Capítulo 18

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- ¡No se cocinar! ¿si? Ten paciencia - le digo a Nicolás.

Él me veía irritado y yo sólo trataba de calmarme para no prender fuego la casa.

- L-lo siento por gritarte así, sólo, que esto es nuevo para mi y no voy a ser la mejor en esto pero lo estoy intentando por ti - le digo poniéndome de cuclillas para estar a su altura.

Y es que es la verdad, nunca creí que cocinar implicaría tanto trabajo o fuese tan difícil, necesito a alguien aquí urgente que nos venga a hacer aunque sea pasta pegada o algo que sea comestible.

O esto se iba a poner feo.

- Si, perdóname tu también por ser así y no entenderte algunas veces. Tuve un día largo..- dice sentándose en la mesa y hundiendo su carita entre sus manos.

Imagen que me rompió el corazón.

- ¿Qué te ocurre pequeño? Sabes que puedes contarme lo que sea. - digo apagando la cocina y sentándome a su lado.

Veo que caen algunas lagrimitas de su pequeña cara y yo sentía que iba a terminar llorando yo también, sin entender mucho lo que le pasaba lo abrazó con todas mis fuerzas.

Intentando darle ese cariño paternal que tanto nos hacia falta.

- Pelee con un niño hoy. - dice por fin mirándome a los ojos.

Mi boca y mis ojos se agrandan gracias a la sorpresa de lo que me estaba contando.

- ¿Q-qué, porqué? - le digo atropelladamente.

Es que se me hacia raro de que mi hermanito se pelee en la escuela, él nunca peleaba. Con nadie.

- No te enojes por favor - dice en un susurro.

Yo niego con la cabeza mirando como las lágrimas recorren sus mejillas hasta su mentón y ahí caen. Las limpio con cuidado mientras que él se toma el tiempo de hablar.

- Y-yo.. no había contado en la escuela lo que había pasado con mamá y papá - trago con fuerza por tocar ese tema - no veía necesario que mis compañeros me vean de forma diferente por ser el único en el salón "sin padres" - dice haciendo entrecomillas y yo sentía que el pecho se me hundía mientras escuchaba a mi hermanito hablar así - pero.. todo cambió cuando hoy se enteraron que soy ese chico y.. me enfado que por un tonto niño que se cree la gran cosa me vean así ¿no puede meterse en sus propios asuntos? Y si, no me veas así, siento mucho por decir tonto - sonrío y asiento - el asunto es que, el enojo creció en mi pecho y no podía controlarlo y fui a golpear a ese niño con decisión pero hice algo peor.. - el miedo creció dentro mío - le conté al salón sobre su hermana enferma - dice bajando la mirada.

Y ahí entendí todo. Con razón no vi golpes en su cara o en su cuerpo, él lo había lastimado de otra forma que la violencia. Lo había lastimado con palabras y aunque no lo crean, las palabras a veces duelen más que un golpe.

- Un día en segundo grado, cuando a papá se le olvidó irme a buscar - dice con la mirada perdida - él se quedó conmigo y nunca me había pasado de hablar sobre la vida de alguien y querer llorar. Me contó sobre su hermana que tenía una enfermedad, no me acuerdo el nombre ahora, pero dice que la oculta para que los demás niños no sean crueles con ella. ¿Entiendes eso, Sara? - dice parandose de un salto y gritando - ¡Él me dio su confianza y yo lo traicione! ¡Termine siendo otro niño más que se burla de su hermana! Y-y yo..- en ese momento se tira al suelo a llorar.

Me levanto rápidamente y lo envolvi con mis brazos lo más fuerte que pude, tratando de darle todo el cariño que necesitaba. Quería hacerle entender que todos cometemos errores, que hay veces que no nos damos cuenta de que las cosas que decimos pueden llegar a lastimar a la otra persona, quería enseñarle y mostrarle que somos humanos y que nos confundimos como cualquier otro. Pero el valor es, ¿como podemos arreglar eso? Hay veces que no se puede, pero podríamos intentarlo.

