Capítulo Treinta y Ocho

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—¿Familia de la señorita Thomson? —llamó una voz en la sala de espera.

Un grupo de personas levantó la mirada y fueron con la doctora que los había llamado.

—Somos sus padres —dijo la madre de Diana.

—Me temo que son malas noticias —dijo la doctora.

Todos bajaron las miradas, los ojos de la madre de la chica se cristalizaron al instante. No querían, pero debían esperar lo peor.

—¿Qué sucede? ¿ Ella está bien? —preguntó el padre de Diana con la voz entrecortada.

—La paciente tuvo muchas dificultades en la cirugía, su corazón falló e intentamos todo lo que pudimos.

Jackson cerró los ojos con fuerza queriendo desaparecer en ese momento.

—Sin embargo —continuó la doctora—. Logró salir con vida del quirófano.

—¿Entonces cuál es el problema? —preguntó la madre en un leve sollozo.

—Que su corazón se está debilitando poco a poco, el cardiólogo asegura que en cualquier momento puede dejar de latir.

—No, mi hija no... —murmuró la madre soltando algunas lágrimas.

—¿Hay alguna forma de que se recupere? —preguntó Rebeca enseguida.

—Existe un tratamiento que la puede mantener con vida un poco tiempo, pero no es muy recomendado por la falta de eficacia y si su corazón no responde, no habrá más qué hacer. También es muy costoso, así que no sabría decirle si vale o no el gasto —aclaró la doctora—. Piénsenlo, si me necesitan llámenme.

Los padres de la chica se alejaron un momento, la doctora se retiró y solo quedaron Rebeca, Bambam, Nick y Jackson. Todos tenían la mirada decaída y sin vida.

—Esto es mi culpa —expresó Nick frustrado—, si tan sólo la hubiera llevado, nada de esto habría pasado.

—Nick, no es tu culpa, sabes que hay situaciones que se encuentras fuera de nuestras manos. Nadie sabía que esto pasaría —dijo Rebeca tratando de tranquilizarlo.

—¿Estás bien? Jackson —preguntó por su parte Bambam al ver tan callado al castaño.

Jackson negó con la cabeza y se permitió liberar un par de lágrimas, ahogó un sollozo y suspiró con pesadez.

—Esto no puede ser verdad —murmuró el chino—. Ella no puede estar muriendo en éste momento.

—Jackson, ella estará bien —le dijo Rebeca.

—¡¿Que estará bien, te parece que estará bien?! ¡Ella está postrada en esa cama luchando por su vida y yo no puedo hacer nada! —exclamó exaltado, asustando a todos en el lugar— ¡Tú misma lo oíste! ¡Y ahora no me vengas con que ella estará bien!

Bambam tomó a Rebeca de la mano y la alejó de Jackson un par de pasos.

—¡Cierra la boca! No sabes lo que dices —le dijo Bambam.— Puede que ella esté débil pero la conoces y sabes que es fuerte, lo suficiente para no dejarse caer. Y sí. Te dijeron que tal vez su corazón deje de latir pero aún lo hace, ella está con vida y eso es lo que importa, no te cierres a las posibilidades cuando aún ella puede sobrevivir.

Los padres de Diana se acercaron a ellos de nuevo al ver que los jóvenes perdían la calma.

—Chicos, tranquilos. No es el momento ni el lugar para pelear —dijo el padre de Diana—. Hablaremos con la doctora sobre nuestra decisión, y esperamos que mientras conserven la calma —todos asintieron y el mayor se acercó a Jackson—. Estará bien, confía en ella.

The Invisible Boy  |Jackson Wang|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora