Aquel recuerdo que una vez creí muerto en algún rincón de mi oscura memoria... para ser verdad, es como si hubiese sido ayer, y que mis brazos le sostenían con fuerza absoluta. Entiendo que por completo no se ha ido de mi vida porque cuando más seguro estoy llegan a mí los amargos recuerdos; aquellos que me adormecen y me hacen vivir una terrible pesadilla de la cual es imposible despertar. Intento olvidar todo lo que junto vivimos, ¿pero qué había vivido? Verdaderamente no lo sé, intento buscar respuesta y es como si mi memoria se rehusara a hacerlo porque sabe que mi sistema nervioso entrará en un colapso muy fuerte, pero es difícil olvidar el aroma de su cuerpo que quedó impregnado en mi piel y en mis aposentos, ni mucho menos logro olvidar aquellos ojos negros que me veían con lujuria y pasión; en ellos había un misterio tan profundo como el mar que aunque no fuesen azules, me perdía en las inmensas olas del mar.
No logro explicarlo con exactitud, pero en ellos había un misterio que me mantenía frío, entregado y sumamente atrapado. No recuerdo su nombre, solo sé que al pronunciarlo me llenaba de calma, aceleraba mi corazón y me hacía imaginar miles de melodías con las letras que componían su dominante nombre. Era uno de esos que te hacen temblar. Pero puedo asegurar que era glorioso y majestuoso, tanto que mi corazón no late sino tiembla cuando es pronunciado por alguien más. No hay peor droga que la que no se puede consumir y esta te daña la vida con solo imaginarlo.
Ante todo lo que nos separaba, quiero encontrar las razones que nos unieron en este viaje de misterio que en sus hermosos ojos guardaba. Era prodigioso al momento de hablar, su mente se desnudaba por completo y dejaba escapar miles de mariposas que se destilaban por toda la habitación. Su piel tan suave y con un aroma tan cautivador que me adormecía cada vez que mis fosas nasales sentían su olor tan encantador. Mi increíble y perfecto amor que entre tinieblas frías y miles de lágrimas desapareció. Sus labios contenían un poder tan mágico que me perdía en el canto embelesado de un violín. Eran tan gruesos que encajaban perfectamente con los míos. Era todo lo que alguna vez pude imaginar e incluso era todo más de lo que alguna vez llegué a pensar, pues sus brazos me sostenían de una manera tan fuerte y prodigiosa que me hacían vivir en el más místico y mágico viaje que pudiese idear. No hay horror ni desespero, solo calma y amor por los bordes de mi quebrada personalidad.
Algún día debía terminar, pero no lo imaginaba, y cuando aquellos recuerdos retumbaban en mi memoria simplemente tomaba sus labios y oía los latidos acelerados de su corazón, me fundía en su pasión para asegurarme una vez más que lo tenía conmigo era realmente puro y que esto sería para siempre.
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25 DE NOVIEMBRE
Novela JuvenilVeinticinco de noviembre: muchas veces pensamos que el amor nunca acabará, y que cuando lo haga, sabemos que dolerá. Hay almas que el destino juntó con un solo propósito, amarse hasta el final. El amor verdadero solo nace de dos personas que hacen l...