Bajo las escaleras simulando que la conversación de minutos atrás nunca sucedió, que ninguna de sus olaahras logró afectarme en lo más mínimo. Hubiese querido que fuese así. Hubiese querido no haberme sentido fatal. Sin importar la mirada atenta de mi madre sigo mi camino hacia la puerta principal, con la cabeza en alto. Cierro la puertas detrás de mi y la máscara que hace unos segundos tenía, lucha por caer. Una lucha interna hace su mayor esfuerzo por sacar mis sentimientos a flote, pero hago lo posible por mantenerlos a raya.
Estacione mi auto y al bajar de el, la mayoría de las miradas, por no decir todas, estaban puestas en mi. Todos detallaban lo que vestía, como estaba maquillada y hasta como caminaba, de alguna u otra manera los estudiantes aquí, son así, siempre se fijan en ti con detenimiento, para luego criticar. Mientras camino solo miro hacia el frente, ninguno de los estudiantes a mi lado parecen importarme.
De igual manera, lo que las demás personas piensen de mí, me da tan igual, yo no tengo porque vivir de lo que diga la gente, ellos a mi no me dan de comer.
Llego por fin a uno de los pasillos y camino hacia mi casillero, una larga cabellera roja se puede presenciar en el casillero de al lado. Reconocería esa cabellera en cualquier lugar.
Es mi mejor amiga, una de las pocas personas en las que confío. El atuendo que tiene hace resaltar sus curvas. Nota mi presencia y me da los buenos días.
—Hola mi amor, ¿cómo estás?—recuerdo que un par de veces nos han preguntando que si somos novias, evito reír ante el gracioso recuerdo. Siento que ella puede ver en realidad como estoy, trato de fingir una sonrisa que sale más como una mueca.—Muy bien ¿y tú?—digo esto tratando de evitar su atenta mirada. Sé que ella no le molestaría escucharme pero los problemas con mi madre son tan constantes que no quiero seguir abrumandola con tonterías, la situación en mi casa es algo que se sale de mis manos y ya que no puedo hacer nada no quiero ser una molestia para Emma. Su mano toma la mía y me mira directo a los ojos, esos ojos verde esmeralda que te hipnotizan.
—¿Por qué crees que me aburriría o me molestaría cada vez que me cuentes lo que sucede con tu madre?—no puedo evitar sorprenderme un poco por lo mucho que puede conocerme. Trato de evitar su mirada, sé que tal vez si le cuente las cosas terminaran como no quiero que lo hagan, no quiero llorar.
—Solo no quiero seguir molestando—digo encogiendome de hombros.
Ella da un paso hacia adelante y parece decidida,—mírame—me ordena—hemos estado juntas por muchos años, hemos pasado por cosas terribles y lo sabes, no puedes solo pensar que me molestan tus problemas, porque no es así—agradezco tener a Emma en mi vida. El caso no es que no confíe en ella, es solo que no quiero se una molestia para ella o para cualquier otra persona.
Odio que me vean llorar, realmente lo odio.
Siento la mirada de alguien en mi. Busco con mis ojos de quien se trata y mi mirada llega a un chico de ojos grises que jamás había visto aquí. Su mirada es inmensamente profunda, penetrante. Tiene un aura misteriosa, nuestras miradas están conectadas de tal manera que hace que lo demás deje de existir, pierdo la noción del tiempo y espacio. Su mirada manda electricidad a mi cuerpo. Sus peculiares ojos, he visto muchos ojos grises pero lo suyos, los suyos son diferentes, tan llenos de misterios, tan penetrantes.
¿Estoy en el cielo?
Regreso al mundo real en el momento en el que un chico rubio que no alcanzo a distinguir de quién se trata se lo lleva del brazo.
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Siempre serás tú. ¡Editando! #PGP2018
Teen FictionTodas las personas estamos marcadas por un pasado. Muchos aprenden a vivir sin estar atados a él, viviendo el presente. También existimos nosotros para quienes nuestros pasado es aquella etapa que marco nuestra vida para siempre, aquella etapa que j...