaba seguro que su lugar no estaba junto a ella.

Sonrió para sí mismo con tristeza. Intentaba no mirar hacia esa dirección pero era inevitable. Escuchaba tantas voces a su alrededor pero las ignoraba, a excepción de una que captó su atención por completo.

—Claro tía, ya llegué... Sí, yo le digo. Nos vemos.

A pesar de reconocer aquella voz, no quiso voltear. Pero se vio obligado a hacerlo ya que aquella persona chocó con él.

—Lo siento mucho —dijo ella.

—No hay cuidado.

—¿Jaebeom? ¡Qué sorpresa! —exclamó ella con una sonrisa.

—Maddie —hizo él un gesto amable en forma de saludo.

—¡Recuerdas mi nombre! —dijo emocionada— En verdad me alegra mucho verte. Estoy buscando a Jackson y no creo poder encontrarlo en un lugar tan grande.

Un chico en bicicleta se acercó por espaldas de la chica y pasó demasiado cerca de ellos. Jaebeom la tomó de un brazo y la jaló a él evitando tener un accidente.

—Lo siento —se disculpó el chico de la bicicleta.

Jaebeom soltó un gruñido en respuesta.

—¿Estás bien? —le preguntó cuando el otro chico se fue.

—Sí, gracias —sonrió ella agradecida.

—Me decías que estás buscando a Jackson ¿No?— ella asintió. — Te llevaré con él, lo vi hace un rato.

Caminaron en la dirección en la que él había visto a Jackson, en completo silencio. Pero al llegar al lugar ya no estaban ahí, Jaebeom siguió caminando buscándolo con la vista. Se sentía algo incómodo, y más recordando el día que se conocieron, él fue muy grosero y pensó que quizá le debía una disculpa.

The Invisible Boy  |Jackson Wang|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora