Capítulo 34: El Lobo.

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Jayden.

Mi cerebro aún intenta procesar la información que acaba de darme la mujer, quien es mi abuela. No sé porque rayos tenía que decirle a la chica de ojos celestes de lo que se había enterado.

-Lo siento, no tenía idea. Pensé que tenían una relación-se disculpa la mujer. Kendall tiene los brazos cruzados sobre su pecho, no puedo aún creer que ella esté enterada de la información. No puedo evitar no sentirme furioso, ¿cómo se viene a aparecer después de tanto tiempo? ¿Cómo tiene ese descaro? Me pregunto una y otra vez.

Y no es por mi, claro que no, el hecho de que sienta furia hacia ella no es por mi, si no la quiero en mi vida es simplemente porque de ella haberse quedado en nuestras vidas las cosas pudieron haber sido distintas.

Le he entregado todo mi amor, esfuerzo y dedicación a mi pequeña hermana Emily. Trato de hacer mi mejor esfuerzo y doy todo de mi porque ella tenga una buena vida, una buena niñez. La mantengo alejada de la verdad solo porque no quiero que ella haga parte de eso, de ese mundo. Pero no puedo simplemente ignorar el hecho de que a pesar de todo el cariño y dedicación que le doy, ella también le hace falta y necesita una figura materna, necesita alguien que le de ese amor que solo saben dar las madres. Recuerdo las mucha veces que ella lloraba porque los niños en su escuela se burlaban de ella diciendo que su madre no la quería y por eso la abandono, la expresión en su rostro hacían que mi corazón se encogiera de tristeza. Aquellos niños sin darse cuenta se burlaban de ella con comentarios crueles sobre la falta de una madre, muchas veces la escuchaba a través de la puerta mientras lloraba y pedía una madre, alguien que le de ese cariño que ella ha sentido y que envidia tanto de los demás niños. Se preguntaba porque los demás niños y ella no, siempre que la escuchaba lo único que podía hacer era mantener ahí, de pie mientras derramaba un par de lágrimas, luego la abrazaba y dormía junto a ella, se acurrucaba en mi hasta quedarse dormida y el insomnio a causa de el dolor que padecía ella no me dejaba pegar el ojo en toda la noche.

-Si necesitas algo sabes donde estoy, me alegro mucho verte después de tanto tiempo. Bonito día-dice la mujer mientras besa mi mejilla. Sé que ella no tiene la culpa de lo que hizo su hija, pero no puedo evitar verla y recordar a Kate.

Escucho como la puerta se cierra y el ambiente es tenso, el silencio es sepulcral y la furia aún sigue en mi cuerpo. Los sentimientos son encontrados, no puedo evitar que un par de recuerdos junto a ella vengan a mi mente haciéndome querer por unos instantes perdonar la, pero es algo que va más allá de mi, simplemente no puedo. No me importa escucharla, no me importa las razones que tuvo, no me importa lo que suceda con ella. No le deseo mal, al contrario, le pido a la vida que no le cobre el sufrimiento que le causó a sus tres hijos al abandonarlos.

Mi mente sigue vagando en algunos recuerdos, sin percatarme de mis movimientos me siento en uno de los sillones de la sala de estar.

-Ella nos abandono, no entiendo sus razones y tampoco quiero saber las-digo en un susurro. Ella se sienta a mí lado y me toma la mano, siento como me transmite paz y apoyo con ese simple acto.-es decir, éramos niños, necesitábamos una madre, la necesitábamos a ella... Pero simplemente se fue, se fue y no volvimos a saber de ella, esperaba todas las noches en mi cama a que ella regresara por mi, por nosotros pero simplemente crecí y entendí, que ella no regresaría, no regresaría por más que le pidiera a Dios todas las noches en la oscuridad de mi habitación, por más que la esperara en la ventana de mi cuarto, entendí que ella nos abandonó y que su plan no era regresar-una lágrima brota de mi ojo derecho. Por alguna extraña razón me abrí a ella, sin siquiera pensar lo con detenimiento, fue un impulso.

Siempre serás tú. ¡Editando! #PGP2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora