Capítulo 38

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- ¿A donde me llevas? ¿no me secuestraras, no? - pregunté preocupada.

Estábamos caminando junto a Simón hacía "su lugar favorito"

- No pienso secuestrarte, no aún. - dice en un susurro que apenas alcance a escuchar, pero lo hice.

Le pegué un manotazo en su brazo y él río.

- ¿Te imaginas que después de todo lo que pasaste, te secuestren y ahí termina tu historia? - dice riendo haciéndome reír a mi también.

- Una locura. - digo pensándolo.

- Exacto. - concuerda - Necesito que tapes tus ojos, mira que si me llegó a enterar que abres tus ojos, no te daré la sorpresa..- maldito, ya conocía mis puntos débiles.

- Está bien, está bien, no voy a ver nada, lo prometo. - sincera, me tape los ojos con su bufanda ya que, quería que me tapara los ojos pero olvidó con qué.

Entre tropezones, tomó mi mano y me ayudó a caminar lentamente. De manera inexplicable estaba nerviosa, nunca había sido así, pero lo estaba. Y no de la manera en la que estaría si tendría miedo, no, de la manera linda en la que las mariposas vuelan en tu estómago y sabes que algo por fin saldrá bien, o eso esperaba.

- Muy bien, puedes abrir los ojos pero necesito que lo hagas lentamente, así causará el efecto de impresión. - dice luego de soltar una carcajada.

- Eso se dice cuando estas seguro que lo que vas a mostrar no es nada lindo y no sabes como decirlo. - le contesto.

- ¡Ah! Ahora eres "la chica sabelo todo" - dice indignado.

- No, pero estoy segura que lo que hay detrás de esta bufanda no es lindo y no sabes como decirlo. - me defendí.

El bufo ya molesto.

- ¿Puedes sacarte eso de la vista y mirar para comprobar? - pide cansado.

- Bueno - dije alargando la "e" - no te enojes osito gruñoncito - dije divertida y escuché como él soltaba una carcajada.

Cuando me pude desatar la bufanda, vi como mis ojos resplandecían por las miles de luces provenientes de la ciudad. Todo de aquí se veía tan pequeño pero tan hermoso.

- Es.. bellísimo. - digo mirando todo con fascinación.

Sentí como Simón se posicionó a mi lado y sonrío.

- Tú lo eres..- mirándome dijo eso haciendo que las miles de mariposas revolucionarias golpearan mi estomago y mi pecho.

Sólo pude soltar una tímida sonrisa.

- Venía aquí cuando Stev y sus amigos me molestaban..- confesó luego de unos segundos - cuando estaba cansado de todo o me enojaba, venía corriendo hasta aquí y poder calmarme, ¿loco? Un poco. - dice riendo.

- ¿Y porqué no te defendias? - me atreví a preguntar - Quiero decir, a ponerle un alto a todo esos abusos.

Él respiró hondo.

- Sabía que en algún momento lo terminarían por su cuenta, no quería responder la violencia con violencia, porque éso era lo que ellos querían y hablando sinceramente, a veces no podía controlarme. Pero la vida me enseñó de que no tenía que ser como ellos, ¿sabes? la vida se encarga de poner a cada quien al lugar que pertenece. Cuando mis padres peleaban, también venía aquí. - recordó.

- ¿Dónde está tu padre ahora? - la curiosidad era algo que no podía evitar.

Su madre extrañamente ya la conocía, días atrás caminando por la gran ciudad nos la encontramos saliendo de una tienda. Se sorprendió tanto que anduviera con una chica que me miró de pie a cabeza y pueden imaginarse que los nervios se apoderaron de mi cuerpo sin quererlo. Pero luego de eso, es una agradable mujer, era muy dulce y amable.

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