Treacherous [j.b]

Tormenta.

Tormenta.

Tú estás loca y yo estoy fuera de mi mente, porque todo de mi, ama todo de ti; amo tus curvas y todos tus bordes, todas tus imperfecciones perfectas. Dame todo de mí, te daré mi todo a ti. Tú eres mi final y mi comienzo; incluso cuando pierdo esto ganando, porque te di todo... de mí.

POV'___.

Tienes que ser fuerte. Tienes que soportar. Tienes que sonreír. Tienes que ser la novia perfecta. Tienes que ser dulce. Tienes que ser correcta. Tienes que ser la indicada. Tienes que...

Todo se repetía en mi cabeza como disco rayado. Atormentándome. Una y otra vez sin parar, daba vueltas y vueltas en mi cabeza. Mareada; me aferre al brazo de Justin. Las puertas del elevador se abrieron dándonos pasado hacia el living del hotel. Desde lejos se escuchaban los gritos de las fans que aun permanecían en la entrada de este. Me aterre ¿Y si me odian? No, se que lo hacen. Justin camino frente a mí, protegiéndome de los flashes que sobrepasaban el vidrio de la entrada y las personas que se aglomeraban en la puerta. Una camioneta ya nos esperaba al pie de la acera y el camino había sido abierto por personas de seguridad entre el gentío. Un hombre de edad avanzada nos ayudo abriendo la puerta y entonces una ola de gritos nos abordo. Fans, paparazzis e incluso televisoras. Todos se encontraban ahí y bramaban al mismo tiempo causando una nube de ruido insoportable. Me aterre aun mas; las preguntas no solo se las formulaban a Justin, me cuestionaban acerca del video y los hematomas que según decían habían sido causados por Justin.

Estupideces.

Me concentre en mis pies, moviéndose entre los empujones para no caer y estruje la mano de Justin entrelazada con la mía. Estaba abrumada. Lo que no quería que sucediera, estaba sucediendo.

Sonríe. Me ordene, pero no era tan fácil. Me estaban fastidiando por todas partes. Subí la mirada; rostros extraños. Perdida. Los gritos zumbaban en mis oídos. Era un desastre, todo era un desastre.

Pero podía ser peor. Dios escucho mis palabras; porque un grupo de chicas no tan lejos, gritaron en unisón. Lo que mi cabeza no podía dejar de procesar. «Selena Gómez es mejor, perra.» Mi sonrisa flaqueo y antes de que se convirtiera en un ceño fruncido, escondí el rostro en la espalda de Justin hasta que subí en el lugar del copiloto. Esto era un infierno. Los destellos de luces aun me hacían cegar a pesar de la oscuridad de los vidrios; cubrí mi rostro con las manos y me encogí en el asiento en espera de que Justin pusiera el motor en marcha. Este rugió y en un abrir y cerrar de ojos el auto corría a gran velocidad por las calles de Australia.

-¿Estás bien?

No.

-Sí, todo bien.

Justin sonrió y me mostro la palma de su mano para que volviera a tomarla y así manejara hasta nuestros destino. Nadie dijo nada. Recosté la cabeza en el respaldo del asiento y cerré los ojos. La cabeza me palpitaba.

El automóvil se trasladaba por la ciudad mientras la radio sonaba, no sabía a dónde nos dirigíamos, pero mientras más lejos de todos; mejor.

No había seguido leyendo los comentarios, me había enfermado tanto odio comprimido en un par de palabras, mucho menos había tomado la molestia de entrar a Twitter; porque seguramente sería mucho peor.

Sentir a Justin acariciar mis nudillos me calmaba.

Viajamos en auto aproximadamente media hora sin hacer escala en ningún lugar y en completo silencio hasta llegar a Whitehaven Beach. Justin dejo el auto lo más cerca posible y juntos bajamos para adentrarnos en la arena. El agua era tan clara y azulada que parecía purificada y la playa era un campo blanco. Hermoso. Bieber me ofreció su mano, que tome sin dudar y me guió. Tuvimos que despojarnos de los zapatos para poder andar en la arena con comodidad.