- El error ya está hecho Nico, aunque duela aceptarlo, ya está hecho. Esto te debe quedar como una enseñanza de que, hay que saber pensar primero las cosas ¿si? Muy pocos tienen esa virtud de pensar y luego actuar, de ponerse en los zapatos del otro y con el tiempo se que aprenderás a ganarte esa virtud. Actuaste enojado y cuando actuas así las cosas no te salen bien, nunca. Somos humanos pequeñín, cometemos errores y nos caemos. Pero luego intentamos arreglarlo y nos levantamos, con ayuda o sin ayuda. Ahora, quiero que te levantes y pensemos un plan para poder hacerle entender a ese niño que no lo hiciste apropósito. Vamos a tratar de arreglar esto. - término con voz dulce acariciando su mejilla.

Él asiente y me abraza con fuerza una vez más.

- Te amo Sara, haces que esto sea menos doloroso. - cierro los ojos ante sus palabras.

- Yo también te amo Nicolás - nos soltamos y levantamos al mismo tiempo - ahora, vamos a pedir comida porque esto de cocinar creo que va a ser para mi más adelante - digo riendo.

Y así, pedimos una pizza y hablamos de todo un poco. Es mi hermano y pase lo que pase, la familia no se abandona.

~*~

- ¿Vas a salir a esta hora? - pregunta la abuela entrando a mi habitación.

- No fui a ver a mamá hoy, estoy segura que me dejarán pasar. Sólo quiero verla y vuelvo abuela. - le digo poniéndome una bufanda y mi chaqueta negra.

Ella me miraba desde el umbral de la puerta cruzada de brazos.

- Sara, ¿te molesta trabajar a ti? - pregunta ella.

Me detengo y la miro confundida, ¿a donde quería llegar con esa pregunta?

- No abuela, no me molesta - le digo viéndome al espejo.

- Te he conseguido un trabajo en la cafetería que está en el centro, empezarás la semana que viene me dijeron, pero tienes que ir el domingo a que te muestren como se manejan ellos ¿está bien? - dice entrando y arreglando mi cabello.

El hecho de trabajar se me hacía pesado, pero no creo que fuera tan difícil.

- Si abuela, gracias por preocuparte por mi en eso. - le digo riendo.

- No quiero que sientas que te estoy mandando a trabajar sólo para que me ayudes con las cuentas en la casa y demás. Creí que ibas a necesitar dinero ya que, te encanta comprar ropa, zapatos y cosas para verte bella pero que son extremadamente caras y lamentablemente yo no te podré dar esos gustos. - dice viendo hacia la mesita de luz donde estaba la foto de mis padres, Nico y yo.

- Agradezco todo lo que haces por nosotros, de verdad abuela - le digo acercandome para abrazarla.

Y es que, aunque no lo demuestre se que le duele todo esto y que no es fácil para ella.

- Bueno, ahora vete antes de que me hagas llorar. - dice echándome de mi habitacion y yo reía - No vuelvas tarde cariño. - grita desde arriba.

Contesto con un vago "no te preocupes" y salgo de mi casa cerrando la puerta detrás mío.

Quedo parada sin saber que hacer, ¿como hago para ir? Me golpeo la palma de mi mano contra mi frente, soy una tonta.

Estaba todo oscuro y se escuchaban ruidos de animales, sólo eso. Lo demás estaba todo en silencio, no se escuchaban los ruidos de los vehiculos, ni el barullo de las personas caminando en una noche tranquila, nada, solo el ruido de algún pequeño bicho o algún animal.

No era que tenía miedo a la oscuridad, ni a lo que me podría pasar. Pero este lugar de noche daba a escena de película de terror.

Camine lentamente abrazandome a mi misma hasta la parada. Me senté en el banco a esperar cualquier bus que pueda llevarme hasta la ciudad.
Estaba tan perdida en mis pensamientos que no me di cuenta cuando alguien estaba a mi lado a punto de taparme la boca para que no gritara.

Frase del capítulo: Me mostraste que lo último que debía perderse es la fe, y así sería.

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