Capítulo Cuarenta y Dos

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Mark siguió a Diana hasta alcanzarla, ella le dio una rápida mirada y siguió su camino.

—Oye, espera —le dijo Mark—. ¿Te sientes bien?

Ella parecía no escucharlo, sin embargo se tomó unos segundos para suspirar y voltear a verlo.

—No —dijo con voz dura—. No me siento bien. Hay algo que no me deja tranquila. Tú me dijiste que ellos querían hacerme daño pero yo no lo veo así. Por más que quiero alejarlos no puedo. Una parte de mí se siente muy cómoda cuando ellos están cerca... y no entiendo por qué sucede esto, estoy muy confundida —de pronto lo miró molesta y lo apuntó con el dedo—. No me habrás mentido ¿cierto?

—¿Qué? ¿Yo? ¡Para nada! —se apresuró a hablar— Es porque aún crees que ellos son tus amigos. Es normal que te sientas así —le respondió él tratando de convencerla.

—Por más que lo intento, no puedo dejar de pensar en ello —confesó ella, ya no sintiéndose tan molesta con él.

Mark se acercó para poder tomar su rostro y mirarla fijamente.

—Me encargaré de que dejes de preocuparte por ello —acarició con ternura su mejilla y le dio una sonrisa—. Me prometí a mí mismo hacerte feliz sin importar qué.

Diana no pudo evitar sonreír, se sentía bien con aquellas palabras. Pero había un sentimiento además de cariño, era algo parecido a la tristeza y decepción, ella simplemente lo tomó como algo pasajero. Y lo extraño era que solo le sucedía con Mark.

Ambos continuaron con el camino a casa de Diana, guardaron silencio y no mencionaron más sobre el tema. Mark trató de encontrar una forma en la que Diana dejara de pensar en Jackson, podría ser que de tanto pensar en él, ella lograra recordarlo y todo saliera mal.

Cuando llegaron a la casa de Diana, ella únicamente se despidió y le dio las gracias a Mark, se sentía bastante mal para quedarse y charlar más, esperaba que él lo entendiera. Antes de que ella entrara a su casa él tomó su mano y la hizo verlo.

—Diana, ¿Quieres ser mi novia? —preguntó Mark en voz baja.

Diana lo miró sorprendida, no esperaba que le dijera eso y tampoco sabían cómo reaccionar en ese momento, lo miró totalmente desconcertada y sin palabras.

—¿Qué?

—Lo sé, lo sé. Es algo muy apresurado, pero no quiero que me respondas ahora, ni mañana, ni al día siguiente. Quiero que me respondas cuando te sientas lista para hacerlo. No importa cuanto tiempo te lleve, yo esperaré —dijo él con tranquilidad.

—Mark, no creo que necesite tiempo para pensarlo, yo...

—Por favor hazlo —la interrumpió él—. No quiero que pienses en Jackson o en Rebeca, piensa en lo que te acabo de pedir y sólo en eso ¿De acuerdo?

Diana se soltó sutilmente de su agarre y lo miró con seriedad.

—Así cómo tú me pides que lo piense, te pediré que me des tiempo y espacio —Mark la miró confundido, no sabía el por qué de su reacción—. Últimamente no me he sentido bien con tantas cosas que tengo que asimilar. Si tú lo entiendes y estás dispuesto a esperarme entonces lo haré, te daré una respuesta pero mientras necesito alejarme de todos, incluido tú.

Asentir y aceptar aquello no era algo que él quisiera, si se distanciaba de ella, no podría mantenerla lejos de Jackson y eso era un gran riesgo. Sin embargo, si seguía insistiendo podría hacerla enojar y todo empeoraría.

—Espero que no sea mucho tiempo —terminó cediendo.

—Gracias por entender —dijo ella.

Mark no dijo más, ya no había nada que decir, sólo le quedaba esperar hasta que ella tomara una decisión. Solo que Diana ya sabía que no era momento para una relación y menos con Mark.

The Invisible Boy  |Jackson Wang|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora