III

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         Noviembre nunca antes había sido tan frío y melancólico desde aquella vez que lo viví sólo, recordando que estuve mucho tiempo sin vida y hecho pedazos, pero indiscutiblemente había tomado significado y forma desde que ese día llegó. Alguien que amó sin remedio alguno, porque entre sus labios y su amor encontró una leve cura que se esfumó al igual que el frío que me atrapó. Había un corazón de diamante que estaba esperando a ser restaurado, me encontraba pisoteado y acabado, el mundo ya no daba vueltas y ahora me tocaba sufrir de nuevo el aberrante episodio de la soledad, derramando lágrimas en la oscuridad de mi habitación.

     Ya no había alma en el cuerpo, ni corazónni sentimientos, estaba completamente muerto. Sepan todos al leer estas líneasque mi amor estaba blindado contra el temor y la superstición, el mundo debíagirar en cualquier momento y ya no podía volver a amar. En el fondo sabía queéramos jóvenes, y que en medio había más de lo que nos separaba que lo que nosunía. Después de mucho tiempo tratando de conquistar un corazón rebelde junto asu alma libre, llegué a las puertas de su desesperado amor; aquel que me acogíaen las noches de infortunio, donde sus brazos me rodeaban y un beso daba. Perono podía dejarle de amar cada mañana que despertaba a mi lado y sus ojos setopaban con los míos, era un momento tan glorioso que quería vivir por el restode mi deplorable existencia. 

     Al oírle musitar mi nombre y sin temor algunobesar mis labios, entregarse a mí para vivir el éxtasis de nuestros cuerpos. Dentrode sus bolsillos contenía todo mi amor que tal vez nunca fue suficiente, hoymis dedos duelen como el primer día que me aferré a escribir sobre quién eras.Los escritos cada día más quedan sin destino, sin ninguna dirección y divagandoen el vacío. ¿Encontrarte?, sí, sí estaba en mis planes, ni lo creía ni loimaginaba que la persona que veía de lejos eran quien me llegaría a enamorarprofundamente. 

     ¿Quién era? No lo sabía aún, pues sus pasos iban en direccióncontaría a los míos y su mundo brillaba de otra manera, tanto así que alconocerse se hicieron peligrosos y dulce a la vez. Esta noche no puedo recordarlo que hubo antes ni después del "nosotros", porque no estoyrealmente seguro de quién es ni cómo lo hizo, solo sé que duele y me enfermacada vez que intento imaginar y memorizar su rostro.


25 DE NOVIEMBREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora