Capítulo 15

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Sin palabras.

Eso es lo que me está pasando en este mismo momento al ver la nueva casa en la que viviré.

- Oh. Por. Dios. - digo apenas audible.

La casa desde afuera se ve pequeña, algo MUY diferente a la antigua. Estamos literalmente en un campo, donde veo vacas y caballos, nunca le creí a mi padre cuando me lo dijo.

No puedo creer todo esto, no puedo creer que de una de las mejores mansiones de la ciudad termine viviendo en esto, una casucha.
Creo que no tengo que aclarar que estoy inmóvil y sin palabras, algo muy diferente a mi hermano que salió del auto con emoción y dirigiéndose al caballo más cercano de donde estábamos.

La realidad es que no estamos tan lejos de la ciudad como lo creí y no está tan solitario como también lo creí, a su alrededor sólo veo tres casas como muchas y todas con el mismo diseño y color. Y eso es una mala idea ya que, estoy segura de que me voy a confundir.

- ¡Nicolás, deja ese caballo! - le grito a mi hermano de mala manera.

Estoy viendo como mi hermano quiere subir a ese animal raro mientras lo acaricia y mete sus deditos en lugares que no aconsejaría.

- ¡Sólo estoy tocando su oreja! - dice él en su defensa.

Si, pero creo que al animal no le gusta que metas tus dedos en su oído.

- Vamos cariño, te mostraré la casa - dice mi abuela caminando hacia allí.

De mal humor camino detrás de ella mientras inspecciono el lugar. Tiene el césped bien cortado y flores, muchas flores de todos los colores, eso me gusta. Subo los tres escalones que tiene en la entrada y como un pequeño espacio acompaña al lugar, donde hay un banco en la izquierda.

Abre la puerta y todo parece tan pequeño, creo que es por estar acostumbrada a que mi casa y las de mis amigos sean grandes y con mucho espacio. Hay un pequeño sillón con un televisor en frente mientras se ve directo un pasillo.

- El pasillo lleva a las habitaciones, la cocina y comedor. - dice mi abuela y me guía hacia allí - en las puertas de la izquierda se encuentran la cocina y el comedor. - explica entrando en una de las puertas.

La sigo y veo la pequeña cocina donde están las cosas necesarias para ahí y lo que más me llamó la atencion fue ver en la heladera una imagen pegada. La imagen reflejaba la felicidad de un niño pequeño con una mujer de cabello largo y negro como la noche.

La abuela atraviesa una puerta y ahí me explica que está el comedor, en donde había una pequeña mesa con cuatro sillas a su alrededor y otra televisión.

- Bueno, la puerta a la izquierda da a mi habitacion y el baño de abajo - dice ella y  pensé que no iba a mostrarme su cuarto.

Pasamos de largo y al final del pasillo había una escalera.

- Desde afuera parece que tiene un solo piso - le digo de manera extraña y confundida.

Ella suelta una carcajada.

- Creo que estas acostumbrada a que el primer piso de tu antigua casa se vea como los dos pisos de la mía - dice negando con la cabeza.

Sube las escaleras y yo todavía en forma pensante, la sigo.

- La puerta de la izquierda da al baño de arriba y las dos de la derecha dan a tu cuarto y al de Nicolás - dice explicando.

Me detengo.

- ¿Un baño? - asiente - ¿Tengo que compartir baño con el pequeño? - pregunto nuevamente y ella asiente.

¿Porque yo, dios?

- Bueno, vamos a hablar de la vivencia - dice mi abuela de brazos cruzados.

Oh oh.

- Yo aquí no estoy mucho, vengo a la noche para la cena - en ese momento me dio intriga saber que era lo que mi abuela hacia en todo el día pero creí que no era el momento de preguntar - entonces todo el trabajo de tu hermano quedará a tu cargo. Tendrás que despertar temprano y nos turnamos para preparar el desayuno ¿Está bien? - asiento - de tu hermano por las mañanas me encargo yo, lo cambiaré y lo llevo al colegio, de ti te encargarás solamente tú ¿está bien? - asiento nuevamente - para el almuerzo ya no estaré aquí, entonces tu hermano se volverá con la vecina que casualmente su hija va con él entonces le queda de camino. Tú te vuelves y le preparas el almuerzo a él y a ti ¿está bien? - asiento - Luego lo que harán en la tarde es cuestión de ustedes ¿quedó claro todo? - pregunta una vez más y yo asiento con miles de preguntas en mi cabeza.

Ella sin más voltea y se va.

Y yo me quedo parada sin saber que hacer.

Entro a la que va a ser mi nueva habitación, la miro atenta y tiene una cama de dos plazas a un costado con una mesita de luz a su lado y del otro extremo hay un mueble con un espejo de cuerpo entero en su puerta. La veo tan diferente a lo que era en mi antigua casa y sólo logró suspirar e ir hacia abajo a buscar para ordenarla.

Veo que mi hermano estaba jugando todavía con el caballo afuera y yo sólo agarré las cajas que tenían mis cosas y me encerre en mi habitación. Desde la mesita de luz suena mi celular así que lo tomo y por lo que veo es una llamada.

- ¿Hola? - contesto.

- Así que no nos vemos por un día y ya te olvidas de mi - dice una voz gruesa.

Sonrío.

- Como olvidarme de mi grandulon preferido - digo riendo.

Connor del otro lado suelta una carcajada.

- Señorita, la llamo para comunicarle que vamos a salir a comer con los chicos y bueno, prepárate que te iré a buscar..

- No Connor, ya me mudé así que estoy guardando las cosas además de que estoy cansada, capaz que otro día.. - le digo en un susurro.

Del otro lado de la línea abunda el silencio.

- Esta bien, nos vemos mañana en la escuela ¿si? - pregunta él.

- Está bien. - le contesto y cuando iba a cortar Connor pronuncia mi nombre - ¿Si?

- No olvides que no estas sola.

Y sin más se corta la comunicación.

Pensativa empiezo a doblar mi ropa y a guardar mis pertenencias en su lugar. En la mesita de luz puse el reloj junto con la foto que mi hermano había encontrado.

Después de terminar todo, recuesto mi cabeza en la cama y cierro los ojos cansada.

Ajena a los problemas que se avecinaban...

Frase del capitulo: Somos nuestro propio demonio y hacemos de este mundo nuestro propio infierno.

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