XXI

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      No sabía cómo hallar la razón, el tiempo y el lugar a este acontecimiento, solo sé que mi amado era mi torturador, y que sus alas rotas cambié por las mías. Merecía más de lo que pude brindarle, merecía más de lo que soy y fui, merecía más que un lindo verano y atardecer. Era realmente mi único tiempo feliz, aquel momento cuando llegó, mi alma andaba pérdida en el maravilloso sueño llamado desamor, y ahora heme aquí al borde de la locura y desilusión, el calvario y torturado con cada paso que doy. 

     Temía dormir de nuevo, temía despertar y ver que seguía en el mismo sueño, noviembre se hacía eterno. Llegué a la cima de un gran risco, era solamente yo mientras sentía el aire puro en mis pulmones, nada más que la naturaleza a mi alrededor. Musité a los cuatro vientos y a los ecos del lugar que le amaba sin remedio. Le temía a su adiós y le temía a su lejanía. Y ahora que he intentado casi todo para convencerle con una linda poesía, con un escrito solemne, solo me lanzo al vacío e imagino nunca perderte, aunque estuviese muriendo joven. Antes de irme de la brisa del verano, pido a Dios que no me dejes, sácame de este sucio lugar, no digas adiós e invítame a volar una vez más. 

     No quiero vivir el resto de mi vida emanado por la depresión y en estas cuatro paredes de hospital, aquí no veo mis días, ni mi amor ni mi muerte. No podía seguir en este oscuro lugar, así que me fui de todo ello, tomé lo que tenía en manos e inicié un nuevo viaje, directo a mis inicios y donde me esperaban brazos familiares. Aunque sé perfectamente que esto no me llevará a más que a mis miedos nocturnos y recuerdos vacíos, algo de mí se quedará impregnado en su vida, se quedará consigo. De ti se ha quedado conmigo más que deseos y sueños muertos, quedaron muchos abrazos sin cuerpo. 

     Cada quien por su lado ha ido a recorrer el camino, pero quedamos solos cumpliendo promesas que nos hicimos al destino, ¿y qué más da? Si hoy solamente soy un recuerdo, un objeto vacío, un silencio de desierto. Dondequiera que vaya (aunque su alma haya muerto), sé que me perseguirá su recuerdo porque no ha muerto lo suficiente para decir que no duele, porque cuando de verdad se ama, puede caer la noche que las lágrimas seguirán empapando su recuerdo. 

25 DE NOVIEMBREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora