25 DE NOVIEMBRE

I

Juro por los íncubos que perturban mi alma que no sé cómo pasó ni cómo sucedió, ni cuándo ni dónde. Es como si el deplorable sufrimiento ha borrado por completo los sucesos de aquel amor, el inicio y los orígenes de mi felicidad. Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que mi mente borró definitivamente quién era y por qué le recuerdo en las noches en las que el pecho duele y mis lágrimas se desbordan si razón alguna.

     Tal vez hoy es un día de suerte porque llegan a mí los recuerdos entre la nubosidad de mis ojos, mis neuronas chocan y quieren hallar una razón. Estaba frente al mar admirando las olas romper y el sol desaparecer. Sé que lo peor del mundo yo me lo merezco, pero hoy mi soledad destruye mis deseos. Si buscase las palabras correctas para describir este sentimiento, llegaría a todos los sinónimos de tristeza... si buscase las palabras correctas para describir este momento o para hacer de este escrito el más especial o romántico, llegaría a los recuerdos que me invaden por su ausencia. Aún quiero recordar cuando mi felicidad navegaba en el aire de sus sonrisas y besos. Hoy no busco olvidarle ni volver a amarle, ¿realmente quién es? ¿A dónde ha ido aquello que abrazaba mi cuerpo y calmaba mi sed? ¡Silencio!, no musites palabra alguna, debo ser muy discreto... mudo ante mis palabras porque sé que soy el asesino prófugo de esta historia. Era la luz tenue en el verano que me mantenía ante la oscuridad de la noche... Hoy intento buscar las acciones que me enamoraron para siempre... 

     No había fuerza ni distancia que nos separara en el momento... todo era tan gris que no podía ocultarlo... hoy ya no se puede fingir todo lo que traen mis líneas. Aunque este lejos no me iré. He estado esperando mucho tiempo bajo la sombra de aquel árbol que ha protegido la soledad de mi cuerpo... Todo este tiempo esperando para verle llegar en cuerpo o en alma por las noches de lágrimas vacías. ¿Y a quién estoy esperando? Quizá una sombra maldita o un vano recuerdo.