Capítulo 20

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Simón.
Simón.
Simón.

Me quedé dura mirándolo fijamente sin saber que hacer. Las imagenes de esa noche no dejaban de proyectarse en mi mente.

Yo sentada en la amaca y él apareciendo de la nada. Hablando. Bailando. Viendo el lío que se armó con mi vecina y la llamada.

Maldita llamada que acabó con mi felicidad.

- Hey, me recuerdas ¿cierto? - vuelve a preguntar ahora un poco más serio.

Yo salgo de mis pensamientos y lo miro nuevamente. Dos veces que lo vi y fue por la noche casualmente. Lo que más llamaba la atención de su rostro eran sus labios, eran gruesos pero no al extremo, y cuando abría su boca, toda la ciudad se iluminaba por su brillante sonrisa. Sus ojos de un color café normal y su perfecta nariz. Me imaginé que estaba cansado o no había podido dormir por las últimas noches ya que debajo de sus ojos crecían las ojeras, parecía un mapache.

Reí con el pensamiento.

- S-si lo recuerdo - le brindo una sonrisa amable - ¿Simón? - pregunto entrecerrando los ojos, esperando no equivocarme.

Él rueda los ojos sin perder la sonrisa y asiente.

- Creí que no te acordarias de mi e iba a ser mi momento más incómodo - dice riéndose.

Yo suelto una carcajada y veo como todo el ambiente se relaja.

- Oye, ¿como estas? Esa noche, en la fiesta te busqué por todos lados. Creí que..- dice dudoso - creí que te habías enojado por la escena de mi ex - termina.

Veo que esconde sus manos en el bolsillo de su pantalón.

- No no, tuve un problema familiar. - digo en un susurro, carraspeo y trato de encontrar mi voz nuevamente - Siento haberme ido así como si nada - me disculpo sinceramente.

Él niega con la cabeza.

- No pasa nada, espero que ese problema se haya resuelto - dice amablemente.

Asiento.

- ¿Tan bonita y sola? - pregunta sonriendo.

Al momento recordé ese momento en la fiesta cuando apareció diciendo las mismas palabras. Sonrío.

- ¿Tan idiota y.. porqué no me sorprende que estés sólo? - contestó riendo.

- Bueno, estoy aquí para tomar tu orden, ¿que va a ordenar linda dama? - pregunta buscando su anotador.

Le sonrío amablemente.

- Traeme un Café con un trozo de esas tortas con chocolate que se ven ahí - le digo apuntando al mostrador.

Él asiente.

- Ya vuelvo - me contesta.

Miro mis manos entrelazadas sobre la mesa mientras pienso en Simón. Apenas lo conozco pero me da ese aire tranquilo y acogedor, me da esa confianza aunque parezca de esos chicos que van ligeros por la vida sin importarles nada.

Corro mi vista cuando escucho unas pisadas acercarse. Veo a un chico con unos jeans negros acompañadas de unas convers del mismo color un poco gastadas. Una remera blanca donde le quedaba ajustada y una campera negra, miro su rostro y ahí estaba Simón. Caminando desinteresadamente e ignorando las miradas de las chicas que están sentadas a su derecha. Venía hacia mi con esa sonrisa que era imborrable, al parecer.

- Hey, ya termine mi turno y tengo hambre, vamos a comer.. - dice tomándome de la mano despreocupadamente.

Lo miro sin entender.

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