Había invadido mi espacio personal, podía ver su rostro perfectamente ya que había salido de la oscuridad, su rostro me miraba atento y luego me ofreció una sonrisa. No dejaba de preguntarme el porqué de su presencia aquí. Él no parecía dispuesto a responder la pregunta que le hice hace unos instantes y eso era algo que me estaba desesperando.
-¿No oyes?-pregunto irritada. Su gesto me muestra lo mucho que le divierte esta situación. Acorta un poco más la distancia, sus ojos conectados con los míos.
-Te extrañé-dijo con normalidad, sentí mi corazón saltar-quería verte-dice con una sonrisa. Esa hermosa sonrisa.
-Ya me viste ¿te puedes ir?-digo molesta. Si cree que puede un día decirme cosas lindas y otro hacer como si no le importo esta equivocado. La últimas palabras que me dijo en el instituto resuenan en mi mente.
-Nunca me cansaría de verte, no a ti-acaricia mi mejilla. El frío de la noche nos cobija y lo único que se escucha son nuestras respiraciones, pesadas y un poco irregulares.
-Que bien, porque yo si me canse de verte-digo antes de irme y dejarlo ahí, no puedo permitir que esto siga avanzando, estoy corriendo un riesgo muy grande. Ningún chico querría estar conmigo luego de saber la verdad, mi verdad.
Entro sin mirar hacia atrás, sin mirarlo a él, luego de cerrar la puerta me recuesto sobre ella. Cierro mis ojos y no puedo evitar recordar esas noches. Miedo, dolor, asco son la sensaciones que experimente cuando eso sucedía. Una lagrima traicionera corre por mi rostro, quede marcada y no puedo arrastrar a alguien a que viva aquello. Subo a mi habitación y sin ganas de nada me tiro sobre mi cama, me abrazo a mi misma en un intento por no llorar, no quiero pasar el resto de mi vida lamentandome por lo que sucedió, aún me afecta pero no puedo vivir llorando. Siento mi cuerpo temblar y las ganas de gritar son fuertes, un par de lágrimas corren por mi rostro. Mucho más recuerdos viene a mi y trato de no derramar más lágrimas.
Luego de largos minutos siento unos fuertes brazos rodearme, el olor a él inunda mis fosas nasales, esto me ayuda a confirmar quien es el chico que me abraza transmitiendo a mi cuerpo y mente una sensación de paz y tranquilidad, me siento segura, protegida. No necesito voltear a ver su rostro para saber de quien se trata.
-Todo va a estar bien, rayito-le escucho decir en mi oído. Siento como mi piel se eriza. Y así, rodeada por sus fuertes brazos transcurren varios minutos en los que todo se me olvida, el dolor ya no está ahí.
-¿Podemos ir a otro lugar?-le pido en voz baja.
-Tus deseos son órdenes-bromea y hace que sonría. Nos levantamos sin mirarnos aún a los ojos.
-Espera, no quiero ir así-le digo haciendo que él mire mi vestimenta.
--Te ves preciosa-dice con una sonrisa.
Lo miro a los ojos por primera vez desde que entró por la ventana,-me voy a cambiar, espero no mires-le digo mirándolo seria. Saco ropa de mi armario él esta sentado en un sillón de espaldas, me pongo de espaldas y me despojo del vestido quedando así solo en ropa interior. Me pongo unos pantalones de tela tipo cuero negros, unos vans, una camisa de tela negra con transparencia y de mangas largas. Decido dejar mi celular, solo quiero olvidarme de todo.
-Estoy lista-digo mientras me aplico un poco de lápiz labial.
-Tienes las mejores nalgas que he visto-dice y no puedo evitar sonrojarme. Lo miro con el ceño fruncido ya que estuve supervisandolo mientras me cambiaba y él estuvo de espaldas.
-El espejo-dice señalando el enorme espejo que está frente a mí.
-¡Eres un sucio pervertido!-le digo mientras corro hacia la ventana, cuando estoy a punto de pisar el balcón de mi habitación, siento unos fuertes brazos rodearme por detrás. Quedo paralizada por la sorpresa, descansa su cabeza en mi hombro y cierro mis ojos.
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Siempre serás tú. ¡Editando! #PGP2018
Novela JuvenilTodas las personas estamos marcadas por un pasado. Muchos aprenden a vivir sin estar atados a él, viviendo el presente. También existimos nosotros para quienes nuestros pasado es aquella etapa que marco nuestra vida para siempre, aquella etapa que j...