Capítulo 34

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Estaba preparando el desayuno para todos cuando apareció un Nicolás adormecido tallando sus ojos y sentándose en una de las sillas.

- Buen día enano - lo saludo con una pequeña sonrisa mientras despeino su cabello.

Él sólo asiente y yo estaba segura que no estaba en la tierra el 100%.

Luego de que ayer terminará de hablar con la abuela, me quedé hablando con Simón por teléfono hasta tarde. Ese chico podía ser un poco tonto cuando se lo proponía pero estaba agradecida porque aunque él no lo supiera me subió el ánimo. No preguntó nada acerca de mamá y lo del hospital algo que agradecí internamente.

- Buenos días cariño - saludó mi abuela con un beso en mi mejilla.

Yo sonreí.

- Bien día abuela, ¿café? - le preguntó sacando una tasa para ella.

Asiente y abre el periódico de hoy.

- Oh abuela, me olvidé de decirte que fui a una entrevista de trabajo y me contrataron, de moza. - ella me miro orgullosa - Y ya arreglé los horarios, saldría del colegio e iría por Nicolás al suyo, luego de eso iríamos a mi trabajo y él se quedaría por las tardes conmigo y eso de las siete treinta estaríamos volviendo aquí, me da tiempo a venir y cocinar. - la que sonreía orgullosa era yo esta vez.

- Está bien cariño, sé que podrás con todo y sabes que si no, solo me dices y yo te ayudaré con algo. - asiento y le entrego su café - Ahora quería preguntarte porque solo faltan semanas para tu cumpleaños, sé que años anteriores hacías de las mejores fiestas en la gran mansión pero por complicaciones obvias ya no va a poder ser así, pero, estaba pensando en que podríamos alquilar algún salón sí es lo que quieres. Los gastos los manejaria todo yo de eso no tendrás que preocuparte, podrías invitar tu noviesito y tus amigos no hay problema. - sonríe con emoción y dulzura.

El tema de mi cumpleaños sinceramente había cruzado por mi mente muchas veces, no tenía muchas ganas de festejarlo menos ahora que no tenía a nadie, ni mis padres, ni amigos. Solo Nicolás y la abuela o tambien contaría a Simón y Stev, pero no sé que somos en realidad, así que no, no lo festejaria.

- Abuela, agradezco todo de verdad, pero ya no quiero festejarlo y no me malinterpretes me encanta la idea que tu me has dado pero no tengo muchas ganas de hacer algo, solo quiero festejarlo con las personas que de verdad me quieren y yo a ellos y dado que mis cuentas nunca fallan, ellos serían sólo tu y Nicolás. Voy a trabajar para pagar la cena ese día y dejó que te encargues del pastel. - le digo con una sonrisa mientras le guiño un ojo. - Si no te molesta, ya es tarde - miento ya que no quería que saque el tema de Oliver, Connor y Alexa.

- Pero si faltan diez minutos Sara - dijo mirando su reloj que yacía en una esquina de la habitación.

Tomé varias galletitas y las metí a mi boca.

- Ja lo sé, pedo teno que llejar temprano - fue lo que se me entendió con la boca llena.

Mi abuela sólo negó con la cabeza y miro hacía el techo mientras levantaba sus brazos y susurraba un "porqué Dios". Cerré la puerta mientras una sonrisa salía de mis labios, llegué a la parada de buses y me senté en el banco que ya daba por conocido.

- ¡Sara! - gritaron desde lejos.

Mi vista cayó en unos metros lejos de mi donde se encontraba Stev con una sonrisa saludandome.

- ¡Stevi! - grité con una sonrisa.

Vi que comenzó a acercarse hacia donde estaba así que sólo acomode mi mochila y lo espere.

- Sara, ¿cómo estas? - dijo haciéndome a un lado para sentarse junto a mi.

Hoy tenía algo especial, lo sentía de buen humor algo que, déjenme decirles, es raro en él por lo poco que lo conozco.

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