Capítulo 22

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Estaba arreglandome para ver a Oliver, ya que después del malentendido quedamos en vernos y tratar de arreglar esto.

Estúpido Simón, ¿Porqué le mandaría una foto así a mi novio? Lo odio.

Para: Simón el mejor de todos♡
¿Porqué hiciste eso? Tengo problemas con Oliver por tu culpa. Eres un idiota.

Termine de escribir ese mensaje rápidamente y se lo envíe. Estaba enojada, bastantes problemas tenía con Oliver para que venga éste y agregue un problema más.

Estoy enojada, con todos.

Además de eso que recibí un sermón de parte de la abuela por no pasar la noche aquí y blablabla, y todo se resume en que la culpa la tiene Simón.

Idiota.

- ¿Porqué no pasaste la noche aquí? - pregunta Nico detrás de mi.

- No te interesa Nicolás, déjame sola. - le digo cortante.

Al segundo me arrepentí, él no tenía la culpa de absolutamente nada.

- Lo siento. - dice agachando su mirada y dándose la vuelta para irse.

Corro desesperada hasta él y lo alzó mientras lo hago girar. Mala idea, está pesado desde la última vez. Caímos al suelo mientras reímos a carcajadas.

- Eres una tonta - dice entre risas.

Abro la boca con asombro y le empiezo a hacer cosquillas.

- Ba-basta - pedía.

- Pídeme perdón, dilo pequeño. - le digo agarrando sus manos.

- Lo-lo siento hermanita - dice con una sonrisa en su rostro.

Me recuesto a su lado y quedamos mirando el techo.

- Disculpame por como te traté hace rato Nico, no ando muy bien. No justificó nada - digo rápidamente - pero, sabes que no es fácil para nadie. Te quiero - le digo mirándolo.

Él me sonríe y se levanta, me extiende su pequeña mano y yo la tomo. Me ayuda a levantarme y me abraza con fuerza.

- Te quiero Sara - dice en un susurro.

Yo sonrío y lo abrazo aún con más fuerza.

No hay nada como el amor de un hermano.

*~*

- ¿Puedes decirme quien es ese tipo? - me grita Oliver una vez dentro de su auto.

Me había pasado a buscar y no me había saludado siquiera, sólo fue a su auto y se plantó ahí. Sabía que lo malo estaba por venir.

- ¿Puedes calmarte? Te explicaré todo. - le pido.

No me estaba gustando la forma en la que su rostro estaba completamente rojo y sus puños estaban blancos de tanto apretarlos. Sus dientes rechinaban y su mandíbula se marcaba con fuerza.

- ¡No voy a calmarme hasta que me digas quien era! ¿¡Sabes como quedé delante de los chicos!? Porque encima eso, estaba con los muchachos cuando me llegó tu mensaje. Eres una idiota, y más idiota yo que no me di cuenta que estabas engañandome delante de mis narices.

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