Capítulo 31

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- Okey, Simón y Kate me han hablado mucho de ti y, por lo que me han contado, sé que eres una persona responsable y que necesita el dinero de verdad. Arreglaremos tus horarios escolares con los del trabajo ¿esta bien? - dice Francis, el dueño del lugar.

Ya cuando llegue me lleno de preguntas sinceramente y me siento bien porque pude contestar lo justo y necesario. Francis era un buen señor, calvo, alrededor de unos 50 años con un bigote color blanco, unos pequeños lentes y una vestimenta de una camisa y un saco arriba. Tenía esa agradable apariencia de esos abuelos a los que todo el mundo le cae bien, que te entregan dinero a escondidas y te hablan de lo duro que eran los tiempos de antes dejándote la enseñanza de que tienes que valorar las cosas buenas que tiene la vida hoy en día.

- Sin más es un gusto conocerte Sara y es un placer decir que eres bienvenida al Caffe and love. - termina de decir con una sonrisa amistosa y estirando su mano para estrecharla con la mia.

Con una sonrisa de las que hace mucho no tenía me fui a sentar a la mesa en la que estaban Nicolás y Simón hablando y riendo de vaya a saber qué.

- ¿Y? ¿cómo te fue? - pregunta Nico con emoción.

Pongo la cara más triste y mi vista cae a mis manos.

- No me lo dieron - contesto en voz baja.

- ¿¡Qué!? ¿porqué? - ahora Simón levanta mi mentón con dos de sus dedos y mira cada parte de mi rostro.

- Yo..- los miro y sonrío - estoy jugando, si me dieron el trabajo - empiezo a reirme a carcajadas por las caras que pusieron.

Ellos se dan una mirada lenta como no pudiendo creer que les haya hecho esa broma.

- De verdad, me la creí. - dice Nicolás con cara de pocos amigos.

- Vamos hermanito, no te enojes ¿si? ¿Sabes que significa el que tenga un trabajo? - le pregunto y él niega con la cabeza - te llevaré al parque de diversiones o mejor, al cine que solíamos ir o te podría llevar a tomar un helado cuando tú quieras o comprarte los mejores juguetes..- le empiezo a decir emocionandome y sintiéndome realmente bien sabiendo que podría darle lo mejor a Nicolás.

- Gracias Sara por todo lo que haces por mi y la abuela - dice sonriente - ahora, ¿podríamos ir a ver a mamá? - pregunta con su sonrisa angelical.

Esa sonrisa la usaba cuando quería obtener algo con mis padres.

- Si enano, déjame avisarle a la abuela que llegaremos un poco más tarde que lo usual - le digo guiñandole un ojo mientras me levanto para llamar a la abuela por celular.

Estaba marcando el número cuando siento como toman mi brazo haciéndome voltear.

- Oh Simón me has dado el mayor susto que he tenido - le digo un poco exagerada.

Él se ríe.

- Sólo quería venir a preguntarte si necesitabas algo Sara - me pregunta.

Y juro que pude ver vergüenza en su rostro.

- Gracias por la ayuda Simón pero no la necesito. - le contesto con una sonrisa sincera.

- ¿Necesitas que los lleve a algún lugar o algo? No estoy en horario de trabajo así que no habría ningún problema..- empieza hablando rápidamente.

- Hey hey, ¿de verdad no estas ocupado? - le pregunto.

No quería aprovecharme de su bondad sinceramente, hasta me estaba sintiendo mal por pedirle tantos favores.

- No es problema para mi, me caen bien tu y el enano ese y haría cualquier cosa para ayudarlos - me regala una sonrisa tierna.

De esas que te dan ganas de apretarles esos cachetes grandes.

- Gracias de verdad Simón - le digo sinceramente - sin tu ayuda y la de Kate no hubiese conseguido este trabajo y no estaría tan contenta como hace mucho no lo estaba, de verdad, gracias.

- No hay nada que agradecer, es un placer verte sonreír - dice guiñando un ojo - ahora si, vámonos antes de que tu hermano me lance con la taza que tiene a su lado, desde que estamos hablando nos está espiando cuidadosamente desde la ventana.

Desinteresadamente miré hacía la ventana y él nos estaba viendo con los ojos entrecerrados y tomando de su taza. Se veía todo un niño grande.

- Si tienes razón, pero antes quería hacerte una pregunta, claro, si me dejas. - le digo apenada.

- La pregunta ya me la hiciste pero si, puedes hacerme dos. - dice riendo.

- ¿Qué pasó con aquella chica que era mi vecina? - desde que dije la palabra "chica" su rostro sonriente terminó en uno triste mientras agachaba la mirada - Oye no quería incomodarte, lo siento..

- No no pasa nada - dice apresuradamente - sólo voy a contestarte con la frase que más uso..- avisa y yo asiento - es tan corto el amor y tan largo el olvido, esas serán mis últimas palabras para esta conversación. Otro día hablaremos de esto - corta la conversación y yo asiento.

- Si está bien, lo siento. - digo sinceramente.

Él niega con la cabeza.

~*~

- Bueno, hemos llegado. - dice con una sonrisa un poco avergonzada Simón.

Mire a través de la ventana y vi el hospital que se estaba volviendo mi segunda casa prácticamente.

- Gracias chocolate, me caiste bien. - le contesta un sonriente Nicolás chocando puño con puño.

Sonreí al ver la imagen.

Esperamos a que mi hermanito se siente en el banco enfrente de nosotros mientras que yo trataba de abrir la puerta del auto.

Comienzo a reír.

- Puedes ayudarme a abrir la puerta - le pido amablemente riendo.

- Si lo siento, tenía que ver como luchabas contra esa puerta y reirme un rato. - dice entre medio de una carcajada.

Ya mi cara cambió.

- Gracias por tu sinceridad - digo irónicamente.

Él me guiña un ojo.

- De nada. Oye sólo quería decirte que si necesitas que baje con ustedes o si quieres que me quedé aquí esperándolos o, tal vez quieran que los recoja luego no hay ningún problema. - dijo con la cara toda roja.

Así se ponía cuando tenía vergüenza.

- Gracias por todo Simón, de verdad, pero..- digo alargando la "e" - tendrás que esperar para verme de nuevo, sé que te mueres por hacerlo - digo guiñandole un ojo.

Él hace una sonrisa arrogante.

- Si claro, ya quisieras. - contesta rodando los ojos.

- Bueno está bien, yo iba a invitarte a que vayas con nosotros pero ya que tú no quieres, bien. - le digo bajando del auto y caminando junto a mi hermano.

Siento como cierran la puerta de un auto y sonreí victoriosa.

- Así que no pudiste contenerte eh, lo sabía..- digo dándome la vuelta para toparme con un rostro que ya había olvidado.

- ¿Contenerme a qué? - dice riendo.

Frase del capitulo: Me gusta la gente que deja marca, sin la necesidad de dejar heridas.

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