Capítulo Veintiocho

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Al ver la sonrisa de Rebeca, Diana decidió dar media vuelta y correr antes de que la castaña la alcanzara.

—¡Diana! ¡No huyas! Tenemos que hablar —exclamó Rebeca siguiendo a la chica.

—No Becky, no quiero hablar

Rebeca corrió lo más rápido que pudo y se lanzó a las piernas de Diana, haciendo que ambas chocaran en el suelo. Las demás personas a su alrededor, sólo se dedicaban a mirar extrañados aquella escena. No todos los días se veía a una chica taclear a otra con una fuerza impresionante.

—Está bien tú ganas.

Ambas se pusieron de pie y sacudieron sus ropas.

—Dime, ¿Quién te mandó la nota?

Diana no creyó conveniente decirle sobre Bambam, ya que eso arruinaría algo de lo que ya había acordado con él.

—No fue nada importante, de hecho te puedo decir que hablé con Jaebeom —respondió.

—¿En serio? Sabía que era él. ¿Y qué te dijo?

La chica no quiso recordar del todo lo que habló con él, le era muy difícil aún poder acostumbrarse a la idea de que Jaebeom no la quería más con él.

—No es algo de lo que quiera hablar —confesó la chica.

—¿Quieres hablar de alguna otra cosa? —preguntó Rebeca.

Diana inconscientemente tocó sus labios y sonrió, recordó la tarde anterior cuando besó a Jackson. Fue algo realmente bueno y con sólo pensar en ello ya lo extrañaba.

—¡Diana!

Como si hubiera sido invocado, Jackson apareció con una gran sonrisa en su rostro, se acercó a las chicas y las saludó.

—Hola Rebeca, ¿Cómo estás? Tanto tiempo sin hablar contigo.

—Bien gracias, opino lo mismo, deberíamos organizar una salida para convivir un rato — respondió ella.

—Suena bien. ¿Tú que opinas Diana? —preguntó Jackson a la chica.

—Me agrada la idea.

Diana no quiso mencionar nada respecto al beso, tal vez Jackson se incomodaría con ello, y era lo que menos quería.

—¡Jackson oppa! —un pequeño grupo de chicas se acercaron a ellos y tomaron a Jackson por los brazos, apartando a Diana y a Rebeca de él.

Jackson borró la sonrisa en el rostro y tomó un largo suspiro.

—¿Les importaría si me dejan cinco minutos a solas con mis amigas? —les dijo lo más calmado posible, lo que menos quería era sonar fastidiado.

—Oppa, debemos trabajar para el proyecto de biología —dijo una de ellas.

—Pero yo voy a hacerlo individual.

—Nosotras hicimos equipo contigo.

—¿Qué? Pero yo...

—Jackson, después hablamos, nosotras debemos ir a clases —dijo Rebeca.

—No, espérenme un momento mientras arreglo esto —dijo él.

—No te preocupes  Jackson —dijo Diana—, después hablamos con más calma.

Diana y Rebeca se fueron a clases, luego de eso, no volvieron a ver a Jackson.

A medio día, el teléfono de Diana sonó por toda el aula de clases, capturando la atención de todos.

—¿Tiene algo que compartinos, señorita Thomson? —preguntó el profesor a la chica.

—No, nada importante —respondió ella.

Vio rápidamente que se trataba de un mensaje de Bambam.

«¿Podemos salir ésta tarde? Necesito que me ayudes con algo.»

(...)

—Más te vale, que en verdad necesites ayuda —dijo Diana dirigiéndose a Bambam por el estacionamiento.

—Créeme. Esto es importante —le respondió él.

Bambam llevó a la chica frente a un auto.

—Antes que nada, debes saber que le pedí a  Rebeca salir conmigo. Ella aceptó.

—¡Eso es bueno! No entiendo por qué necesitas de mi ayuda si eso ya es un paso adelante.

—Porque necesito saber cómo comportarme enfrente de ella, no quiero que se enoje por algo que diga o haga.

—¿Y qué tienes pensado?

—Te llevaré de paseo, primero en carro y luego a pie.

—De acuerdo, vamos —dijo la chica.

Bambam se apresuró a abrirle la puerta del copiloto a Diana, ella le agradeció y luego que que él cerrará la puerta corrió del otro lado para subir.

—Una cosa —dijo Diana cuando Bambam encendió el carro.

—¿Sí?

—No abras la puerta del carro para Rebeca.

—¿Uh?

—Puede que suene raro, pero si quieres ser caballeroso no lo seas tanto. Rebeca quiere un novio, no un sirviente.

—Está bien.

—En realidad... No hay mucho que enseñarte, sólo tienes que ser tú mismo, pero al mismo tiempo hacerla sentir cómoda.

—Bien, lo tengo —le respondió él—. ¿Estaría bien dejar que ella escoja la música?

—De hecho, esa es una forma de sacar un tema de conversación. Pregúntale qué música le gusta.

—¿No es más fácil que tú me digas sus gustos?

—No. Esa es tarea tuya. Lo emocionante de las relaciones es conocerse y aprender del otro, es una gran experiencia —dijo ella.

—¿Y tú... Bueno, ahm, tienes novio? —preguntó el chico un poco tímido.

—No —respondió ella—, créeme que luego de lo que pasó con Mark, se me quitaron las ganas de volver a tener novio.

—¿Y Jackson?

—¿Jackson?

—Sí, creí que ambos salían.

Ella se sonrojó ante sus palabras.

—¿Qué te hace pensar eso? —ella bajó la mirada apenada.

—Eres muy cercana a él, y la forma en la que te mira es algo... ahm, ¿Cómo decirlo?... ¿Rara?

—¿Rara en qué sentido?

—En el sentido de que te mira como si fueras la cosa más preciada del mundo, como si fueras frágil y delicada, como si captaras toda su atención.

Ella no dijo nada, se limitó a escuchar mientras trataba de digerir aquello.

—En verdad creí que estaban saliendo, es muy notorio como para pasarlo por alto —siguió diciendo él.

—¿Es así? —musitó ella— Nunca lo noté.

The Invisible Boy  |Jackson Wang|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora