Ya había pasado una semana.
Una semana en la que no había encontrado ninguna pista sobre el hombre que estuvo con mi madre.Una semana en la que estaba trabajando y por suerte, todo iba lo bastante bien para poder alegrarme y estar feliz sobre eso.
Una semana en la que Simón y Stev no me dejaron sola por ningún momento, al igual que mi nueva compañera de trabajo, Kate. Era una persona agradable, era muy linda y muy dulce con todo aquel que se le acerqué.
- Faltan sólo dos días para tu cumpleaños, ¿como sientes esto de que ya podrás ir presa? - dice mi hermano cuando me acerco a él.
Estábamos en el trabajo pero como no había casi nadie, me senté con él a descansar también un poco. Al segundo se nos acerco Simón y Kate y se sentaron con nosotros.
- Sinceramente, tengo ganas de hacer algo ilegal antes para poder burlarme en sus caras..- les digo sonriendo.
- ¿Cómo es eso de que es tu cumpleaños y no lo sabía? - habla Simón y Kate lo sigue.
Me contuve de rodar los ojos. Simón por lo que se estaba dando a conocer era un chico genial, era divertido, a veces un poco tonto y exagerado, pero también me había enterado de que era el mejor en promedio escolar. Cuando me enteré sobre ello no podía creerlo, y no lo creí hasta que él me ha mostrado el diploma donde lo felicitan por ser tan excelente alumno y le desean éxitos en su vida. Me enteré que usa unos lentes cuadrados que le queda gigantes para poder leer y eso me pareció tan lindo, aunque él piense lo contrario. Pero se podría decir que la pasó bien con él, me hace sentir bien y eso es algo que últimamente pocas personas me hacían sentir.
- No se los dije porque no los voy a festejar. - contesté parandome ya que vi a un grupo de chicos entrar y sentarse.
Saque mi pequeño cuadernillo y el lápiz que tenía en mi delantal y me les acerqué.
- Hola, buenos días. ¿Qué se les ofrece? - dije lo más simpática y amable que pude.
Estos chicos me miraban de pie a cabeza y susurraban cosas, no voy a mentir, estas cosas está semana me ha pasado muchas veces. Extrañamente Simón siempre tomaba estos pedidos porque decía que estaba "cuidando a su chica" algo que sólo me hacía reír.
- ¿Tú no estás en el menú? - dijo uno de ellos.
Lo miré y tenía el cabello de un rubio dorado, unos perfectos ojos verdes y las mejillas rojas por el frío de afuera. Sólo negué con la cabeza.
- Lamento decirles muchachos que no, así que, ¿pueden decirme que les traigo? - dije nuevamente con una sonrisa. Siempre trataba de ser amable, era algo de lo que me había propuesto desde que tuve que trabajar, tratar de ser una persona diferente.
- Es un acto suicida pedir tu número, ¿verdad? - sonrío otro chico.
Y estaba en lo cierto, yo sabía defenderme.
- Muy bien dicho, me caes bien. - digo riendo y él los miro a los demás con superioridad - ahora si, necesito que me den sus órdenes, por favor.
Vi por el rabillo de mi ojo como Simón estaba viendo todo desde otras mesas con desconfianza.
- Bueno si, no hagamos perder el tiempo a la señorita por favor - dice uno de ellos - a mi traeme un café con un pedazo de ese rico pastel que se ven en aquellas heladeras. - lo anotó y asiento con una sonrisa.
- ¿Los demás? - volví a preguntar con toda mi paciencia.
- No voy a irme de aquí hasta que me des tu número - volvió a decir el de cabello dorado.
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Viviendo Mi Mentira ✔️
Teen FictionSara Brown; típica popular con el pensamiento de que "su vida es perfecta" sólo por tener todo lo que ella quiere. Pero todo esto cambia cuando una noche, suena su celular avisando una llamada. Esa maldita llamada que marcará el antes y después en l...